© Fernando Junco Laura Ponte en la fiesta de Elisabetta Franchi

Sin gafas oscuras, por fin pudimos ver que ha recuperado la mirada

Laura Ponte, tras su trasplante de córnea: ‘Veo muchísimo mejor ahora que hace 20 años’

La exmodelo y diseñadora señala que lo único que le preocupa es tener la cabeza en su sitio, que perder la visión, quedarse tuerta, era algo tan solo ‘físico’

Finales del mes de julio. Había dormido mal. Y el ojo le dolía. En realidad era un dolor que le era muy familiar. Demasiado. Convivía con él desde hacía veinte años, pero no le había prestado mucha atención. Sabía, además, lo que tenía. Varios herpes conjuntivos le habían producido una úlcera en la córnea. La córnea estaba débil, le daba sus molestias, pero como los calambres o el ardor, lo había cronificado en su memoria. Lo de Santa Bárbara, que le echamos cuentas solo cuando truena… Y aquella mañana, hubo tormenta. En cuanto se metió en la ducha y le cayó agua en los ojos fue como si le hubieran echado tinta. El dolor fue intensísimo y no, no veía. La operaron de urgencia, temieron por su visión. Los demás. Ella, nunca. De aquello ha pasado tiempo ya, y la exmodelo y diseñadora Laura Ponte vuelve a mostrar, sin el parapeto de unas gafas de sol, esa mirada que la convirtió en una de las grandes de las pasarelas y las vallas publicitarias. Esa profundidad, entre irreal y misteriosa, a la que uno parece arrojarse sin remisión cuando, sin batir las pestañas, espera la siguiente pregunta.

©Fernando Junco
Laura no se quiso perder la gran fiesta de Elisabetta Franchi en Madrid.

- ¡Qué sorpresa verte, Laura! ¿Cómo estás?

- Muy bien. Muy feliz. Feliz, sí.

- El ojo por fin, ¿bien?

- Sí. Y dando las gracias a Dios todos los días. Que lo llevo conmigo siempre.

- ¡Y sin gafas! ¡Ya no tienes el ojo blanco!

- ¿Sin gafas de sol dices? Las llevo más por el día porque sigo teniendo un poco de fotofobia. Pero como llevo con fotofobia veinte años, ya no me molesta. No me acuerdo (risas)

- ¿La luz artificial no te hace daño?

- Es unidireccional. No es como la luz del sol, ¿sabes? Y por eso, la puedo soportar bien. De hecho, te diré: veo muchísimo mejor que hace dos décadas.

- Pero eso es una maravilla. No hay bien que por mal no venga, ¿no?

- ¡A mí me lo vas a decir! Llevaba años diciéndome a mí misma: ‘Tienes que hacerte el trasplante, tienes que hacerte el trasplante…’ Pero tenía la córnea tan finita… Si llego a saber que iba a ser así, no me lo pienso tanto. En el hospital, en La Paz, me quitaron muchísimo el miedo y la recuperación está siendo muchísimo más fácil de lo que yo podía imaginar. Ojalá me hubiera puesto en lista de espera para la operación y el trasplante y no hubiera esperado a que me reventase el ojo…

“Tenía la córnea mal, pero son cosas que nunca piensas que pasen. Sabes que tienes una heridita, pero nunca piensas que eso se vaya a abrir tanto como… así fue”

- ¡Qué susto, Laura!

- La verdad, sí. Lo que pasa es que luego caí en tan buenas manos que todo fue fácil.

- Y la recuperación dices que no te está costando, ¿no?

- Hay una serie de cosas que no puedes hacer como levantar peso, mover muy rápido la cabeza, rascarte sin cuidado… Pero las revisiones van perfectas.

- ¿Eras aprensiva o qué?

- Para nada.

- ¿Entonces? ¿Dejadez? 

- Tampoco… Tenía la córnea mal, pero son cosas que nunca piensas que pasen. Sabes que tienes una heridita, pero nunca piensas que eso se vaya a abrir tanto como… así fue. Si no, lo hubiera hecho antes tal y como te digo, porque son cosas que se pueden prevenir… Pero cuando eres más joven, no te das cuenta. No lo piensas. No ves el peligro. Pero bueno, como siempre digo, como tengo la cabeza bien y es lo único que me ha importado tener en su sitio desde hace tantos años, pues oye… ojos tengo dos, ¿no? Si me hubiera quedado tuerta, es una cosa física, no hubiera pasado tampoco nada.

©GTres
En últimas ocasiones habíamos visto a la exmodelo luciendo gafas de sol para proteger su vista.

- Pero, Laura, ¿tus ojos? ¿Tu mirada? ¡Es mítica!

- Pero la mirada va desde aquí (se señala la cabeza) y de aquí (el corazón). No desde los ojos.

- Ay, no digas eso y ¡cuídatelos!

- Lo haré, descuida (risas)

- ¿Y los chicos?

- Estupendos. Viviendo una adolescencia bastante amable y como tienen que ser. Son cariñosos, buena gente. Eso es lo importante.

- Pero he leído que decían que parecías una cyborg...

- A ver, yo también (risas)

- ¿Y están cuidándote?

- Sí, pero en especial, mi madre. Ella ha estado cuidándome todo el rato. Este año, como me ha pasado de todo, que ha sido mi ‘annus horribilis’ de la salud, la pobre no se ha separado de mí. Ha sido una maravilla. Y una suerte.


Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

Más sobre