Durante décadas, la menopausia ha sido envuelta en silencio, mitos y desinformación, pero esta etapa vital de la mujer merece ser vista con claridad y confianza. Sobre este momento lleno de cambios en la vida de la mujer habla Andrea Carucci, nutricionista-naturópata con más de 25 años de experiencia en salud integrativa, en su libro SOS Menopausia a la vista, donde trata de darnos las claves para vivirla con bienestar, equilibrio y plenitud. Ella misma nos lo cuenta.
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¿Cómo nace SOS Menopausia a la vista, qué fue lo que te llevó a escribir este libro?
Este libro nació de una necesidad tanto profesional como personal. Después de casi 30 años acompañando a mujeres en consulta, cuando empecé a transitar la perimenopausia en primera persona, comprendí que la experiencia va más allá. Había estudiado, acompañado a cientos de mujeres… pero aun así, me di cuenta de que faltaba una guía realista, cercana y práctica, que ayudara a entender lo que realmente se vive en el cuerpo, en las emociones, en la rutina diaria.
En consulta, veía con frecuencia mujeres que llegaban con miedo, confundidas o repitiendo creencias heredadas que poco tenían que ver con lo que sus cuerpos necesitaban. Por eso decidí crear este libro como un mapa claro y empático, que acompañara este tránsito desde el conocimiento, pero también desde la escucha profunda.
La información es una de las mejores herramientas para transformar el miedo en claridad. Y SOS Menopausia a la vista es justamente eso: una brújula para mujeres que quieren vivir esta etapa con más presencia, menos miedo y más poder personal.
Esta transición de oruga a mariposa nos hace descubrir que va más allá de los síntomas o signos que sentimos en esta adaptación.
"En consulta, veía con frecuencia mujeres que llegaban con miedo, confundidas o repitiendo creencias heredadas que poco tenían que ver con lo que sus cuerpos necesitaban"
Por fin parece que se está empezando a hablar de menopausia rompiendo los tabús, dejando atrás el estigma. Queda mucho por hacer, pero, ¿por qué piensas que se ha dado este cambio?
Porque por fin hablamos. Había que alzar la voz sobre esta etapa y dejar atrás todos esos mitos que nos dijeron durante años, como que nuestra mejor edad son los 30. Durante mucho tiempo se nos dijo que a partir de ahí todo era pérdida. Pero esa idea ya no nos representa.
Estamos empezando a alzar la voz desde la ciencia, la experiencia y la empatía. También porque vivimos más años, estamos mejor informadas, más conectadas y más despiertas. La revolución silenciosa comenzó en nuestros cuerpos y ahora se hace visible en nuestras conversaciones, en nuestras decisiones y en cómo habitamos esta etapa.
Hace poco leí algo que me emocionó profundamente: en algunas culturas indígenas del norte de Argentina, los síntomas de la menopausia se conocen como “los golpes de la diosa que está por manifestarse”. Esa mirada lo cambia todo. Nos recuerda que esta etapa no es una decadencia, sino una iniciación. Una puerta hacia un nuevo propósito.
En muchas culturas, llegar a la menopausia es convertirse en mujer sabia. Nosotras estábamos rechazando esa transformación, sin darnos cuenta de que es justo aquí donde empieza nuestro verdadero poder: cuando dejamos de ser lo que esperan de nosotras y empezamos a ser quienes realmente somos.
Hoy en día, ¿las mujeres somos más conscientes de que llegamos a esta edad con más conocimientos, con más sabiduría?
No te creas. Sí, hay más acceso al conocimiento, pero lamentablemente sigue habiendo mucho falta de información sobre la menopausia y la perimenopausia. Cuando empecé a investigar más profundamente este tema, hace más de cinco años, casi no había estudios. Y te diré algo que aún me impacta: la mujer posmenopáusica sigue siendo la más desconocida para la ciencia. Me costó muchísimo encontrar investigaciones rigurosas, y aún quedan muchas incógnitas por resolver.
Aun así, estoy convencida de que hay otros caminos posibles de investigación, y que se están empezando a investigar ahora más a medida que las mujeres ocupamos más espacios en la investigación científica. Lamentablemente por el camino hemos dejado muchas costumbres ancestrales en la forma de comer y de cuidarnos que ayudaban a que esta transición sea mucho más suave.
