Dolor en el talón, rigidez matutina y molestias al correr: señales de una posible tendinopatía de Aquiles, según un fisioterapeuta


Muchas molestias en el tendón son pasajeras y desaparecen con unos días de reposo o ajustes en la actividad. El problema aparece cuando el dolor persiste en el tiempo


mujer joven corriendo en un parque en otoño© Getty Images
22 de septiembre de 2025 - 13:00 CEST

Si en algo solemos insistir desde estas páginas de salud es en que cuando el cuerpo habla, hay que saber escucharlo. Cuando notas ese pinchazo persistente en el talón, esa rigidez que te acompaña cada mañana, esa molestia que aparece justo cuando más disfrutas del movimiento… podrían ser señales de que tu tendón de Aquiles está pidiendo ayuda. La tendinopatía de Aquiles no solo afecta a deportistas de alto rendimiento. Con la ayuda del fisioterapeuta Aser Donado, especialista del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, vamos a intentar explicarte cuáles son sus causas, sus síntomas, cómo tratarlo y, sobre todo, cómo prevenir que el dolor se convierta en un compañero de viaje. 

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© Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid
Aser Donado, especialista del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid

¿Qué es exactamente la tendinitis de Aquiles y por qué se produce?

En realidad, el término más adecuado es tendinopatía de Aquiles, aunque popularmente se hable de “tendinitis”. No se trata tanto de una inflamación, sino más bien de una irritación y alteración del tejido tendinoso.

El motivo principal de su aparición es un exceso de carga repetida sobre el tendón. Es decir, cuando la demanda supera la capacidad de recuperación del tejido. Además, ciertos factores como el uso de algunos medicamentos (por ejemplo, fluoroquinolonas o corticoides) pueden afectar a la salud del tendón y facilitar el desarrollo de la lesión.

La tendinopatía de Aquiles aparece con frecuencia en personas físicamente activas, especialmente corredores, jugadores de deportes de impacto o quienes realizan entrenamientos intensos de fuerza

Aser Donado, fisioterapeuta

¿Cuáles son los síntomas más comunes que presenta un paciente?

  • El síntoma principal es el dolor en la parte posterior del tobillo, justo en el tendón, que aparece al caminar, correr o ponerse de puntillas. 
  • También puede haber rigidez matutina.
  • Hinchazón localizada.
  • Sensación de engrosamiento en el tendón.

¿Qué factores de riesgo predisponen a esta lesión?

Además del sobreentrenamiento, existen otros factores que aumentan la probabilidad de desarrollar una tendinopatía de Aquiles. El desentrenamiento o la vida sedentaria disminuyen la capacidad del tendón para tolerar carga, lo que lo vuelve más vulnerable al retomar actividad física.

También influyen problemas metabólicos como la diabetes, la dislipemia o la obesidad, así como el consumo de tóxicos (tabaco, alcohol) que afectan a la calidad del tejido. A esto se suma el uso de ciertos medicamentos, como decía antes, que pueden predisponer a su lesión.

Y, por supuesto, algunos factores biomecánicos como la técnica de carrera, el tipo de pisada, el calzado, y otros similares, pueden tener cierta influencia en cuánta carga está soportando el tendón, teniendo un pequeño papel en esto.

© Getty Images/Westend61

¿Cómo se diagnostica clínicamente esta lesión?

El diagnóstico se basa principalmente en la historia clínica y la exploración física, que suelen ser suficientes para identificar una tendinopatía de Aquiles. El fisioterapeuta o médico suele palpar el tendón, comprobar la movilidad del tobillo y evaluar la fuerza de la pantorrilla, entre otras pruebas.

También es importante descartar otras causas de dolor en la zona, como un impingement posterior de tobillo -pinzamiento- u otras lesiones del complejo del tobillo y pie. Las pruebas de imagen, como la ecografía o la resonancia magnética, no son estrictamente necesarias para el diagnóstico, aunque pueden ser útiles en casos de duda, cuando la evolución no es la esperada o para valorar la extensión de los cambios en el tendón.

¿Qué tipo de paciente suele presentar más esta lesión?

