Suculentas para invierno: las mejores variedades de esta planta resistentes al frío y muy fáciles de cuidar
Son una de especies más populares por su belleza y su mantenimiento. Pero si crees que solo las puedes lucir en el verano, es que no conoces estas variedades que soportan también el frío. ¡Descúbrelas!
Las suculentas se han ganado un lugar destacado en nuestras casas y en nuestros jardines. Ya sea en una estantería, la mesa de centro o creando un parterre en el jardín, estas plantas de fácil cuidado son perfectas para jardineros principiantes que quieren presumir de un espacio bonito y vivo. Pero, ¿sabías que muchas de ellas también prosperan cuando bajan las temperaturas? No todas son amantes del sol extremo ni mueren con las primeras heladas. Existen especies de suculentas capaces de resistir el invierno sin perder su encanto. Ideales para jardines, balcones o terrazas, estas suculentas de clima frío son la opción perfecta si buscas belleza todo el año y poco mantenimiento. Te ofrecemos una lista con las variedades más resistentes y decorativas para que, incluso en pleno invierno, sigan llenando de vida cualquier rincón.
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Sempervivum (siempreviva): una joya que desafía la nieve
La Sempervivum, conocida como “siempreviva”, hace honor a su nombre. Esta pequeña suculenta de rosetas compactas puede resistir heladas intensas, nieve e incluso temperaturas bajo cero sin problemas. Su capacidad para almacenar agua en las hojas le permite soportar largos periodos de sequía y frío.
Además, incluso con el mal tiempo, mantiene su color verde o rojizo y no pierde su forma perfecta. Cultívala en rocallas o en jardineras. Para mantenerla sana todo el año, asegúrate de que tiene un buen drenaje que evita el exceso de agua en el sustrato. No necesita prácticamente mantenimiento, solo algo de sol directo y espacio para multiplicarse… porque lo hará sin cesar.
Los Sedum, con variedades tan conocidas como Sedum spurium o Sedum acre, son plantas capaces de resistirlo casi todo. Su aspecto carnoso y tapizante las convierte en una excelente opción para cubrir suelos o decorar borduras en el jardín. Lo mejor es su adaptabilidad: soportan sin problema el frío y el calor, siempre que cuenten con un suelo bien drenado. En invierno sus tonos pueden volverse más intensos, mostrando matices rojizos o dorados que aportan calidez al paisaje.
Esta planta todoterreno prácticamente se cuida sola. Tolera olvidos de riego sin marchitarse, aunque necesita un lugar soleado para prosperar.
Puede que por su apariencia, el Delosperma, originario de Sudáfrica, te parezca una planta de climas cálidos, aunque la realidad es que algunas de sus variedades aguantan temperaturas de hasta –15 °C. ¿Su secreto? Sus hojas suculentas, que almacenan agua y protegen a la planta del hielo. Durante los meses cálidos se llena de flores intensas en tonos púrpura, rosa o amarillo, creando auténticas alfombras de color. En invierno, aunque pierde parte de su vigor, sigue viva y lista para rebrotar.
Su crecimiento rastrero lo hace perfecto para jardineras colgantes. Apenas requiere cuidados: riegos esporádicos, buen drenaje y pleno sol.
Echeveria elegans: elegancia resistente a las heladas suaves
Pocas plantas superan la elegancia de una Echeveria elegans, con sus rosetas azuladas y simetría perfecta. Aunque se asocian a climas cálidos, esta variedad tolera sin problema fríos suaves e incluso ligeras heladas si está protegida del exceso de humedad. Le encanta la luz y el aire fresco, por lo que puedes tenerla en exterior durante casi todo el año.
Eso sí, colócala en una maceta con buen drenaje y ponla a cubierto las noches muy frías.
Graptopetalum paraguayense: discreta pero muy resistente
El Graptopetalum paraguayense (o planta fantasma) es una suculenta que sorprende por su color gris perlado y su capacidad para resistir heladas suaves. Aunque prefiere climas templados, puede soportar temperaturas cercanas a los 0 °C si está resguardada del viento y la humedad. Es ideal para terrazas orientadas al sur o jardines con exposición solar directa.
Se caracteriza por un crecimiento lento y su aspecto decorativo. Cuanto más sol recibe, más intensos se vuelven sus tonos lilas y plateados. Riégala solo cuando el sustrato esté completamente seco y evita pulverizar las hojas. En invierno, limita el riego.
Entre los aloes, el Aloe aristata es el más capaz de aguantar el frío. Sus hojas triangulares con pequeñas espinas blancas son tan decorativas como resistentes. Puede soportar heladas suaves y temperaturas cercanas a los –5 °C si el sustrato tiene un buen drenaje. En primavera, ofrece bonitas flores de color anaranjado que atraen a abejas y colibríes.
Casi no necesita atenciones: sol, poca agua y un lugar en el que no se acumule humedad. Si vives en una zona con inviernos moderados, puedes dejarlo en exterior todo el año. Durante las noches muy frías, una simple tela antiheladas será suficiente para protegerlo.
El Agave parryi es una de las especies más resistentes entre las suculentas. Tolera heladas moderadas e incluso ligeras nevadas siempre que el suelo tenga un buen drenaje. Sus hojas gruesas, azul grisáceas, forman una roseta compacta que aporta estructura y personalidad a cualquier jardín.
A diferencia de otros agaves, no requiere calor extremo para prosperar. Puedes cultivarlo en una maceta grande o directamente en el suelo. Eso sí, evita los encharcamientos: el exceso de agua es su único enemigo.
Agave americana: el clásico que no teme al invierno
La Agave americana, conocida por su tamaño y porte imponente, es una planta que resiste fríos secos sin inmutarse. Aunque proviene de climas áridos, se adapta bien a las zonas más frías si el suelo cuenta con un buen drenaje. Puede vivir años al aire libre soportando heladas y viento, lo que la convierte en una opción destacada para jardines de bajo mantenimiento.
Además de resistente, tiene un porte muy impactante. Sus hojas gris verdoso, largas y arqueadas, aportan un aire escultórico y exótico. Solo hay que tener cuidado con el exceso de riego en invierno: déjala tranquila y ella se encargará del resto.
El Sedum reflexum, también llamado Petrosedum rupestre, es otra de esas suculentas que parecen inmunes al frío. Soporta heladas, viento, nieve y casi cualquier adversidad que se le presente. Su aspecto fino y algo erizado le da un toque silvestre y rústico, ideal para borduras, maceteros o zonas rocosas.
Durante el invierno, sus hojas adquieren tonos dorados o anaranjados, aportando color cuando más se necesita. En verano, se cubre de diminutas flores amarillas que atraen a polinizadores. Apenas necesita cuidado: riega solo cuando el sustrato esté completamente seco y asegúrate de que reciba sol directo.