Y aunque somos más conscientes de los tóxicos que nos rodean aún seguimos consumiendo tóxicos que perjudican a nuestras hormonas
"La mujer posmenopáusica sigue siendo la más desconocida para la ciencia. Me costó muchísimo encontrar investigaciones rigurosas, y aún quedan muchas incógnitas por resolver"
Sonsoles Ónega habla en el prólogo de prepararse para la menopausia a los 40. ¿Es una buena edad para empezar a pensar en esta etapa de la vida de la mujer?
Es la edad perfecta. A los 40 no estamos “viejas”, estamos justo en el momento clave para prevenir, para fortalecer nuestros pilares físicos y emocionales. Aunque es la edad perfecta, yo, en mis 40, ni quería saber nada de la perimenopausia ni de la menopausia. Me quedaba demasiado lejos, y ya bastante tenía con cambiar de década. Ya sabes… los 40 de hoy son los 30 de antes, o los 20, quizás. Es cierto que la menopausia no se da de un día para otro y que los síntomas los puedes tener inclusive 10 años antes, pero lo que sí hay que hacer es prevenir: cuidar tu salud ósea y tu masa muscular mucho antes de los 40, e invertir en alimentarte lo mejor posible desde etapas tempranas.
Hablando de Sonsoles, ¿qué ha supuesto para ti tenerla como prologuista del libro?
Ha sido un honor y un regalo. Sonsoles es una mujer brillante, con una sensibilidad especial para captar lo que muchas sienten, pero no saben cómo expresar. Tenerla como prologuista no solo me emocionó, también me dio fuerza. Que se haya implicado en este proyecto es una muestra profunda de su generosidad, de su visión y de su compromiso con otras mujeres. Su prólogo no solo emociona, también valida, y le da al libro una dimensión aún más humana y poderosa.
"Que Sonsoles Ónega se haya implicado en este proyecto es una muestra profunda de su generosidad, de su visión y de su compromiso con otras mujeres"
¿Qué espera que la lectora encuentre en tu libro, por qué la animarías a leerlo?
Este libro no es solo para leer, es para subrayar, para tener a mano. Porque cuando tienes información, pierdes el miedo. Encontrarás herramientas prácticas, explicaciones claras y un camino para comprender lo que te pasa, pero también para actuar: qué comer, cómo moverte, cómo suplementarte si lo necesitas, cómo organizar tu día según tus niveles de energía. El libro incluye un programa de 28 días en el que aprendes a alimentarte para esta etapa, a poner en práctica una serie de pautas con un plan previo que puedes repetir tantas veces como necesites.
Considerando que mejorar una situación hormonal puede requerir entre tres y seis meses, aquí encuentras un punto de partida sólido y realista. Tienes protocolos para la mayoría de los síntomas con la suplementación adecuada, un plan de ejercicio que puedes adaptar a tu estilo de vida, una guía para reconocer tus ciclos energéticos —porque seguimos siendo cíclicas—, suplementos como fitohormonas con sus indicaciones y dosis, y claves sobre cuánta proteína y qué alimentos incluir (o reducir) en tu plato.
Y sobre todo, trabajamos las 4R: Reducir la inflamación, Reconocer tus sensibilidades alimentarias, Restaurar tu digestión y Reponer tu densidad de nutrientes para corregir deficiencias. También encontrarás un plan de desintoxicación hepático e intestinal. Es una guía pensada para todas aquellas mujeres que hoy no tienen acceso o no encuentran la ayuda que necesitan. Aquí tienen una herramienta para ayudarse, sostenerse y transformarse.
¿Cuál piensas que es la pregunta más habitual que se hacen las mujeres que entran en la menopausia?
