1. Di sí a los neutros
Además, aunque adoras el ‘pink’ (el color estandarte de los ‘millennials’), lo cierto es que tras cierto tiempo viendo la casa en rosa, ha llegado a cansarte. Necesitas una paleta cromática neutral, como la de este ambiente de Borästapeter, donde blanco, beis, gris y las variantes como ‘greige’ te ayuden a crear la base perfecta para cualquier decoración, sin caer en el aburrimiento. Además, son la mejor opción para no causar discusiones entre vosotros, especialmente si cada uno se siente identificado con tonalidades diferentes.
No se trata de sentar la cabeza, los complementos en tonos atrevidos y alegres te ayudarán a compensar tanta calma y a crear puntos de acento, sino de adaptar tu casa a nuevas necesidades y sensaciones. Determina una base equilibrada entre las paredes y las piezas principales, como el sofá, y a partir de ahí busca la armonía con los accesorios. A lo mejor es un buen momento de deshacerse de algo.
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