La planta que sorprende floreciendo cuando todas las demás se apagan
Fácil de cuidar, vibrante y cargado de simbolismo, el crisantemo (‘Chrysanthemum spp.’) es una apuesta segura para llenar de vida jardines, balcones e incluso interiores. Su floración tardía la convierte en una planta valiosa para mantener el color cuando muchas otras especies ya han desaparecido.
Tras la primavera y el verano, cuando el jardín empieza a apagarse y muchas flores ya nos dicen adiós, el crisantemo (Chrysanthemum spp.) entra en escena con una explosión de color. Esta planta, de floración otoñal, despliega sus mejores galas justo cuando otras especies se retiran, ofreciendo un espectáculo de pétalos que se disponen en formas simples, tipo margaritas, en pompones, en delicadas esferas…
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Su variedad de formas y colores (desde blancos puros hasta rojos intensos y dorados brillantes… ¡Incluso bicolores!) convierte cualquier rincón en un homenaje al otoño. En España, su floración se concentra principalmente entre septiembre y noviembre. Además de su belleza, el crisantemo requiere pocos cuidados. A continuación, te contamos cuáles, pero ya te avanzamos que es fácil mantenerlo saludable y feliz.
Crisantemo, la joya floral que ilumina el final del año
Originario de China y venerado durante siglos por su simbolismo y elegancia, el crisantemo es una planta que desafía el calendario floral. Actualmente, este género de planta cuenta con unas 30 especies, todas procedentes de Asia, Esta flor tardía se abre paso en otoño sin exigir demasiado. Se adapta tanto al jardín como a macetas en interiores, siempre que reciba buena luz. A cambio da hermosas flores que, según la variedad, van de uno hasta los 18 centímetros de diámetro, destacando por su forma abundante y su gran variedad de colores (en tonos habituales como amarillo, blanco, rosa, rojo y púrpura, aunque gracias a la hibridación también se han logrado variedades en azul).
Para seleccionar su ubicación ten en cuenta que el sol potencia su floración. Y aunque tolera el calor, el frío intenso y las heladas pueden afectar a tu crisantemo, por lo que conviene protegerlo en invierno. Búscale un emplazamiento donde reciba entre 4 y 6 horas de sol al día, preferiblemente por la mañana, y favorecerás su floración.
Aunque no es una planta sedienta en exceso, el crisantemo sí necesita una hidratación constante para lucir en todo su esplendor. Sus raíces, poco profundas, reclaman que el sustrato se mantenga húmedo, pero nunca empapado. La clave está en encontrar el equilibrio: riegos frecuentes, especialmente en épocas cálidas, evitando siempre el encharcamiento.
Lo ideal es darles este aporte de agua por la mañana, cuando la tierra puede absorber el agua sin riesgo de que se acumulen hongos por la humedad nocturna. Además, un suelo con buen drenaje es esencial. Con esta rutina sencilla, tus crisantemos estarán siempre radiantes.
El suelo perfecto para cultivar crisantemos es el que ofrece un buen drenaje (ya hemos comentado que el agua encharcada puede ser fatal para ellos), por lo que una buena mezcla es tierra con arena. Respecto al nivel de acidez, conviene que esté en un pH de entre 5,5 y 6,5.
Además, esta planta de flornecesita nutrientes para crecer feliz. En su época de floración debes abonar tu crisantemo cada 15 días, con fertilizante líquido rico en fósforo y potasio diluido en el agua de riego
Lograr más flores en tu crisantemo con un simple gesto
La podaen el crisantemo no es estrictamente imprescindible, pero sí altamente recomendable si se busca una planta más sana, compacta y con una floración abundante. La planta sin podas puede florecer, pero lo hará de forma más desordenada, con menos vigor y mayor riesgo de enfermedades.
Así, para lograr una floración abundante y prolongada, el crisantemo necesita intervenciones regulares durante su crecimiento. El pinzamiento o poda de floración consiste en cortar las puntas de los tallos jóvenes cuando alcanzan unos 15 cm de altura. Esto estimula la ramificación lateral y da lugar a una planta más compacta, con más brotes florales. Se puede repetir el proceso varias veces desde primavera hasta mediados de julio. Si se realiza más tarde, puede reducir el número de flores.
