Han pasado casi tres décadas desde que Laura Sánchez dio sus primeros pasos en la moda. Tenía 16 años cuando pasó de ayudar en la tienda de ultramarinos familiar a apuntarse en una agencia de modelos animada por su padre. Aquello marcó un punto de inflexión, ya que se hizo conocida internacionalmente y empezó a pisar las pasarelas más importantes del mundo. Son muchas las cosas que han cambiado en ella desde entonces, pero hay una que se mantiene intactas: su eterna sonrisa, esa que refleja su optimismo y el bonito momento que atraviesa. Una etapa de la que ha hablado en Y ahora Sonsoles.
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Una de las razones que hay detrás de la sonrisa tiene nombre propio: Manuel Escribano. Coincidieron por primera vez en enero de 2024 en un evento de moda flamenca y meses más tarde volvieron a verse y saltó la chispa. ¡HOLA! publicó las imágenes que confirmaban este romance que no deja de avanzar. Porque Laura ha encontrado en el diestro al mejor compañero de viaje, un hombre al que quiere, respeta, admira y apoya. Es habitual verla animándole en la plaza y celebrando sus faenas, porque como ha dicho, "paso miedo, pero su profesión no me impide estar con él".
"Voy a verlo torear, prefiero verlo porque voy a celebrarlo, a ver cuando salen las cosas bien. Quiero que mire para el tendido y estar yo allí. No me gusta verlo por la tele porque me pongo más nerviosa. Si pasa algo, yo no puedo hacer nada, no soy cirujana", ha confesado la modelo. Además, ha contado una anécdota: el primer día que fue a verle torear, cuando aún se estaban conociendo y nadie sabía de su amistad especial, sufrió una cogida. "Me demostró que es un hombre de verdad, de raza. Le operaron en la plaza, se puso el vaquero y volvió a salir", ha recordado.
El diagnóstico que ha transformado su vida
Laura, que nació en Alemania pero se crió en Huelva, ha explicado que en esta etapa de su vida ha aprendido a relativizar y a dar importancia a lo importante: "Lo del pelo es una libertad absoluta, un mensaje de quererte mucho. Las arrugas me importan muy poco, la edad solo me preocupa por la salud". Su mentalidad cambió en 2021, cuando empezó a convivir con la diabetes tipo 1. Cuando la endocrina le comunicó el diagnóstico no se lo creía porque en su familia nadie tiene esta patología, así que empezaron a investigar su caso.
El origen de su dolencia es claro: "Estrés emocional prolongado en el tiempo. No un calentón, sino muchos calentones durante muchos años. ¿Qué me lo provocó? La maternidad, o la no maternidad, o la falta de maternidad. La vida te dice, esto es un aviso y es tu salud y hay que cuidarla. Desde entonces intento estar untada en mantequilla a todo lo que me viene externo y es absurdo. Me he provocado una enfermedad crónica, autoinmune y, de momento, sin cura".
Cabe recordar que la modelo estuvo inmersa en varios años de batalla judicial por la custodia de su hija Naia, quien ahora reside en Estados Unidos combinando sus estudios con su formación como jugadora de fútbol. Ambas se adoran, su comunicación es constante e intentan hacer planes siempre que pueden, porque la distancia no es un obstáculo. Laura la ha visitado en Connecticut y este verano hicieron un road trip por La Toscana. Además, hay un tatuaje que las conecta sin necesidad de tecnologías. "Cuando empezó a tener móvil, a las 13.13 me decía 'te quiero'. Es muy simbólico y nos lo hemos tatuado las dos", ha detallado.