Creo que la primera pregunta que se hacen es: "¿Qué me va a pasar?" Lo normal es tener miedo a lo desconocido. Sabes que tu madre lo ha vivido de alguna manera —buena o mala— pero no sabes qué te va a pasar a ti. Y por supuesto, surge otra gran pregunta: si lo que te está sucediendo, esos signos o síntomas, es normal. Cuando aparecen esos momentos de irritabilidad, si es que los tienes, puedes llegar a pensar que te estás volviendo loca. Pero la respuesta es clara: no, no te estás volviendo loca. Estás atravesando una transición muy compleja que afecta a todo tu sistema, y no solo a las hormonas como nos han hecho creer. Según las últimas investigaciones, los cambios comienzan a nivel neuronal y, en consecuencia, afectan a las hormonas. Entender esto es clave para dejar de temerle a esta etapa y empezar a acompañarla con mayor conciencia y herramientas.
¿Y la pregunta que tienen en su cabeza, pero que no se atreven a verbalizar?
Quizás la pregunta que más les cuesta verbalizar a muchas mujeres es: "¿Qué va a pasar con mi vida sexual?" Otras veces ni siquiera lo formulan como una pregunta, pero sienten preocupación, miedo o tristeza por los cambios que empiezan a notar en su zona íntima: sequedad, molestias, dolor o una pérdida de conexión con el deseo. Muchas piensan que estos problemas son para siempre, que ya no hay marcha atrás, y les cuesta muchísimo hablarlo incluso con sus parejas o incluso su profesional de la salud.
Y en el fondo también se preguntan si esta metamorfosis es temporal o si va a dar lugar a otra versión de sí mismas que aún no conocen. Eso asusta tanto que muchas veces ni siquiera son capaces de formularlo en voz alta. Por eso, una de las claves del libro es romper el silencio también en este aspecto y ofrecer herramientas para entender qué está ocurriendo, cómo abordarlo y, sobre todo, cómo recuperar el bienestar íntimo y el disfrute sin vergüenza ni resignación.
"Quizás la pregunta que más les cuesta verbalizar a muchas mujeres es: ¿Qué va a pasar con mi vida sexual?"
El libro parte de una afirmación muy potente: que lo que pensamos sobre la menopausia es erróneo. ¿Cuál diría que es el mito más dañino que aún persiste?
Que la menopausia marca el final de lo importante. Es falso. No es el fin del deseo, ni de la feminidad, ni del bienestar. Es otro ciclo. Lo que cambia es el mapa, pero no el destino. Vivimos en una sociedad que sigue reforzando la idea de que el ideal de mujer está en los 30 y en la fertilidad, y eso es un error muy grande. Como he dicho antes, esto no es solo un cambio hormonal, es un cambio de propósito. Uno de los grandes errores que se tienen sobre la mujer es pensar que a partir de la menopausia queda vacía, cuando en realidad es cuando empieza su mejor papel: el de transmitir la cultura.
Además, el error de pensar que te quedas sin hormonas demuestra un gran desconocimiento sobre nuestro propio ciclo menstrual. Durante el mes no tienes la misma cantidad de hormonas, hay días en los que incluso llegas a tener menos estrógenos que una mujer menopáusica. Así que ya estamos acostumbradas, solo que no lo sabíamos. Y no olvidemos que esto es un cambio en el organismo en general, no solo en las hormonas
Casi 9 de cada 10 mujeres tiene síntomas y muchas los sufren en silencio. Ha llegado el momento de revertir esa situación, ¿no cree?
Sí, y urge. Porque el silencio enferma. Porque muchas acaban con diagnósticos erróneos o medicaciones que no necesitan. Hablar, compartir, comprender… eso también es medicina.
De hecho, se estima que más del 70 % de las mujeres no acude a ningún profesional sanitario cuando comienza esta etapa. Y de las que sí acuden, 9 de cada 10 tienen síntomas. Es importante decirlo claro, porque si no lo hacemos, muchas mujeres creen que transitar esta etapa implica inevitablemente sufrimiento, cuando no tiene por qué ser así.
Históricamente no hemos hablado de esto por miedo a ser repudiadas. Ya sabes… todas esas palabras despectivas que se usaban —y aún se usan— para referirse a esta etapa. Es fundamental que toda la sociedad, incluidos los profesionales sanitarios, se forme y entienda esta transición. Porque si una mujer no puede identificar que lo que le está ocurriendo tiene su origen en esta etapa vital, puede acabar recibiendo diagnósticos equivocados o tratamientos innecesarios. Y muchas veces, lo que necesita es un acompañamiento adaptado, cercano, con herramientas a su alcance.
