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Pocas flores reúnen tanta belleza, delicadeza y elegancia como las de la dalia (Dahlia spp). De hecho, son uno de los principales alicientes para cultivar esta planta que, por otro lado, resulta fácil de mantener bella y saludable. Descubre todas las atenciones que has de procurarle para disfrutar este verano de su bellísima floración.

 

Desde el otro lado del océano

Aunque la dalia es una planta común en esta parte del mundo, lo cierto es que su origen está en América Central, concretamente en México. La dalia viajó desde allí hasta Europa en el siglo XVI y, una vez en el Viejo Continente, lo cautivó con su belleza.

Además de lo exótico de sus flores, sorprendió por la gran variedad de ejemplares que existen: su familia botánica incluye más de 2.000 diferentes.

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Un emplazamiento soleado

La dalia ama la luz. Necesita que la coloques en un lugar muy luminoso de tu jardín, en especial si el clima es fresco, ya que entonces soportará perfectamente estar a pleno sol.

Además, debes protegerla de los vientos fuertes y las corrientes de aire, si la cultivas en interior. Si es necesario tendrás que entutorarla para que no se doblen los tallos, ya que son muy finos.

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¿Cuánto hay que regarla?

Para saber cuánta agua necesita la dalia lo mejor es fijarse en el sustrato, que debe estar siempre húmedo sin llegar a inundarse, puesto que podría pudrirse el tubérculo del que surgen las raíces de la planta.

El riego debe ser abundante durante la temporada más calurosa del año. En primavera tendrás que regarla dos veces a la semana, y con mayor frecuencia en verano.

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Una floración que derrocha glamour

Las flores de la dalia son su gran atractivo. Grandes y perfumadas, originales y llamativas, muy bellas, surgen de tallos largos y delgados, tanto que en ocasiones hay que entutorarlas para que no se doblen.

Por otro lado, las flores presentan una gran variedad en cuanto a su forma y colorido, y se convertirán en las reinas absolutas de tu jardín.

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Cómo plantarla en el jardín

El mejor momento del año para plantar dalias es la primavera.

- Cuando hayas elegido el emplazamiento más adecuado, cava un hoyo en el suelo de unos 30 cm de diámetro y una profundidad similar.

- Añade después abono orgánico (un poco de estiércol o humus de lombriz, por ejemplo) y entierra el tubérculo.

- Si plantas varios ejemplares de dalias, es importante que dejes suficiente separación entre ellos para que el aire puede circular sin problemas y no favorecer así la aparición de hongos.

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Cultivar dalias en maceta

Es una planta perfecta para plantar en maceta y tenerla en el interior de casa o en la terraza. Si te gusta la idea, busca un contenedor de unos 30 cm de diámetro y una profundidad similar.

Añade sustrato universal y un poco de abono orgánico y coloca el tubérculo de la dalia. Hasta que la planta surja deberás regar de manera muy abundante: pocas veces pero con un generoso aporte de agua.

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Un plus de energía

Si quieres que a tus dalias no les falten los nutrientes que necesitan para crecer sanas y esplendorosas, tendrás que abonarlas de vez en cuando.

Para empezar, es buena idea que enriquezcas el suelo a finales del invierno con un aporte de materia orgánica.

Cuando llegue el verano, y para aumentar la producción de flores, es importante que las abones cada quince días con un fertilizante para plantas de flor, que contenga una buena dosis de potasio y lleve una concentración baja de nitrógeno.

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Ten cuidado con los hongos

Son uno de los peligros que acechan a las dalias y las pueden echar a perder. El oídio y el mildiú son los más habituales. Los detectarás porque las hojas de las plantas se cuben con un polvo blanquecino.

Una de las razones de la aparición de los hongos es que las plantas estén demasiado próximas unas a otras en el jardín. Esto hace que el aire no circule bien entre ellas, por lo que se da un entorno de calor y humedad, perfecto para los hongos.

Para combatirlos puedes emplear azufre, aplicándolo en las hojas y el sustrato en la cantidad recomendada por el fabricante. Si el problema persiste utiliza un fungicida adecuado.

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Mantener las plagas a raya

Las tiernas hojas de las dalias son un exquisito manjar para algunos insectos que las amenazan de forma recurrente, como los saltamontes.

También pueden sufrir el ataque de caracoles y babosas. Elimínalos de forma manual retirándolas de las plantas.

Protege tus dalias del pulgón, los trips y los ácaros, combatiéndolos con un insecticida específico.

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Combinaciones que triunfan

Si quieres que tu jardín esté esplendoroso y tus plantas de flor realmente espectaculares, debes saber qué plantas pueden convivir juntas y cuáles no.

Algunas especies tienen necesidades de agua y nutrientes diferentes y también distinta capacidad de absorberlos de la tierra, por lo que pueden “robarles” a otras el alimento que necesitan para vivir. Por eso es importante saber crear buenas combinaciones.

Junto a las dalias puedes sembrar sin miedo rosas y azucenas, por ejemplo.

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