No son pocas las ocasiones en las que los dermatólogos nos han recordado un aspecto fundamental: la piel es un espejo de nuestra salud interna. Tanto es así que hay señales que aparecen en nuestra piel que pueden alertar de la presencia de enfermedades. En el caso concreto de las personas con diabetes, los niveles elevados de glucosa pueden alterar su equilibrio natural, volviéndola más frágil, seca y vulnerable a infecciones. Riesgos que, además, con la llegada del frío, el viento y el uso de la calefacción en los espacios interiores, se intensifican. Por eso es importante explorar, con la ayuda del doctor Francisco Navarro Triviño, dermatólogo del Hospital San Cecilio de Granada, cómo afecta la diabetes a la piel, qué señales de alerta debemos vigilar y qué cuidados diarios pueden marcar la diferencia para mantenerla sana y protegida.
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¿Qué relación existe entre la diabetes y los problemas cutáneos?
La piel es un reflejo de nuestra salud interna. En la diabetes, los niveles elevados de glucosa pueden alterar la función de barrera cutánea, disminuir la hidratación y afectar la circulación y la respuesta inmunitaria. Todo esto hace que la piel sea más propensa a sequedad, infecciones y lesiones.
¿Por qué las personas con diabetes tienen más riesgo de sufrir sequedad, infecciones o heridas difíciles de curar?
Porque la diabetes puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios. Esto reduce la llegada de oxígeno y nutrientes a la piel, dificultando su capacidad de regeneración. Además, el exceso de glucosa favorece el crecimiento de microorganismos como hongos y bacterias.
En la diabetes, los niveles elevados de glucosa pueden alterar la función de barrera cutánea, disminuir la hidratación y afectar la circulación y la respuesta inmunitaria
¿Qué cambios fisiológicos en la piel se producen cuando hay alteraciones en la glucosa?
Aumenta la pérdida de agua transepidérmica, se altera la producción de sebo y sudor, y la piel se vuelve más fina y frágil. También disminuye la sensación de dolor o calor, lo que puede retrasar la detección de heridas o infecciones.
¿Cómo afectan el frío, el viento o la calefacción a la piel de las personas con diabetes?
Estos factores resecan aún más la piel. En invierno, el contraste entre el aire frío y la calefacción interior reduce la humedad ambiental y puede agravar la descamación y el picor.
¿Qué señales de alerta deberían observar en su piel durante el otoño e invierno?
- Sequedad intensa.
- Grietas.
- Enrojecimiento persistente.
- Picor.
- Pequeñas heridas que no cicatrizan.
Son signos de que la piel necesita más cuidado o de que puede existir una infección.
En invierno, el contraste entre el aire frío y la calefacción interior reduce la humedad ambiental y puede agravar la descamación y el picor
¿Hay zonas del cuerpo especialmente vulnerables en esta época?
Sí. Los pies, las manos, las piernas y los codos son áreas especialmente sensibles. En los pies, además, puede existir pérdida de sensibilidad, lo que aumenta el riesgo de úlceras.
¿Cuándo una simple sequedad o grieta puede convertirse en una complicación seria?
Cuando la grieta se profundiza o se infecta. En personas con diabetes, una pequeña lesión puede evolucionar rápidamente si no se trata a tiempo. Por eso es importante revisarse la piel a diario.
Una úlcera detectada y tratada a tiempo puede curarse sin complicaciones. Si se retrasa, puede requerir tratamientos más complejos o incluso ingreso hospitalario
¿Qué importancia tiene la detección precoz de infecciones o úlceras?
Es fundamental. Una úlcera detectada y tratada a tiempo puede curarse sin complicaciones. Si se retrasa, puede requerir tratamientos más complejos o incluso ingreso hospitalario.
¿Qué rutinas de cuidado de la piel recomendaría a una persona con diabetes?
Tal y como se abordó en el sexto capítulo de la segunda temporada de Saludables con Diabetes, un programa impulsado por Canal Diabetes en colaboración con Abbott, Novo Nordisk y la Federación Española de Diabetes, lo más importante para proteger la piel en la diabetes es la rutina diaria. Hidratación diaria con cremas emolientes, limpieza suave con jabones sin detergentes, y revisión visual de la piel, especialmente de los pies. También es importante mantener un buen control glucémico y una dieta equilibrada.
¿Qué tipo de cremas, jabones o productos son más adecuados?
Productos hipoalergénicos, sin alcohol ni perfumes, y con ingredientes humectantes como urea a baja concentración, glicerina o ceramidas. Los jabones syndet o de pH neutro son ideales.
¿Por qué los pies merecen una atención especial en personas con diabetes?
Porque combinan varios riesgos: pérdida de sensibilidad, menor circulación y tendencia a lesiones por presión o roce. Una herida que pasa desapercibida puede derivar en una úlcera diabética. Por eso se recomienda una revisión diaria y acudir al podólogo regularmente.
¿Qué mensaje daría a las personas con diabetes que sienten que su piel “ya no es la misma”?
La piel puede cambiar, pero con cuidados adecuados puede mantenerse sana y confortable. La clave está en la prevención, la hidratación y la autoobservación. Cuidar la piel es también una forma de cuidar la diabetes.
