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Las plantas trepadoras son una belleza para el jardín: frondosas y envolventes, son capaces de crear espacios frescos y llenos de color. Hoy vamos a descubrirte las muchas cualidades de la parra virgen o parra de Virginia (Parthenocissus), sencilla, colorida y fácil de cuidar.

 

Pon una trepadora en tu jardín

Una o varias, porque su poder para decorar ciertas zonas del jardín es indiscutible. Son plantas que te ofrecen mucho por muy poco. Tienes una gran variedad entre la que elegir, en función del clima, de si la prefieres de hoja perenne o caduca, con o sin flores, etc.

Las trepadoras son perfectas para ocultar aquello que no quieres que quede a la vista, para crear pantallas vegetales y conseguir privacidad, decorar muros o cubrir pérgolas. Una de estas trepadoras especiales es la parra virgen, una planta ornamental de hoja caduca que llenará de color tu jardín.

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Belleza y color

Aunque es de la misma familia que la vid, no la queremos en nuestro jardín por sus frutos, sino por su colorido y su belleza. Una de las particularidades de la parra virgen es la transformación que experimentan sus hojas, que cambian de color con el paso de las estaciones.

Surgen a principios de la primavera y adquieren un color verde intenso y brillante, muy fresco y luminoso. Según va transcurriendo el verano el verde se oscurece y al adivinarse el otoño las hojas van cambiando su color al rojo. Una vez entrada la estación, tu parra virgen se habrá puesto de un rojo intenso espectacular, y se mantendrá así hasta el invierno, momento en el que perderá sus hojas.

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Dos variedades para elegir

En el universo de la parra virgen (Parthenocissus) hay dos variedades entre las que elegir, puesto que son las más frecuentes. Son similares en cuanto al cultivo y a los cuidados que necesitan, pero se diferencian en la forma de sus hojas.

- Parthenocissus quinquefolia. Es originaria de Norteamérica. Sus hojas son compuestas, es decir, que está formadas por piezas independiente o foliolos. En este caso, cinco foliolos por hoja.

- Parthenocissus tricuspidata. Procede de Japón y sus hojas no son compuestas sino lobuladas, con tres picos cada una.

Ambas son muy bellas y te regalarán un increíble colorido para el jardín.

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¿Dónde la pongo?

Buscar el emplazamiento perfecto para tu parra virgen es lo mejor que puedes hacer por ella. Se trata de una planta agradecida, que se adapta bien a cualquier clima. Sin embargo, crecerá más y mejor en un lugar adecuado a ella.

Para empezar, hazle un hueco en un lugar orientado al norte o al este, ya que no le gusta estar a pleno sol durante demasiado tiempo. Prefiere la sombra total o la semisombra, donde sus colores serán más intensos y bonitos.

En el lugar adecuado la parra virgen se desarrollará muy bien. Es una planta de crecimiento rápido.

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La plantación, un momento clave

Es, seguramente, la tarea en la que has de poner mayor atención a la hora de cultivar la parra virgen. Una vez bien asentada en el terreno, ya no te supondrá ningún problema conseguir que crezca perfecta.

Cuando hayas encontrado el lugar ideal para ella, protegida del sol y junto a una pared, celosía o pérgola sobre la que trepar, tendrás que ver la calidad del terreno. La parra virgen necesita un suelo con buen drenaje y rico en nutrientes.

- Para plantarla con éxito, comienza por cavar un hoyo profundo en el suelo, de unos 50 cm de diámetro y otros 50 cm de profundidad. Las raíces de la parra necesitan bastante espacio y estar profundas en el terreno.

- Después añade al suelo una buena capa de materia orgánica para enriquecerlo.

- Coloca la planta y entierra las raíces regando abundantemente.

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El mejor riego

Llegamos al capítulo del riego, uno de los que más preocupan a los jardineros sin demasiada experiencia. Es lógico, porque es de las tareas más complicadas en lo que se refiere al cultivo de plantas de exterior (y de interior).

En este caso, la parra virgen prefiere suelos húmedos, pero nunca encharcados. El riego debe ser regular. Lo mejor es vigilar el sustrato y regar cuando esté ligeramente seco, para mantenerlo ligero y aireado.

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Abono y poda

La primera de estas dos tareas de jardinería es importante para la parra virgen, una trepadora que necesita suelos ricos para crecer en plena forma.

Conseguir que no le falten nutrientes al terreno será tu labor principal. Planifica dos aportes de abono al año: en otoño y a finales del invierno, de cara a la primavera. En otoño puedes renovar el terreno con una dosis de abono orgánico como humus, por ejemplo. Después, cuando el invierno esté llegando a su fin, aporta al suelo un fertilizante mineral de liberación lenta.

En cuanto a la poda, no es necesaria aunque puedes podar la parra si quieres que esté más frondosa y potenciar la aparición de nuevas ramas, o también si quieres corregir su crecimiento sobre el soporte.

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Frutos que no son comestibles

Cuando llegue el verano verás que tu parra virgen se llena de unos frutos pequeños y de color negro azulado que penden de unas ramas rojas. Estas bayas atraerán a los pájaros, ya que para ellos son un verdadero manjar. Sin embargo, debes saber que no son comestibles para nosotros. Poseen una alta concentración de ácido oxálico lo que les confiere un sabor muy desagradable que nos protege de cualquier tentación de ingesta.

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Plagas y enfermedades

Por lo que respecta a las plagas que pueden atacar a la parra virgen, ten en cuenta que es una planta resistente que no suele sucumbir al ataque de los insectos. En determinadas ocasiones puede verse afectada por la araña roja o la cochinilla, pero si la cuidas como ella se merece es improbable que aparezcan estas plagas.

También podrían aparecer hongos como, por ejemplo, el oídio, pero no es habitual que esto suceda si riegas la parra virgen de forma adecuada y no encharcas el terreno.

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