Transformar un pajar en una casa moderna y funcional, respetando su esencia y su herencia arquitectónica es el reto al que se enfrentó el arquitecto Patrick Genard. Y del que, a juzgar por el resultado, salió victorioso. “En todos nuestros proyectos, partimos de una premisa: mejorar el lugar. La buena arquitectura debe tener en cuenta el lugar en el que se asienta, su contexto histórico, social, político y cultural. Más aún aquí, donde esta herencia era muy rica e inspiradora. Por ello, decidimos conservar lo mejor de la tradición y utilizar lo mejor de la modernidad para crear un espacio cálido y acogedor, abierto a la naturaleza y con una marcada personalidad humanista”.
Claves del proyecto
En esta tarea, el volumen interior, la doble altura, los dos grandes arcos abriéndose a un patio-jardín, las dos arcadas bajo el tejado o los espesos muros de piedra mezclada con trozos de terracota han sido restaurados y enfatizados con la introducción de más luz natural, uno de los elementos clave a la hora de lograr el objetivo.
Relacionado: Rústico no es anticuado: actualiza este estilo, que no solo es para casas de campo