"Se estima que más del 70 % de las mujeres no acude a ningún profesional sanitario cuando comienza esta etapa"
¿Cómo ha evolucionado tu propia visión de la menopausia desde que empezaste a investigar sobre ella?
Muchísimo. Nunca pensé que el cuerpo estaba mal o que estábamos defectuosas y por eso pasábamos por la menopausia. Siempre he creído que la naturaleza es muy sabia. Pero mi visión cambió profundamente cuando empecé a descubrir el trabajo de grandes investigadoras que mostraban que esta transición es, en realidad, una metamorfosis neuronal y orgánica, y solo en consecuencia hormonal.
Al principio mi investigación se centró en las hormonas, pero algo dentro de mí sabía que había otra vía. Y tenía razón. El cuerpo de la mujer es maravilloso, solo que no ha sido tan investigado. Nos queda aún muchísimo por descubrir. Y cuanto más aprendía, más entendía que no es que el cuerpo se “estropee”, es que se reorganiza. Y eso requiere paciencia, respeto y herramientas. No castigo. Es que a partir de aquí, de esos 12 meses sin menstruación que marcan oficialmente la menopausia, pasas de crisálida a mariposa. Desarrollas unos potenciales que antes ni siquiera tenías la capacidad de comprender. No es casualidad que en muchas culturas las mujeres ansíen llegar a esta etapa, porque es entonces cuando son reconocidas como las sabias, las que transmiten la cultura. Y ese papel, para mí, es el más hermoso de todos.
¿Por qué cree que la menopausia ha sido un tema silenciado durante tanto tiempo, incluso entre mujeres?
Porque nos enseñaron que nuestro valor está en lo joven, lo fértil, lo complaciente. Porque hablar de menopausia era hablar de “lo que se acabó”. Se asociaba menopausia a vejez, a la mujer que se dejaba de lado. De hecho, los primeros estudios que leí consideraban a la mujer posmenopáusica como un “hombre pequeño”, y nada tiene que ver. Seguimos siendo cíclicas —pregunta a cualquier mujer sin menstruación y te dirá que no todo el mes es igual—; hay momentos en los que está más desinflamada y días del mes en los que no, casi coincidentes con los vaivenes hormonales de las fases de nuestro ciclo fértil.
El problema es que no se ha estudiado, no se ha querido ver lo que sucede con nuestras hormonas en esta etapa. Es probable que también nos falte tecnología para entenderlo del todo. Por eso siempre ha sido un tema tabú.
Al principio se hablaba de la teoría de la abuela, pero no somos solo abuelas o tías: somos, según las últimas investigaciones, las transmisoras de la cultura. Y por algo la naturaleza nos ha elegido para vivir más tiempo que los hombres. Porque por fin hablamos, y era necesario alzar la voz sobre esta etapa y dejar atrás todos esos mitos que dicen que nuestra mejor edad son los 30 años.
Según tu propia experiencia, ¿cómo estás viviendo personalmente la llegada de la menopausia?
Bueno, aún no he pasado por la menopausia, me faltan unos meses para llegar a ese día. Pero mientras escribía el libro, durante un periodo breve, sentí que la vida me colocaba frente a cada uno de los síntomas como una experiencia directa que necesitaba atravesar para poder comprenderlos de verdad. Algunos ya me eran familiares, como los sudores nocturnos que había tenido de pequeña y que, de alguna forma, sabía cómo abordar.
Sentía que algo no cuadraba con mi cuerpo: los cambios en la digestión, esa sensación de desajuste... y sin embargo, los análisis “daban bien”. Fue entonces cuando comprendí que la ciencia tiene muchas respuestas, pero también huecos. Y que había llegado el momento de integrar todo lo que sabía desde lo clínico, lo emocional y lo humano.
Recuerdo que, como muchas mujeres, tomaba ashwagandha pensando que me ayudaría a regular el sistema nervioso. Pero notaba que los sudores nocturnos persistían a pesar de estar tomándola. No lo asocié de inmediato, hasta que varias pacientes me contaron lo mismo. Lo suspendí y, curiosamente, todo volvió a la normalidad.
