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Si necesitas una planta de exterior sencilla, de gran belleza y con muchas flores para decorar tu jardín, ya puedes abandonar la búsqueda porque puede que hayas dado con la opción perfecta: el hibisco o Hibiscus rosa-sinensis.

Tiene todo lo que necesita para convertirse en una de las estrellas de tu propio proyecto de paisajismo, ya sea para el jardín o para la terraza.

 

Una planta exótica

Puede ser por el intenso colorido de sus flores o por su forma original. O quizá porque procede de lugares remotos como China (de ahí que se la conozca también como rosa china) o Jamaica. Sea como sea poner un hibisco en tu vida, y en tu jardín, es una forma genial y muy efectiva de añadir exotismo y originalidad, además de alegría.

Además de ser una planta de crecimiento rápido, tiene la particularidad de florecer en mil colores, desde el rosa más suave hasta el rojo más intenso, pasando por el amarillo o el naranja.

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Las ventajas de cultivar hibiscos

Además de ser una planta arbustiva de gran belleza, el hibisco es muy fácil de cuidar y no te supondrá ningún problema darle lo que necesita para estar perfecta.

Su larga floración comienza a principios de la primavera y termina ya bien entrado el otoño. Si lo cuidas bien, el hibisco puede crecer mucho: hasta 5 m, nada menos, si está plantado en el jardín, aunque en maceta será algo menos.

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¿Dónde lo planto?

Escoger el sitio en el que plantar tu hibisco no es una tarea que pueda realizarse deprisa y corriendo. Debes tomarte tu tiempo hasta encontrar el lugar perfecto, donde la planta encuentre las condiciones perfectas para desarrollarse en plenitud.

Para empezar debe ser un emplazamiento luminoso, pero sin sol directo que pueda quemar sus hojas y flores. El hibisco necesita una gran luminosidad.

Además, debes pensar que la temperatura ideal del hibisco está entre 14 y 21º C. Colócalo en un rincón protegido del frío.

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También en maceta

Cultivar el hibisco en maceta es una opción perfecta si vives en una zona de clima muy frío y en invierno se alcanzan temperaturas extremas. De esta forma podrás trasladarlo al interior si el termómetro se desploma y se producen fuertes heladas.

También podrás cambiar fácilmente su ubicación en verano, si le da demasiado sol y sobre todo, si es directo, ya que podrían quemarse sus hojas y flores.

Eso sí, para cultivar el hibisco en maceta necesitas un contenedor de gran tamaño para que las raíces de la planta tengan suficiente espacio para desarrollarse.

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¿Cuánto hay que regarlo?

Aunque tendrás que vigilar el riego, especialmente en las épocas de más calor, no debes pasarte con la cantidad de agua, ya que las raíces del hibisco son bastante sensibles al encharcamiento.

Al regar tendrás que mantener el sustrato húmedo pero cuidando de no encharcarlo. Para mejorar el drenaje, si lo cultivas en maceta, puedes añadir arena a la mezcla de tierra.

Un consejo: si ves que las hojas de tu hibisco se están poniendo amarillas eso quiere decir que lo estás regando demasiado. Suspende el aporte de agua y deja que se seque la tierra antes de volver a regar más moderadamente.

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La energía para florecer

Una floración tan larga y abundante como la del hibisco tiene un importante desgaste en la planta, que necesita emplear mucha energía. Por eso es conveniente que le aportes nutrientes extra en forma de abono.

Utiliza un fertilizante para arbustos de flor desde principios de la primavera y cada 15 días. Otras opciones que también puedes emplear son los abonos universales de liberación lenta.

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Podar, una tarea necesaria

El hibisco es uno de esos arbustos que se benefician mucho de una buena poda anual. Además de conseguir que su forma sea más estética y compacta, potenciará la floración.

Lo mejor es llevarla a cabo a principios de la primavera, siempre que nos aseguremos de que no van a producirse heladas de última hora que puedan dañar a la planta. Cuando llegue el momento realiza una poda de limpieza, recortando las ramas muertas y las que presenten síntomas de estar dañadas.

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Cómo reproducir el hibisco

La manera más sencilla de propagar esta planta es mediante esquejes.

- Para ello no tienes más que cortar una rama de la planta y ponerle hormonas de enraizamiento.

- Después colócala en un recipiente con agua y espera unos dos meses hasta que la rama haya desarrollado unas pequeñas raíces. Es importante que cambies el agua una vez a la semana.

- Cuando la planta tenga raíces puedes plantarla en una maceta con un sustrato rico en nutrientes y con buen drenaje.

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Una planta sensible a las plagas

Es uno de los pocos inconvenientes del hibisco: que es una planta bastante sensible al ataque de las plagas, que ven en ella un rico manjar. Sin embargo, este problema se puede controlar de manera efectiva estando vigilante y actuando en cuanto se observan los primero síntomas de la aparición de cualquier insecto.

Las plagas más habituales son el pulgón, la cochinilla y la araña roja, aunque también puede verse afectada por mosca blanca. Sea cual sea el insecto a combatir, puedes emplear un insecticida de amplio espectro. También puedes utilizar, antes de que comience la primavera, un insecticida natural de forma preventiva.

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