Cuando Lara Dibildos , después de hacer sus pinitos en la televisión, se subió por primera vez a un escenario, quizás para algunos se trataba del típico capricho de la hija de una gran presentadora y un hombre mítico del cine, y que cuando se diera cuenta de lo duro que es el show business y se le rompiera una uña, detrás, en las bambalinas, volvería al redil de las photocalls y las fiestas. Pues estaban muy pero que muy equivocados.

Lara heredó de sus padres, Laura Valenzuela y José Luis Dibildos, la tenacidad, el esfuerzo y la pasión por el espectáculo y no se le caen los anillos si hay que montar y desmontar escenarios antes y después de rizarse la pestaña para dar lo mejor de sí misma al respetable sobre las tablas. Lleva haciéndolo treinta años porque, aunque no lo parezca, la actriz y productora acaba de superar el medio siglo. Hablamos con ella un día antes de cumplir los 51. En el estreno de La chica salvaje. Y no, no tiene miedo a decir su edad porque está fabulosa.

Es cierto que ya prefiere los planes de tardeo para, a las 22.00 de la noche, estar ya en la cama viendo Scandal, que le encanta la serie americana. Y también que las grandes fiestas se las deja a sus hijos, pero… como las adolescentes, se sigue enamorando de los protagonistas de los telefilmes . En este caso, de Tony Goldwyn, el actor que interpreta al presidente de Estados Unidos en el thriller político de Shonda Rhimes. En la realidad es que dice que prefiere estos amores platónicos a los reales, que estar pendiente del mensajito del amor que le pudiera llegar por el iphone es un engorro.

- Lara, ¿Cómo estás?

- Pues mira, te confieso: mañana es mi cumpleaños!

- ¡No me digas! ¡Felicidades!

- Voy a cumplir 51 años mañana.

- Estás divina. No me extrañas que me lo confieses…

- (risas) Eso es el trabajo. Estoy trabajando mucho. En el teatro, que es mi profesión y mi pasión. Sigo con Hongos, que es la comedia con la que ya llevo tiempo y seguimos de gira… Volveremos a Madrid en Noviembre. Con lo cual, estoy feliz. A la vez, estoy con otras dos obras más, con No más besos y…

“El trabajo no me da miedo. Al revés. Es que me gusta. También tengo la suerte de que trabajo en lo que me gusta”

- Y que no te falta trabajo...

- Es que ya no es como antes. Antes, tú tenías una obra con la que girabas todo un año y recuerdo épocas de mi vida en la que, de jueves a domingo salía de casa y recorrías España. Ahora, por desgracia, las cosas ya no son así. Ahora tienes que estar en varias obras para que los números salgan porque si no…

- Pero tú eres una curranta…

- La verdad es que sí. El trabajo no me da miedo. Al revés. Es que me gusta. También tengo la suerte de que trabajo en lo que me gusta. No es un trabajo, es mi pasión. Pero hay mucho detrás. Las cosas han cambiado tanto que… tienes que coger la furgo y… Mira: yo llevo la furgo, cargo el decorado, descargo el decorado, lo monto… Luego, salgo divina con mi maquillaje cuando se abre el telón y, cuando se baja, vuelvo a desmontar el decorado, a meterlo en la furgo… La vida ahora es así porque si no, como te digo, las cuentas no salen. Los cachés además han bajado… Hemos pasado una época muy mala y ahora, los actores somos como los cómicos de antes.

‘Las grandes celebraciones se las dejo a mis hijos’

- ¡Es que me has recordado a El viaje a ninguna parte!

- (Risas) Sí, sí. Es así.

- Imagino que los montajes también serán más pequeños, claro.

- Vas ajustando. Hay que ir recortando presupuestos. Los textos tienen que seguir siendo maravillosos, el trabajo actoral, también, y luego tienes que echarle ingenio para que todo lo demás sea estupendo sin tirar la casa por la ventana como hacíamos antes.

- No sé si, siendo mañana tu cumpleaños, haces balance de cosas. Lo que quieres, lo que no quieres… 

- Yo, esos balances, los hago en enero con el Año Nuevo y en Septiembre con la vuelta al cole y eso, ¿ves? Lo tengo muy reciente (risas). Ya he hecho todo mi balance y eso que en agosto he trabajado, con lo cual no ha sido eso de “vacaciones y renovarse”. Para nada. Yo he tenido que estar todo agosto trabajando, pero feliz. Los fines de semana me iba a la playa con mis hijos y ya estaría…

“De celebración, pero tampoco de grandes celebraciones, que vamos cumpliendo años y lo de los grandes fiestones prefiero dejárselo a mis hijos, que ellos tienen la edad”

- Con lo cual, entiendo que tu cumpleaños es un día de celebración y punto. 

- Exacto. De celebración, pero tampoco de grandes celebraciones, que vamos cumpliendo años y lo de los grandes fiestones prefiero dejárselo a mis hijos, que ellos tienen la edad. A mí, ahora, lo que me llena es un tapeo, una comida y un tardeo con mis amigos de toda la vida. Con los más íntimos. Para estar a gusto de verdad.

- O sea, algo íntimo.

- Sencillito. Y tardeo. Tardeo que ahora mola… Y un poquito de flamenquito que nunca viene mal. Y así, a las 22.00 horas, en casa, tan a gusto.

- Vale, entiendo. Es imposible ser una chica salvaje acostándose así de temprano…

- (Risas) A ver, por dentro me sigo encontrando con un espíritu muy joven. Soy muy disfrutona. Siempre lo he sido. Incluso, te diría que, ahora, más. Porque lo hago con conocimiento de causa porque hoy por hoy sabemos que hay que disfrutar el ahora, que eso no nos lo quita nadie, que el mañana, no sabemos qué puede pasar.

‘Sin amores, duermo fenomenal’

- ¿Y de amores cómo vas, Lara?

- Uy, estupendamente porque no paso ninguna noche sin dormir ni miro el móvil a cada momento porque no espero a nadie (risas). Duermo fenomenal y el móvil no sé ni dónde lo dejo porque no espero a nadie. Lo único que me quita el sueño son las plataformas de series y películas, que por cierto ahora estoy loca con Scandal, que me he enamorado del presidente americano (risas) Y de los lookazos de Olivia Pope que, cómo le queda el blanco. Es una tía estilosísima, con carácter, luchadora, trabajadora, con éxito y lista como el hambre. Me encanta.

- Ay Lara, esto vamos a tener que solucionarlo, ¿no?

- (Risas) Vale. Yo estoy abierta a citas a ciegas, pero antes, con foto de whatsapp. O sea, a citas medio a ciegas (risas). En realidad, es que no tengo ni tiempo ni ganas para el amor. Bueno… ganas sí, pero si tiene que ser, que me venga ya todo hecho. ¿Sabes? Como hecho a medida y por encargo. Pero lo que he pedido. Nada de imitaciones.