El pasado sábado 23 de octubre, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin regresaron a Barcelona. El motivo de este viaje era asistir al debut de Pablo, el segundo de sus cuatro hijos, como jugador del primer equipo de balonmano del Barça. El estreno del joven deportista, de 20 años, no pudo ser mejor: marcó tres goles y llevó la alegría a las gradas del Palau Blaugrana, en las que, además de sus padres, también estaba su hermana Irene, de 16 años. Pero, aunque esta era la razón oficial de su asistencia, la presencia de la hermana del rey Felipe VI y su familia estuvo llena de mensajes ocultos que hicieron que este fin de semana fuera especialmente relevante para la familia Urdangarin Borbón.

Esta reunión familiar en público supuso la restauración social de Iñaki Urdangarin, quien hacía mucho tiempo que no participaba de ningún acto de este tipo. El ex duque de Palma cumple el tercer grado penitenciario en Vitoria. Allí, trabaja en un despacho de abogados y vive con su madre, aunque lejos de su esposa y sus hijos. Juan, el mayor, reside en Madrid; Pablo, en Barcelona; Miguel, en Reino Unido, e Irene, en Suiza, junto a la infanta. Urdangarin reapareció por primera vez en un acto con gran expectación mediática y, lejos de esquivar a los medios, exhibió su alegría y orgullo por su hijo Pablo en dos entrevistas. Una, en La Vanguardia —“Pablo tiene, por su edad, más talento que yo cuando jugaba”, confesó— ; otra, en Catalunya Radio, donde hizo alusión a su vida actual. “Estoy bien, remontando, volviendo a mi nueva normalidad”, dijo en unas sorprendentes declaraciones, las primeras que realiza desde que, hace más de diez años, comenzaran sus problemas con la justicia.

Pero este regreso a Barcelona no solo supuso la restauración social de Urdangarin, sino también un homenaje a su carrera deportiva. Horas antes del debut de su hijo, el exjugador de balonmano participó en la celebración del 50 aniversario del mismo estadio donde el sábado jugó por primera vez su hijo y donde él debutó en 1986. Allí coincidió con buenos compañeros y posó, de nuevo, para la prensa deportiva. La carrera de Urdangarin en el Barça fue muy prolífica: durante su paso por el club, entre numerosos premios, consiguió seis copas de Europa.

Barcelona es una ciudad muy especial para el matrimonio ya que allí se conocieron, allí se casaron y allí vivieron hasta que, hace ocho años, se trasladaran a Suiza y, más, tarde él entrara en prisión para cumplir su condena por el “caso Nóos”. Durante este fin de semana, la familia se instaló en un hotel de Pedralbes, muy cerca de la que fue su residencia en este exclusivo barrio de la Ciudad Condal. A su salida de este lugar, Iñaki y Cristina no tuvieron reparo en demostrar que, pese a la distancia y los problemas de los últimos años, su amor sigue estando por encima de todo. Por eso, y por muchas razones más, su fin de semana en la capital catalana estuvo lleno de emociones.