Pregunté a varios laboratorios y nadie sabía explicarlo… hasta que en un congreso conocí a un médico hindú que me dio la clave: la ashwagandha, según la medicina ayurvédica, aporta calor. Y en esta transición, muchas mujeres ya tenemos un fuego interno que arde de más. Además, los estudios disponibles sobre esta planta se han realizado en su mayoría en hombres, por lo que sus efectos en mujeres, especialmente en esta etapa, siguen siendo poco conocidos.
Esto me confirmó que aún nos falta mucha investigación sobre el cuerpo femenino. Que no somos piezas separadas: somos un sistema interconectado, y entendernos requiere mirar más allá de los datos clínicos. Requiere ver a la mujer como un todo.
"Nos han hecho creer que lo ideal es tener 30 años, y cumplir 40 o 50 parece un trauma. Pero somos una generación distinta"
¿Qué opinas de la manida frase ‘son las hormonas’?
Sabemos hoy que no se trata solo de hormonas. Todo nuestro cuerpo se transforma en esta etapa. Pasamos de depender de una gran fábrica hormonal —los ovarios— a que esa producción sea relevada, en menor medida, por las glándulas suprarrenales. Y son precisamente ellas las que necesitamos fortalecer y cuidar a partir de ahora. Esta transición no solo implica un cambio endocrino: también es un reajuste del sistema nervioso, del metabolismo, de la microbiota intestinal, del hígado… y de nuestra manera de habitar el cuerpo.
Afirmas, además, que la menopausia no es el final de nada, sino el comienzo de mucho. ¿Cuáles son esos comienzos y por qué nos cuesta tanto ver esa parte nueva con más entusiasmo?
Es el comienzo de una nueva etapa. Nos han hecho creer que lo ideal es tener 30 años, y cumplir 40 o 50 parece un trauma. Pero somos una generación distinta: nos cuidamos, vamos al gimnasio, comemos mejor, seguimos interesadas en la moda y en expresarnos con autenticidad. Por eso, quizá, somos las primeras que hablamos de esto sin tapujos. Y es solo el inicio. Dejamos atrás la fertilidad para prolongar nuestra vida y poder transmitir la cultura, la experiencia y la sabiduría a las generaciones que siguen, más allá de nuestros hijos o sobrinos. Cada una de nosotras tiene una parte del puzzle que esta sociedad necesita para avanzar.
En un mundo que aún asocia el envejecimiento femenino con pérdida, ¿cómo podemos colectivamente cambiar ese relato?
Hablar con orgullo de la menopausia y entenderla como algo mucho más profundo es lo que va a desmitificar esa sensación de pérdida. Cuando empecemos a hablar con más frecuencia de lo plenas que se sienten muchas mujeres después de la menopausia, esta etapa se va a empezar a ver como lo que realmente es: una etapa con valor. Algo cambió en mí al escribir este libro. Ahora, cada vez que veo a una mujer de más de 80 años, me nace una profunda admiración por su sabiduría. Siempre he tenido admiración por esas mujeres, pero ahora siento aún más deseo de escucharlas. Tienen tanto que decir, tantos secretos que podrían hacernos la vida más fácil. Están ahí, presentes. Solo tenemos que aprender a escuchar para descubrir la diosa que llevamos dentro.
¿Cuál piensa que es el cambio más pequeño que puede tener mayor impacto en el bienestar de una mujer que está en la menopausia?
Tener información es el cambio más pequeño con mayor impacto: cuando comprendemos lo que sucede, dejamos de tener miedo. Saber qué hacer nos devuelve el control. Y ahí es donde todo empieza a cambiar.
Dieta, ejercicio, descanso de calidad, control del estrés… ¿Cuáles dirías que son los pilares básicos para afrontar mejor esta etapa llena de cambios en la vida de la mujer?
Comer adecuadamente para esta etapa es clave para acompañar los cambios hormonales y físicos. Pero no es lo único: si no descansamos bien, si no gestionamos el estrés o si vivimos desconectadas de nuestros ritmos naturales, nada de lo demás funciona. El ejercicio, sobre todo el movimiento consciente, ayuda a integrar esos cambios y mantener el cuerpo activo.
