Se habla de ella como una enfermedad silenciosa, que hasta que no da un síntoma ya muy claro va avanzando hasta el punto de que se puede complicar y ser una enfermedad potencialmente grave. Por eso es importante estar atentos a las señales que pueden alertarnos de que padecemos una neumonía. “Inicialmente a veces no hay síntomas, como explican algunos pacientes, o si los hay, son síntomas muy inespecíficos: tos, algo más de mucosidad, un poquito más de fatiga… Pueden pasar desapercibidos y se puede confundir con un resfriado común. Hasta que no pasa el tiempo, que acostumbran a ser dos o tres semanas, pueden no aparecer otros síntomas, normalmente dolor o fiebre alta. Cuando esto sucede, sí que nos obligaría a hacer una prueba diagnóstica, como una radiografía, para poder confirmar el diagnóstico”, apunta la doctora Núria Bruguera, neumóloga, coordinadora del grupo de trabajo de Infecciones de la Sociedad Catalana de Neumología (SOCAP).
Para ti que te gusta
Lee 5 contenidos gratis al mes con
solo registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es solo para suscriptores
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
El dolor, un síntoma diferencial
Tal y como nos explica la doctora, es un problema de salud que suele estar vinculado con un síntoma, el dolor. “No aparece siempre, pero es lo más habitual”, nos cuenta. Marca ahí la diferencia con otras infecciones respiratorias, como puede ser la gripe, en la que, según aclara la doctora “no hay dolor pleurítico, característico de la neumonía”. Es cuando aparecen todos estos síntomas, dolor, malestar general, tos, mucosidad, expectoración y fiebre alta, en un paciente con la clínica de infección respiratoria cuando ya se decide hacer una prueba de imagen. Normalmente se opta por la radiografía, pero también se puede realizar una ecografía o incluso un TAC.
¿Puede afectar a personas sanas?
Los pacientes más vulnerables, con más problemas de salud de base, tienen más riesgo de padecer este problema de salud. “Los que tienen más riesgo son aquellos que ya tienen alguna enfermedad crónica, sobre todo respiratoria, o quienes toman medicación que les baja las defensas. Pero una persona totalmente sana, joven, deportista, puede tener una neumonía, incluso una neumonía grave”, nos comenta.
¿Cómo se contagia?
La especialista nos detalla que hay neumonías tanto de origen vírico como bacteriano. “El contagio se produce de forma similar al de cualquier infección respiratoria, normalmente por secreciones de vía aérea, o por contacto con objetos contaminados. Cuando entran el virus o la bacteria pueden acabar desarrollando un foco de infección. Al final, la neumonía no deja de ser infección purulenta en el pulmón”, detalla.
El contagio se produce de forma similar al de cualquier infección respiratoria, normalmente por secreciones de vía aérea, o por contacto con objetos contaminados
¿Qué influye en que se complique la infección?
Nos planteamos cuáles pueden ser los principales factores que influyen en que una neumonía acabe complicándose y teniendo consecuencias graves. La doctora explica que, sobre todo, influye el estado inmunitario del paciente, tanto el previo como también el actual. “Se ha demostrado que, por ejemplo, cómo influyen las coinfecciones víricas. Es decir, cuando el paciente se infecta por un virus de la gripe, el virus respiratorio sincitial o incluso el COVID, sus defensas bajan. Entonces es más fácil que pueda desarrollar luego una infección bacteriana o una neumonía por bacterias. Sobre todo, por lo tanto, influye el estado inmune del propio paciente”, nos comenta.
Principales complicaciones de la neumonía
¿Cuáles son las principales complicaciones que pueden surgir en el caso de que no se trate de manera precoz? “De entrada, la insuficiencia respiratoria, y luego el shock séptico, una situación que sí que puede ser potencialmente mortal, cuando la infección pasa a la sangre”, comenta la doctora. Además, no se puede perder de vista que pueden quedar secuelas tanto a nivel respiratorio como a nivel general. “Nosotros vemos mucha afectación, incluso ‘cicatrices’ a nivel del tejido pulmonar después de una neumonía grave”, comenta.
