A cualquier rincón de esta pequeña ciudad belga se puede llegar pedaleando. En el camino se descubren sus viejos edificios medievales, sus abadías, el barrio del Beaterio –Patrimonio de la Humanidad–, pero, junto a estos, las cervecerías, bares, restaurantes y tiendas que llenan sus calles y son una constante fiesta que los universitarios animan día y noche.
02/03/2018 11:58 UTC Por ENRIQUE DOMÍNGUEZ UCETA