De siempre, a Rafa Nadal le ha perseguido la sombra de la retirada , una pregunta recurrente al periodista de turno que se dedica al tenis. “¿Y Rafa qué, se retira este año ya, no?”, se ha repetido en el tiempo porque el español, desde sus inicios, ha convivido con las lesiones; tanto, que su tío, Toni Nadal, su entrenador hasta que le sucedió Carlos Moyá, se coló con una frase bastante elocuente: “Rafa no es tenista, es un lesionado que juega a tenis”. Se atrevió incluso a pronosticarle dos o tres años más de tenis (sus palabras fueron en 2019) y se generó tal revuelo que tuvo que disculparse, aquello de la mala interpretación de las palabras. El caso es que Nadal siempre ha vuelto, pero también es cierto que ahora, a sus treinta y seis años (cumplirá treinta y siete el próximo tres de junio), magullado su cuerpo con tanta dolencia, cualquier contratiempo altera por completo los planes.

En estas, una reciente lesión en el psoas de su pierna izquierda le lleva por el camino de la amargura porque no contaba con ser eliminado en la segunda ronda del Open de Australia ante el estadounidense Mackenzie McDonald. Tras conocer el diagnóstico, el manacorí regresó a su casa de Mallorca donde se encuentra en reposo deportivo y sometiéndose a sesiones de fisioterapia antiinflamatoria. “El tiempo normal de total recuperación será de entre seis y ocho semanas”, han señalado desde su equipo. Por lo tanto, Nadal estará de baja al menos hasta principios de marzo, por lo que no podrá completar el calendario que se había marcado para continuar una carrera trufada de éxitos que ha cimentado a base de esfuerzo y sacrificio sin decir una palabra más alta que otra. Por ello es normal que sea tan admirado como venerado y que se haya ganado el respeto de todos a lo largo de su excelente carrera deportiva, aunque el deportista ve cada vez más cerca el momento de su retirada.

Aunque de momento no se lo plantea, nunca ha ocultado que ya piensa en lo que hará tras su “jubilación”, tal como ha declarado en más de una ocasión ante los medios de comunicación. “No tengo que seguir jugando por ninguna razón en concreto y continúo por la pasión que siento por este deporte. Cuando no tenga pasión, lo dejaré. Parece que estéis muy interesados en mi retirada, pero no ha llegado el momento por ahora”, afirmó el pasado mes de diciembre tras ser derrotado en la United Cup por Cameron Norrie.

Lo que tiene claro es que, cuando esté fuera de las pistas, seguirá vinculado al mundo del tenis gracias a su academia, Rafa Nadal Academy by Movistar, un proyecto muy especial en su vida ya que permite que las jóvenes promesas de la raqueta combinen los estudios académicos con el entrenamiento a fin de obtener una formación integral. Esto es posible gracias a la American International School, situada en las mismas instalaciones. También podrá volcarse aún más en la Fundación que lleva su nombre y dirige su mujer, Mery Perelló, cuya labor gira en torno a tres líneas de acción: integración social de menores vulnerables, atención a jóvenes con discapacidad intelectual y promoción del talento académico y deportivo tanto en España como en la India.

Sin embargo, la trayectoria de Nadal no solo está plagada de cifras estratosféricas en lo deportivo. Evidentemente, sus ganancias y patrimonio también está a la altura de lo que se le presupone a uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Quizá no sea el que más dinero gane, pero es que hasta en eso es especial porque el manacorí aplica a los negocios su propio código ético. Según Forbes, desde que debutó como profesional en 2001, tiene un patrimonio de doscientos cincuenta millones de euros gracias a sus logros en la pista, superando a otros deportistas como Pau Gasol, Sergio Ramos o Gerard Piqué. A sus emolumentos como tenista, también añade sus lucrativos contratos con varias firmas. Una vez se retire, tendrá tiempo para dirigir sus inversiones y no delegar en su padre, Sebastián. Esta misma semana el manacorí ha anunciado su alianza con Meliá Hotels International para crear una nueva marca de hoteles bajo el nombre de ZEL. La idea es empezar a operar primero en España, en concreto en Mallorca, donde el primer hotel de la cadena se abrirá en 2023, para luego expandirse a otros destinos en Europa, Oriente Medio, Asia y América. El plan de expansión que han elaborado prevé que la firma abra más de 20 hoteles en 5 años.