El descanso profundo, la exposición al sol y el respeto por los ritmos circadianos sostienen el equilibrio. Comer, moverse, descansar, manejar el estrés, exponerse a la luz natural y respetar nuestros ritmos no son acciones aisladas: son un ecosistema. Cuando se alinean, transforman por completo la forma en que atravesamos esta etapa.
"Tener información es el cambio más pequeño con mayor impacto. Cuando comprendemos lo que sucede, dejamos de tener miedo. Saber qué hacer nos devuelve el control"
¿Podrías mencionar tres alimentos que considera imprescindibles en esta etapa de la vida?
Creo que lo fundamental es comer bien, alimentos reales, no ultraprocesados. No se trata de señalar tres alimentos indispensables, porque lo que es bueno para una mujer puede no serlo para otra. En el libro propongo una base nutricional que puede servir de guía general, pero siempre será necesario personalizarla según las necesidades y circunstancias de cada mujer. En el libro propongo una base nutricional recomendable para muchas mujeres, pero siempre será necesario adaptarla a la individualidad de cada una.
Lo importante es empezar por los pilares y no por el tejado: sentar una base sólida de alimentación saludable. A partir de ahí, podemos incorporar los alimentos imprescindibles que describo en un capítulo del libro: una propuesta alimentaria pensada para sentar las bases de una alimentación saludable, desintoxicante y desinflamante, e ir reintroduciendo según los gustos y costumbres de cada una. Las proteínas de calidad son clave: me refiero a alimentos reales, de buena procedencia, criados en libertad o, en el caso de los vegetales, sin pesticidas ni químicos. Y, por supuesto, los antioxidantes: porque en esta etapa se acelera el proceso de oxidación natural asociado al paso del tiempo, y es fundamental acompañarlo con alimentos ricos en compuestos antioxidantes que ayuden a sostener nuestra vitalidad.
¿Qué le dirías a una mujer que acaba de recibir la noticia de que ha entrado en la menopausia y se siente perdida o asustada?
Le diría que no está sola, y que lo que siente tiene sentido. La mayoría llegamos a esta etapa cargando muchos mitos, silencios y miedos heredados. Pero la menopausia no es el final de nada: es una transición, un cambio profundo que nos invita a escucharnos como nunca antes. Si hay confusión o miedo, es porque nadie nos preparó para esto. Y sin embargo, esta etapa puede convertirse en una de las más lúcidas, libres y poderosas de la vida, si contamos con información clara, acompañamiento adecuado y sobre todo si dejamos de luchar contra nuestro cuerpo. No estás rota: estás transformándote. Empieza por darte permiso para conocerte desde otro lugar.
"Sí, habrá momentos de miedo y cambio, pero una vez transitada esta etapa, muchas mujeres experimentan una sensación de mayor claridad, libertad y plenitud"
¿Cuál fue el consejo más bonito o más útil que alguien te dio sobre esta etapa de la vida?
Una vez, mi abuela me dijo algo que nunca olvidé: “No hay límites. Solo preguntas sin responder. Búscalas”. Y así lo hice. Esa frase me enseñó que esta etapa no es para rendirse ni conformarse, sino para redescubrirte con una mirada nueva y más profunda.
En esta etapa, incluso los estrógenos cambian. Ya no predomina el estradiol, asociado al cuidado de los demás, la fertilidad y la entrega constante. Ahora toma protagonismo la estrona, una forma de estrógeno que te invita a cuidarte a ti misma, a volver la mirada hacia dentro.
Esa diferencia marca un giro profundo: pasas de nutrir el afuera a recuperar tu centro. A escucharte. A elegirte. A descubrir la diosa que hay en ti. También es el momento de reconectar con tus amigas, porque ahora más que nunca, la comunidad femenina potencia tu bienestar, influye hormonalmente y refleja tus virtudes. Sí, habrá momentos de miedo y cambio, pero una vez transitada esta etapa, muchas mujeres experimentan una sensación de mayor claridad, libertad y plenitud.
Ese fue, sin duda, el consejo más liberador que recibí. Y desde ahí nació también este libro.