Desde que falleciera Benedicto XVI y hasta este lunes, sus restos permanecieron en una pequeña capilla privada del monasterio donde ha vivido estos últimos años, dentro de los jardines vaticanos. El domingo le despidieron allí, con un árbol de Navidad y un pesebre como únicas decoraciones, amigos íntimos, familiares, antiguos compañeros de trabajo o religiosos y sacerdotes que le conocían bien