¿Tu crisantemo vive en maceta? Así sabrás cuándo trasplantar
El crisantemo cultivado en maceta debe trasplantarse cada1 o 2 años, siempre dependiendo del crecimiento de sus raíces. Si el sustrato se empobrece o las raíces se enmarañan, es momento de cambiar de recipiente.
La mejor época para hacer esta tarea es en primavera u otoño (antes de que las temperaturas bajen demasiado). El nuevo tiesto debe ser ligeramente más grande y, lógicamente, contar también con buen drenaje. Durante el trasplante, conviene revisar las raíces, desenredarlas suavemente y eliminar las más largas o dañadas.
Crisantemo y animales domésticos: una combinación peligrosa
El crisantemo, aunque muy apreciado por su valor ornamental, es una planta tóxica para gatos, perros y otros animales domésticos. Contiene compuestos, como piretrinas y lactonas sesquiterpénicas, que pueden provocar desde irritaciones leves hasta síntomas más graves como vómitos, diarrea, temblores o incluso daño hepático y renal.
Todas las partes de la planta pueden resultar peligrosas, especialmente si se mastican o se ingieren. Por eso, si convives con mascotas, es recomendable evitar su cultivo en zonas accesibles o mantenerla en macetas elevadas y fuera de su alcance. Aunque su aspecto es delicado, conviene tener presente que no es inofensiva para los animales.
Las piretrinas que te destacábamos antes son compuestos naturales con efecto insecticida. Así, el crisantemo ahuyentar insectos molestos, como mosquitos y moscas.
Otra de ventaja de esta flor es que atrae a polinizadores, como mariposas y abejas, gracias a su abundante néctar y polen. Su floración tardía lo convierte en una fuente valiosa para estos insectos en momentos de escasez. Por eso, incluir crisantemos favorece la biodiversidad y el equilibrio ecológico.
Esquejes o división: el método ideal para multiplicar esta flor
El crisantemo se multiplica con facilidad, y el método más eficaz es hacerlo por esquejes. Esto significa cortar una parte del tallo de un ejemplar sano para que, al plantarlo, desarrolle raíces y se convierta en una nueva planta. Lo ideal es tomar el extremo superior de una rama joven, justo donde la planta está creciendo con más fuerza. Este corte debe hacerse entre abril y junio, antes de que empiece la floración. También existe otra opción: dividir la planta madre al comienzo de la primavera, cuando empiezan a salir nuevos brotes desde la base.
Ambas técnicas son perfectas para quienes buscan resultados rápidos. El crisantemo tiene un crecimiento ágil, lo que la convierte en una especie muy agradecida y fácil de multiplicar.
El crisantemo está expuesto a diversas plagas y enfermedades que pueden comprometer su desarrollo. Es común la presencia de pulgones, que se alimentan de los azúcares de hojas y flores, dejando melaza y provocando el enrollamiento del follaje. Entre los hongos más agresivos destaca el Verticillium, que se instala en las raíces y asciende por la savia, causando amarilleo, marchitez y, en casos graves, la muerte de la planta. El oídio se manifiesta como una capa blanquecina sobre hojas y tallos, mientras que la roya aparece en forma de pústulas en el reverso de las hojas, dificultando la fotosíntesis. Los trips, pequeños insectos que dejan manchas negras con bordes claros, y los nemátodos, que atacan las raíces y dificultan la absorción de nutrientes, completan el abanico de amenazas que pueden afectar a esta flor tan apreciada.
Además, el agua estancada en el sustrato puede favorecer la aparición de hongos como la botrytis, que provoca manchas grises y pudrición en hojas y flores. También puede generarpodredumbre de raíces.
El nombre crisantemo proviene del griegochrysos (oro) y anthemon (flor), lo que se traduce como flor dorada. Aunque hoy se cultiva en una amplia gama de colores, su simbolismo sigue vinculado a la luz, la nobleza y la eternidad. De hecho, en muchas culturas asiáticas, como la japonesa y la china, se asocia con la longevidad y la pureza, mientras que en Europa ha adquirido connotaciones más solemnes, ligadas al duelo y al recuerdo.
En España y otros países de tradición católica, el crisantemo es la flor por excelencia del Día de Todos los Santos. Su floración tardía y su resistencia lo convierten en el homenaje perfecto para decorar cementerios y recordar a los seres queridos cortada en flor o directamente en maceta.