La tendinopatía de Aquiles aparece con frecuencia en personas físicamente activas, especialmente corredores, jugadores de deportes de impacto o quienes realizan entrenamientos intensos de fuerza. También es habitual en personas sedentarias que retoman la actividad sin una progresión adecuada. Además, algunos pacientes bajo tratamiento con ciertos medicamentos, como las fluoroquinolonas o los corticoides, tienen un mayor riesgo de desarrollarla debido a los efectos que estas sustancias pueden tener sobre la salud del tendón.

El problema aparece cuando el dolor persiste en el tiempo. En ese caso, conviene consultar para recibir orientación y evitar que la situación se complique

Aser Donado, fisioterapeuta

¿Es más frecuente en hombres o mujeres? ¿Hay una franja de edad más vulnerable?

Los estudios muestran que la tendinopatía de Aquiles es algo más frecuente en hombres. La franja más vulnerable suele estar entre los 30 y 50 años, coincidiendo con una etapa en la que muchos practican deporte de forma regular, pero el tendón ya no tiene la misma capacidad de regeneración que en la juventud.

¿Es habitual que los pacientes lleguen tarde, cuando ya hay dolor crónico?

Sí, suele ser bastante común. Muchas molestias en el tendón son pasajeras y desaparecen con unos días de reposo o ajustes en la actividad, y eso no siempre requiere atención sanitaria inmediata.

El problema aparece cuando el dolor persiste en el tiempo. En ese caso, conviene consultar para recibir orientación y evitar que la situación se complique. Aquí es importante aclarar que “crónico” no significa “para siempre”, sino simplemente un dolor de larga duración. Identificar a tiempo qué molestias son autolimitadas y cuáles necesitan ayuda profesional es clave para que el propio paciente tenga más control y autonomía en el manejo de su salud.

¿Qué complicaciones pueden surgir si no se trata adecuadamente?

La principal complicación es la degeneración del tendón, que en casos muy avanzados puede derivar en roturas parciales o completas. Además, el dolor puede limitar la actividad física, incluso las actividades de la vida diaria en algunos casos, y afecta a la calidad de vida del paciente.

¿Qué tipo de tratamientos ofrece la fisioterapia para esta patología?

El pilar fundamental del tratamiento desde la fisioterapia es el ejercicio terapéutico. Se suele comenzar con ejercicios isométricos, que ayudan a modular el dolor y a activar la musculatura sin sobrecargar excesivamente el tendón. Posteriormente, se progresa hacia ejercicios de fuerza más convencionales y, según la evolución, hacia tareas de mayor exigencia como saltos, ejercicios con impacto, carrera o agilidad, siempre adaptados al objetivo del paciente.

Un segundo aspecto clave es la educación en el manejo de la carga y de los síntomas. Aprender a ajustar la intensidad, la frecuencia y el tipo de actividad permite al paciente seguir activo sin empeorar el problema y favorece una recuperación más sólida.

Además, pueden emplearse otros tratamientos como coadyuvantes (terapia manual, ondas de choque u otras técnicas fisioterápicas), aunque siempre como complemento al plan de ejercicio, que es el abordaje principal. En los casos más resistentes al tratamiento conservador, puede valorarse junto al equipo médico la aplicación de opciones más agresivas, como infiltraciones o incluso cirugía, aunque esto es muy poco frecuente.

Se suele comenzar con ejercicios isométricos, que ayudan a modular el dolor y a activar la musculatura sin sobrecargar excesivamente el tendón

Aser Donado, fisioterapeuta

¿Cuánto tiempo suele durar la recuperación en casos leves y graves?

Esto puede ser bastante variable, ya que depende de la gravedad, la cronicidad y la demanda del deporte o de las actividades de la vida diaria.

En los casos leves, con un abordaje temprano, la mejora puede llegar en unas seis a ocho semanas, con una resolución hacia las 12 semanas. En tendinopatías de larga evolución o más graves, la recuperación completa puede alargarse de tres a seis meses, e incluso más en situaciones complejas. En todos los escenarios, el ejercicio terapéutico progresivo durante aproximadamente 12 semanas sería el pilar inicial, con ajustes según la respuesta del paciente. El tiempo de recuperación puede variar también por otras variables como la edad, comorbilidades…

© Getty Images

¿Qué consejos daría para prevenir la tendinitis de Aquiles en personas activas?

