Con un test de embarazo©GettyImages

Fertilidad

Infertilidad primaria, infertilidad secundaria y subinfertilidad: ¿cómo distinguirlas?

Es importante conocer la situación de cada individuo para buscar soluciones o alternativas

Cuando se busca un embarazo y no se consigue, puede ser de utilidad entender la situación en la que nos encontramos. Lo primero es acudir al ginecólogo una vez haya pasado un tiempo prudencial intentando de manera natural concebir un hijo y, en caso de querer probar otras vías, será recomendable también acudir a una clínica de fertilidad. Serán estos profesionales los que nos den la información necesaria acerca del estado de la salud reproductiva de cada uno de los miembros de la pareja con el objetivo de dar con las posibles causas y, en consecuencia, de poder encontrar soluciones. ¿Sabías, por ejemplo, que hay diferentes tipos de infertilidad? Conocer si en una pareja hay infertilidad primaria, infertilidad secundaria o subinfertilidad puede ayudar a comprender la situación y a optar, si así lo requerimos, por un tratamiento de reproducción asistida u otro.

Lo importante es, “por encima de todo, que los problemas de fertilidad se conviertan en un tema de conversación libre de vergüenza, puesto que es un trastorno con altas tasas de prevalencia en la sociedad y que, hoy en día, gracias a los avances médicos, en muchos casos tiene solución’’, tal y como subraya la Dra. María José Martínez-Cañavate, responsable de Ginemed Madrid Centro.

La especialista hace hincapié en este asunto porque, a pesar de que los problemas de fertilidad afectan a aproximadamente 1 de cada 6 personas, y sus tasas son similares en todo el mundo occidental, se trata de una cuestión que sigue siendo tabú en la sociedad, lo cual impacta directamente no solo en la capacidad de concebir, sino también en la salud mental y el bienestar de las personas afectadas.

Pareja se abraza mientras comprueba el resultado©GettyImages

Infertilidad primaria

La infertilidad o esterilidad es “un trastorno del aparato reproductor (masculino o femenino) consistente en la incapacidad para lograr el embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección”. Así es como define este problema la Organización Mundial de la Salud (OMS). A partir de esta definición, podemos establecer una serie de tipos de infertilidad, empezando por la primaria, que es aquella en la que nunca se ha conseguido un embarazo y afecta de manera muy similar a hombres y a mujeres

Infertilidad o esterilidad secundaria

La esterilidad secundaria es la gran desconocida para la sociedad, pues que consiste en la imposibilidad de lograr un embarazo tras una gestación previa. De hecho, muchas personas ni siquiera se plantean la posibilidad de que alguien que ya tenga un hijo pueda tener problemas para concebir posteriormente y, sin embargo, ocurre mucho más habitualmente de lo que cabría suponer.

“La causa principal de la infertilidad secundaria en nuestra sociedad es el retraso en la maternidad, por lo que se puede decir que afecta principalmente a las mujeres de más de 35 años”, según la Dra. Martínez-Cañavate. “No obstante, se trata de un trastorno multicausal, cuyo origen puede estar asociado a diferentes factores ambientales, iatrogénicos (es decir, motivados por una mala praxis médica) o fisiológicos. En la mayoría de los casos, la infertilidad secundaria no es reversible, pero tras un buen diagnóstico de la posible causa, hoy en día tenemos herramientas diagnósticas y terapéuticas para poder ayudar a conseguir y garantizar un embarazo evolutivo’’.

Subfertilidad

A los dos tipos anteriores de infertilidad, cabe añadir otro más: la subfertilidad, que consiste en la disminución de la fertilidad o la incapacidad de conseguir una gestación espontánea en un periodo de tiempo similar al de la media poblacional.

Al igual que en el caso de la esterilidad secundaria, la subfertilidad es un problema que afecta más a mujeres que a hombres, debido principalmente al retraso en la maternidad. “La calidad de los óvulos está íntimamente relacionada con la edad cronológica de los mismos, más que con la cantidad”, detalla la doctora. “Con el paso del tiempo, los ovocitos maduran con cada vez más alteraciones cromosómicas. Cada mujer nace con un número limitado de óvulos que se va reduciendo en cada ciclo menstrual. Por lo tanto, con la edad va disminuyendo la probabilidad de conseguir un embarazo y aumente la probabilidad de aborto’’.

De hecho, según los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los partos de mujeres de 40 años o más han aumentado un 19,3% en los últimos diez años, lo que pone de manifiesto la tendencia al alza del retraso en la maternidad en nuestro país y, con ello, del incremento de los problemas de infertilidad y subfertilidad. En este contexto, informar y concienciar a todas aquellas personas en edad fértil, pero sin deseo gestacional inmediato, del impacto de la edad en la salud reproductiva, así como de los factores que influyen en la disminución de la fertilidad, se transforma en una necesidad para una sociedad cuya tasa de natalidad se encuentra en mínimos históricos.

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