Cuál es el tratamiento de elección
Una vez que se confirma el diagnóstico de neumonía, es fundamental comenzar el tratamiento antibiótico con premura. “Depende del foco, del patógeno que haya causado la neumonía. Si es una neumonía vírica, en principio no deberíamos pautar antibiótico de entrada. Pero como el riesgo de que haya una infección bacteriana es muy alto, casi siempre ante una neumonía de un paciente ingresado, que está mal, optamos por tratar con antibiótico, que dependerá del germen causante”, nos explica la especialista.
“Normalmente, podemos aislar bacterias, mediante cultivos tanto de sangre, de esputo o si tenemos muchas dudas, incluso hacemos endoscopias para poder recoger muestra directa de las secreciones bronquiales. En base a los aislamientos que tengamos, escogeremos un antibiótico u otro”, nos explica.
Una vez que comienza el tratamiento, el estado general del paciente, en relación a la fiebre o el malestar, suele mejorar de forma relativamente rápida. “En 24 horas, ya vemos una evolución favorable. Cuando se completa el tratamiento antibiótico, pueden quedar ciertas secuelas, como debilidad, tanto en el estado general como a nivel muscular, una situación que puede prolongarse un tiempo”, apunta.
La fisioterapia respiratoria se convierte en buena aliada. “Es fundamental tanto para movilizar las secreciones y evitar que se vuelvan a sobreinfectar como para no perder la fuerza muscular. Después de un ingreso, los pacientes pierden esta masa muscular y esto está relacionado con un enlentecimiento de la recuperación”, nos comenta. Los ingresos se producen, además, especialmente en los meses de invierno, cuando se diagnostican más neumonías, aunque puede haberlas durante todo el año.
Las principales complicaciones son la insuficiencia respiratoria y el shock séptico, una situación que sí que puede ser potencialmente mortal, cuando la infección pasa a la sangre
¿Se puede prevenir?
Ante esta situación, que puede acabar derivando en un problema de salud grave, es importante tener en cuenta las medidas de prevención. “La vacunación es una de ellas, sobre todo en la población que pueda tener más factores de riesgo, es decir, pacientes de mayor edad, con enfermedades crónicas, no solo respiratorias, también cardiovasculares, e incluso con otras enfermedades reumatológicas tratadas con medicamentos que puedan bajar las defensas. En estos casos es fundamental la vacunación de la gripe, del COVID, e incluso del neumococo”, nos comenta la doctora.
Y en relación a la población que no tiene este factor de riesgo y en la que, de entrada, no se pensaría en una vacunación activa, la doctora recomienda seguir todas aquellas recomendaciones que aprendimos en la pandemia: evitar si estás resfriado las aglomeraciones de gente, usar la mascarilla, ventilar los espacios, lavar las manos… “En invierno hay más virus respiratorios o infecciones respiratorias porque ventilamos menos la casa por el frío, y estamos más en espacios cerrados con más gente. Es época de fiestas, de cenas, y hay aglomeraciones en sitios cerrados y poco ventilados, lo que favorece la propagación de los virus y las bacterias”, nos dice.
Señales que debemos tener en cuenta
Por último, le preguntamos a la doctora cuándo debemos actuar, que señales debemos tener en cuenta para consultar con el médico, ante la sospecha de una neumonía. “Todo aquel paciente que presente un cuadro de infección respiratoria, con tos, malestar general y expectoración que se prolonga en el tiempo y que, además, comienza a tener fiebre alta, por encima de 38. Los virus acostumbran a dar fiebre, con algún pico más alto, pero acostumbra a ser fiebre de 37,5-38, es más febrícula. Entonces, cuando ya aparece fiebre persistente, que dura más de 24- 48 horas, por encima de 38, aparte de una clínica que ya lleva días, debería consultar con su médico para empezar el tratamiento cuanto antes”, nos dice la experta, que insiste en que cuando diagnosticas una neumonía el tratamiento antibiótico debería ser a las pocas horas del inicio y cuanto antes se diagnostique, mejor.