Lo más importante es mantener una actividad física regular y progresiva, evitando cambios bruscos en la carga de entrenamiento. El fortalecimiento de la musculatura de la pantorrilla puede ayudar a proteger el tendón, pero aún más relevante es escuchar las señales del cuerpo: si aparecen molestias persistentes, conviene ajustar la actividad en lugar de forzar. Además, el descanso y la recuperación deben considerarse parte esencial del entrenamiento, ya que son los momentos en los que el tendón se adapta y se hace más resistente.

¿Hay errores comunes en el entrenamiento que favorecen esta lesión?

Sí, y muchos se repiten. 

  • Uno de los más peligrosos es dejarse llevar por la idea de “no pain, no gain”. En el caso del tendón de Aquiles y en una persona sana, entrenar con dolor podría significar que estamos forzando un poco más de la cuenta, aunque durante la recuperación de la tendinopatía un cierto grado de molestia pueda ser normal.
  • Otro error frecuente es subir de golpe la intensidad o el volumen de entrenamiento, sin respetar una progresión adecuada.
  • También influye descuidar el trabajo de fuerza específico para la pantorrilla o entrenar siempre en la misma superficie dura. 

En el fondo, todos estos fallos tienen un denominador común: no escuchar al cuerpo. Corregirlos no implica dejar de entrenar, sino hacerlo de manera más inteligente y sostenible.

En el caso del tendón de Aquiles y en una persona sana, entrenar con dolor podría significar que estamos forzando un poco más de la cuenta, aunque durante la recuperación de la tendinopatía un cierto grado de molestia pueda ser normal.

Aser Donado, fisioterapeuta

¿Qué importancia tiene el calzado o la superficie donde se entrena?

El calzado y la superficie tienen su papel, aunque no son el factor principal en la aparición de la tendinopatía de Aquiles. El calzado puede modificar la pisada y, con ello, la carga que soporta el tendón. En algunos casos incluso puede rozar directamente sobre él e irritarlo. Un cambio reciente de zapatillas, por ejemplo, puede suponer una modificación significativa en la forma en que el tendón recibe carga.

Del mismo modo, la superficie de entrenamiento influye en el estrés mecánico: no es lo mismo correr siempre en asfalto duro que alternar con tierra o césped. Aun así, lo determinante sigue siendo el equilibrio entre la carga que recibe el tendón y su capacidad de recuperación.

¿Cómo afecta esta lesión al estado emocional del paciente, especialmente si es deportista?

El impacto emocional suele ser considerable. En las personas activas y deportistas, no poder entrenar o competir genera frustración, ansiedad e incluso una sensación de pérdida de identidad, porque el deporte no es solo una actividad física, sino también una parte esencial de quiénes son y cómo se relacionan con los demás.

Pero no solo los deportistas se ven afectados. En personas menos activas, la tendinopatía de Aquiles puede limitar actividades muy valoradas de la vida diaria, como salir a caminar, jugar con los hijos o nietos, o incluso realizar las tareas cotidianas sin dolor. En casos más avanzados, algunos pacientes llegan a restringir sus salidas de casa, lo que puede favorecer el aislamiento social y un empeoramiento del estado de ánimo.

Por eso, además del tratamiento físico, es importante acompañar al paciente también en el plano psicológico. El papel de los psicólogos puede ser clave para ayudar a gestionar la frustración, mantener la motivación y ofrecer herramientas de afrontamiento, especialmente en quienes dependen de la actividad para su bienestar emocional o identidad.

¿Qué pronóstico tiene un paciente con este problema de salud?

El pronóstico suele ser bueno si se aborda con un plan adecuado de ejercicio y manejo de la carga. Aunque es una lesión que requiere paciencia y constancia, la mayoría de los pacientes recupera un nivel de actividad similar al previo, incluso su deporte, de manera segura y sostenible.

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