Pero no es la primera vez que Rafa Nadal apuesta por el negocio hotelero. Con solo 27 años, el tenista español se embarcaba en su primera gran operación inmobiliaria en el Caribe mexicano, abriendo dos hoteles en Cozumel . Dentro del sector inmobiliario, también tiene una participación de la empresa Mabel Capital, junto a Abel Matutes y Manuel Campos Guallar. A través de esta sociedad, el tenista es propietario del residencial de lujo Villa de París en Madrid. Se trata de un selecto edificio de viviendas premium situado en el barrio de la Justicia, en pleno centro de la capital. Los negocios de Nadal también incluyen la restauración, que gestiona a través de la sociedad Mabel Hospitality, filial de Mabel Capital. En concreto es dueño del grupo Tatel, donde tiene socios como su amigo Pau Gasol, el cantante Enrique Iglesias o el futbolista Cristiano Ronaldo. Tatel es uno de los grupos de restauración más exitoso en la actualidad y cuenta con locales en Madrid, Ibiza, Doha, Beverly Hills o Bahrein.

A principios de noviembre del año pasado, sorprendía con su involucración en un nuevo negocio:   los perfumes. Desconocíamos esta faceta del tenista, pero su pasión por las fragancias le ha llevado a aliarse con la marca de perfumes de autor Henry Jacques para lanzar tres fragancias, dos masculinas y una femenina, creada por Mery Perelló. Y este mes de enero ha anunciado un nuevo proyecto. Como gran aficionado a la navegación que es, el español participará en el nuevo UIM E1 World Championship, el Mundial de embarcaciones de competición eléctricas y que tiene al empresario Alejandro Agag como uno de sus impulsores y propietario de uno de los equipos, según ha dado a conocer la organización del campeonato. Este es el primer campeonato del mundo autorizado por la Unión Internacional Motonáutica (UIM), el organismo internacional rector de todas las actividades de motonáutica, y que se estableció para crear una nueva plataforma de carreras en el agua basada en tecnologías eléctricas.

Además de usar la mayor parte de su tiempo en perfeccionar su tenis y ampliar los negocios, Nadal también tiene otros dos deportes que le quitan el sueño y a los que a partir de ahora podría dedicar más tiempo. Se sabe que el manacorí es un atleta de cepa, por lo que no sorprende que enfoque su energía en deportes como la pesca y el golf. Desde hace mucho tiempo, el tenista confesó que salir a pescar es parte de sus grandes aficiones y la disfruta en compañía de su grupo de amigos, familia y hasta con su representante. Pese a que se trata de una práctica recreativa, el diestro no puede dejar atrás su pasión por la competencia, ya que suele presumir las grandes presas que captura. Mientras la pesca es todavía una actividad que el conocido como “La Fiera” eligió mantener como un simple pasatiempo, lo cierto es que no sucedió lo mismo con sus entrenamientos como golfista debido a que el hecho causó tanto revuelo en el mundo del deporte que ya le ha llevado a ser invitado a varios torneos de golf en los últimos años.

Todo ello compaginándolo lógicamente con los cuidados de su hijo, Rafael, nacido el ocho de octubre del pasado año. Muy herméticos en todo lo relativo a su vida privada, no fue hasta el pasado mes de junio cuando se hizo pública la noticia del embarazo. “La forma en la que cambia la vida no lo sé porque no tengo experiencia pero no tengo previsto que esto suponga un cambio en mi vida profesional”, aseguraba Nadal hace algunos meses. Sin embargo, la llegada del bebé cambiará de manera radical las prioridades del deportista, quien, una vez retirado, seguro que se volcará completamente en la faceta de la paternidad en los primeros meses.