Lady Annabel Goldsmith, figura icónica de la alta sociedad británica y amiga cercana de Diana de Gales, ha fallecido a los 91 años. Su muerte marca el fin de una era en la que el glamour, la discreción y el poder social se entrelazaban en torno a su figura. Nacida como hija del octavo marqués de Londonderry, Lady Annabel fue mucho más que una aristócrata: fue musa, madre, empresaria y testigo privilegiada de los grandes cambios de la sociedad británica.
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Tras conocerse la noticia de su muerte, su hijo menor, Ben Goldsmith, declaró que era "simplemente irremplazable". Y añadió: "Estamos desconsolados, no por ella, porque su vida ha sido extraordinaria y completa, sino por nosotros, por el inmenso vacío que deja en nuestras vidas", según recoge la BBC, medio que dio la noticia ayer.
Su nombre está ligado para siempre al exclusivo club Annabel’s, fundado en 1963 por su primer marido, Mark Birley, en pleno corazón de Mayfair, uno de los barrios más selectos de Londres, con vecinos exclusivos, al igual que sus tiendas y sus restaurantes. El local, bautizado en su honor, se convirtió en el epicentro de la vida nocturna de la élite londinense, frecuentado por miembros de la realeza, artistas, políticos y empresarios. Lady Annabel, con su estilo sobrio y su elegancia innata, fue durante décadas el rostro amable de ese mundo reservado, donde el lujo se vivía sin estridencias.
Dos matrimonios y dos grandes pérdidas
Su vida personal estuvo marcada por dos matrimonios y seis hijos. Con Mark Birley tuvo a Rupert, Robin e India Jane. Estuvieron 21 años casados, pero las infidelidades de él terminaron de romper su matrimonio. Tras su divorcio, se casó en 1978 con el magnate Sir James Goldsmith, con quien mantuvo una relación extramatrimonial. Con su segundo esposo tuvo a Jemima (quien terminaría siendo íntima amiga de Lady Di), Zac y Ben. Tras el fallecimiento de este en 1997, víctima de un cáncer de páncreas, Lady Annabel mantuvo un perfil más discreto, centrada en su familia y en preservar el legado de su apellido.
La familia Goldsmith ha ocupado titulares por méritos propios. Jemima Khan, periodista y productora, ha sido una de las voces más influyentes en el debate público británico y colaboró en la quinta temporada de la serie The Crown. Zac Goldsmith, político conservador, ha sido miembro del Parlamento, candidato a la alcaldía de Londres y recientemente nombrado miembro de la Cámara de los Lores. Ben, el menor, ha mantenido un perfil más empresarial, vinculado a causas medioambientales.
Lady Annabel vivió también momentos de profundo dolor. En 1986, su hijo Rupert, de 30 años, desapareció en la costa de África Occidental y fue dado por muerto. Años después, su nieta Iris, hija de Ben Goldsmith y Kate Rothschild, falleció en un trágico accidente con un vehículo todoterreno en la finca familiar. Estos episodios marcaron su vida, pero nunca apagaron su espíritu ni su capacidad de reunir a los suyos.
Hasta el final, Lady Annabel mantuvo su vínculo con la vida social británica. Lady Annabel era una presencia habitual en el All England Club de Wimbledon, donde no se perdía ninguna edición del torneo. Este mismo año, volvió a ocupar su asiento en la grada, acompañada por su hija Jemima, en una imagen que reflejaba su pasión intacta por el tenis y su vínculo con los grandes eventos sociales británicos.
Y, recientemente, también se dejó ver en el último gran acontecimiento familiar: el enlace de su hijo Zac con Hum Fleming, descendiente de Ian Fleming, creador de James Bond, que tuvo lugar el pasado mes de septiembre. La ceremonia, celebrada en St James’s Church, en los Cotswolds, reunió a lo más selecto de la sociedad británica y fue uno de los últimos eventos públicos en los que se vio a Lady Annabel, elegante como siempre, acompañada por sus hijos.
Amiga íntima de Diana de Gales
Su amistad con Diana de Gales fue una de las más comentadas en los círculos aristocráticos. Ambas compartían sensibilidad, discreción y una visión crítica del entorno que las rodeaba. Lady Annabel fue una confidente para la princesa en sus años más difíciles, y su casa se convirtió en refugio en más de una ocasión.
Su vínculo con la difunta Diana de Gales fue muy estrecho. Lady Di encontró en ella la figura materna que tanto echaba de menos. La conexión entre ambas nació a través de Jemima Goldsmith, hija de Annabel y amiga íntima de la princesa. Ambas compartían círculos sociales, inquietudes y una sensibilidad poco común en su entorno. Cuando Jemima se trasladó a Pakistán junto a su entonces marido, Imran Khan —quien años después se convertiría en primer ministro del país, de 2018 a 2022—, Diana la visitó en varias ocasiones, buscando refugio lejos del protocolo.
La muerte de la princesa en agosto de 1997, a consecuencia de un accidente de tráfico en París, fue un golpe devastador tanto para madre e hija. No faltaron a su funeral, celebrado en la Abadía de Westminster en Londres. Y, en 2007, Lady Annabel fue una de las personas que declaró en la investigación oficial para esclarecer su fallecimiento.
Lady Annabel no solo fue una figura social: también dedicó parte de su vida a causas que reflejaban su sensibilidad y compromiso. Apoyó iniciativas vinculadas al mundo rural, colaboró con organizaciones benéficas dedicadas al bienestar animal y trabajó activamente para reducir el impacto del VIH/SIDA en la infancia sudafricana.
En 2004 publicó sus memorias, Annabel: An Unconventional Life, donde repasaba con lucidez y humor su infancia aristocrática, su papel en el Londres vibrante de los años 60 y su experiencia como madre y abuela de una familia marcada por la historia. Y será recordada por su elegancia y su inteligencia, que la convirtieron en una de las figuras más queridas y respetadas dentro y fuera de los círculos sociales británicos que tanto frecuentó.