En los últimos años hemos vivido el auge de la skinification, una tendencia que nos anima a cuidarnos el pelo y el cuero cabelludo como lo hacemos con la piel del rostro y un ejemplo perfecto es el colágeno como aliado fortalecedor integral: el activo que contienen algunas de las cremas faciales más potentes conquista el terreno capilar a través de tratamientos en casa, profesionales y la nutricosmética que trabaja desde dentro. Un ritual de vanguardia en el que, al igual que ocurre con la cara, no le puede faltar el fotoprotector que evita las quemaduras solares.
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La Dra. Carolina López, especialista en tricología y medicina capilar DEMYA equipo Bojanini Experts, lo dice alto y claro: "Igual que tenemos muy interiorizado que debemos proteger la piel del sol, es necesario que, también, nos concienciemos que tenemos que hacer lo mismo con el cabello y el cuero cabelludo"; más aún durante el verano, una estación en la que ambos se encuentran más expuestos y frágiles ante el daño UV, que daña la capa externa (cutícula) encargada de proteger, dar brillo, elasticidad y fuerza a la melena.
Los problemas del pelo de verano
O más bien los problemas del pelo de septiembre, que llega de las vacaciones un par de tonos aclarado y en baja forma. La tricóloga advierte que la radiación ultravioleta "puede repercutir negativamente en la hidratación y hacer que el pelo esté más seco, áspero y apagado". Nuria Aluart, beauty expert y fundadora de la tienda online de cosmética de autor Mumona.com, lo confirma y añade que "una de las principales consecuencias de la exposición a los rayos UV, el salitre y el cloro es la alteración de las propiedades elásticas de nuestro cabello, lo que provoca una ligera decoloración y deshidratación".
Como base desde la que crece cada cabello, el cuero cabelludo tampoco se salva: "No debemos olvidar que también es piel, y sin la protección adecuada, se puede quemar e irritar", apunta la Dra. López. Además, "exponer el cuero cabelludo directamente al sol, sin protección, puede provocar la aparición de quemaduras o daño solar, que con el tiempo pueden desarrollar lesiones dermatológicas como brotes de dermatitis, manchas solares que incluso pueden llegar a ser malignas, si no se detectan a tiempo".
Manual para proteger al cabello del sol
"La mejor manera de protegerlo es con sombreros de ala ancha, gorras o pañuelos de tejidos tupidos, sin agujeritos ni rejillas por donde pueda pasar la radiación solar", apunta la especialista de DEMYA equipo Bojanini Experts, quien señala además al cuidado estival imprescindible: "Es importante aplicarse protectores solares específicos para el cabello y el cuero cabelludo. Debes usarlos en cantidad generosa y extenderlos bien de raíz a puntas, sin olvidar insistir sobre el cuero cabelludo".
En cuanto al método de uso correcto: "Igual que haces con la piel, el protector capilar también lo debes reaplicar cada 2 horas o tras cada chapuzón en la piscina o el mar, y después de enjuagarlo, muy bien, con agua dulce".
El paso 'after sun' fundamental
Por último y como ritual recomendado tras cada baño en la piscina, la tricóloga apunta a que "es imprescindible que lo enjuagues muy bien, bajo la ducha, para evitar que se acumulen residuos como el sulfato de cobre y cloro de las piscinas que pueden modificar el color del cabello y resecar la fibra capilar". Lo mismo pasa en la playa: "El problema del agua del mar es la sal, cuyos granos se fijan en la estructura dentada de la fibra capilar y actúan como una lupa bajo el sol, pudiendo provocar daños en el cabello. Así que insisto en lo importante que es enjuagarlo muy bien con agua dulce tras cada inmersión".
Además, señala que habrá que lavarlo en casa a diario en vacaciones si te bañas en la playa o piscina, "debes hacerlo con agua tibia porque el agua fría no va a eliminar bien la acumulación de esos residuos. Es muy importante elegir un buen champú hidratante, suave, rico en aceites naturales, vitaminas y proteínas para mejorar su brillo y suavidad".