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Si eres fan del césped en el jardín seguro que sueñas con una pradera de color verde brillante, muy tupida y suave. Sin embargo, no es tan sencillo conseguir esa alfombra natural. Estos son los problemas a los que tendrás que enfrentarte casi con total seguridad.

 

La pradera ideal

Todos tenemos en mente cómo debe ser un césped perfecto: una superficie suave y tupida, en la que caminar descalzos resulte un verdadero placer. El problema es que esto no es nada fácil de conseguir. Un césped saludable y bonito requiere atención constante y determinados cuidados que lo protejan y lo mantengan en plena forma.

Aun proporcionándole esas atenciones, tendrás que lidiar con ciertos problemas casi inevitables. El césped necesita agua, un suelo fértil y luz solar, unas circunstancias que favorecen también la aparición de malas hierbas y otros inconvenientes como los hongos o las plagas. El secreto para un césped sano reside en plantear una rutina de cuidados y seguirlos a rajatabla.

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Un césped pobre y escaso

Si te parece que tu césped no es todo lo tupido que te gustaría, lo primero que debes hacer es averiguar dónde puede estar el problema. Son varias las razones por las que tu pradera puede estar poco densa. Quizá le falten nutrientes, luz solar o el suelo no sea el adecuado.

-Para combatir el primer problema tendrás que fertilizar regularmente el césped: dos aportes de abono granulado al año deberían ser suficientes.

-Por otro lado, la luz y los rayos del sol, al menos cuatro horas al día, son esenciales para que la hierba se desarrolle correctamente. De lo contrario, cultivar una pradera puede ser muy complicado, incluso eligiendo especies de césped especiales para zonas con poca luz.

-En cuanto al tercer problema, el suelo puede ser demasiado arenoso y suelto o muy compacto. Para solucionarlo puedes extender sobre el terreno una capa superficial de tierra de buena calidad.

Un consejo: para resembrar un césped muy fino puedes esparcir semillas, como medida preventiva para que no se deteriore. Solo tienes que cortar el césped retirando la hierba segada, rastrillar y esparcir las semillas regando después y manteniendo el suelo húmedo hasta que broten.

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Césped irregular y con baches

Cuando el terreno del jardín no es regular, el césped acusará todo tipo de hoyos, baches o hundimiento. La solución más adecuada es extender una capa de tierra abundante y rastrillar para que quede bien integrada y conseguir un resultado homogéneo, sin compactar demasiado el suelo.

Puede que esta capa de tierra se hunda en determinadas zonas si, por ejemplo, llueve con abundancia durante los primeros días. En ese caso, conviene repetir el proceso.

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Malas hierbas, un mal a combatir

Es muy difícil mantener el césped a salvo de las malas hierbas. Crecen muy fácilmente en terrenos fértiles y bien regados, por lo que combatirlas se convierte en una tarea constante que debes asumir.

Si bien en ocasiones tendrás que recurrir al uso de herbicidas, no es conveniente utilizarlos de forma indiscriminada en todo el terreno, o al menos debería ser la última opción. Es mejor tratar de arrancarlas con una herramienta específica o rociarlas de forma aislada con un producto herbicida para hoja ancha. La primavera y el otoño son las estaciones adecuadas para hacerlo.

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Zonas marrones entre la hierba

Son muchas las enfermedades que puede sufrir tu césped, la mayoría provocadas por hongos, bacterias y otros microorganismos. Entre ellas destacan algunas como las manchas o rodales marrones entre la hierba, provocadas por hongos. Si aparecen, lo mejor es combatirlas cuanto antes para que el problema no se extienda.

Cuando el ataque de este hongo es leve puede solucionarse aportando un abono nitrogenado y mejorando el drenaje del terreno. Puedes escarificarlo para que quede menos compacto y más aireado. Si el problema es más grave, deberás emplear un fungicida adecuado.

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El ataque de la roya

La roya es un hongo que suele afectar al césped con bastante frecuencia, provocando manchas amarillas en las briznas de hierba. Con el tiempo, cuando el problema se agrava las manchas se van volviendo de color rojo óxido y el césped desprende un característico polvo anaranjado. Si no se pone remedio, la hierba se marchita y muere.

Entre los factores que favorecen la aparición de la roya destaca una sombra excesiva y poco fertilizante. Para acabar con el problema tendrás que emplear un fungicida adecuado.

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La aparición de plagas

Es casi inevitable que determinados insectos ataquen tu pradera. Si estás vigilante podrás detectar cuanto antes su aparición y combatirlos con mejores resultados.

- Gusanos blancos (Phyllophaga). Son larvas de escarabajos que se alimentan de las raíces de la hierba en primavera, verano y otoño. Si no se eliminan, estos insectos hacen que las hojas se marchiten, aparezcan zonas de color marrón y el césped muera.

- Chinches. Pueden ser de varios tipos. Estos insectos succionan la savia de la hierba hasta que acaban con el césped. Para combatirlos es necesario emplear un insecticida adecuado.

- Gusanos cortadores. Por el día permanecen bajo la tierra y por la noche salen para devorar los tallos de hierba.

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Calvas en el césped

Las enfermedades de las que hemos hablado y el ataque de ciertas plagas pueden dejar antiestéticas calvas en tu pradera. Repararlas es importante para devolverle al césped su aspecto saludable.

El proceso es sencillo. Basta con remover la tierra en estas zonas con ayuda del rastrillo y rociar la cantidad adecuada de semillas de césped. Después tendrás que regar abundantemente manteniendo el suelo húmedo hasta que las semillas germinen y crezcan.

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Claves para un césped de primera

La mejor manera de proteger tu pradera de los males provocados por hongos, bacterias o plagas de insectos es darle los cuidados que necesita.

Si tratas adecuadamente tu césped, aportando la cantidad correcta de agua, fertilizantes y luz solar, conseguirás que se mantenga saludable. Estos son los cuidados que debes tener en cuenta:

- Mantener el pH del suelo en el nivel necesario

- Abonar la pradera cuando sea necesario

- Regar adecuadamente, sin encharcar el terreno.

- Cortar el césped de forma correcta

- Airear el suelo regularmente

- Vigilar y combatir las plagas

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