Toma nota de estas frases que te ayudan a poner límites

Una psicóloga nos explica que cuando ponemos límites estamos cuidando de nuestra salud física y mental

Por Pilar Hernán

No es una tarea fácil, pero lo cierto es que todos tenemos que poner límites en alguna ocasión. Es una acción que podríamos calificar incluso de necesaria. Rebeca Cáceres Alfonso, Doctora en Psicología, psicóloga sanitaria y Directora de Tribeca Psicólogos, lo tiene claro: “Poner límites es una manera de mejorar la relación con nosotros mismos y con los otros. Cuando ponemos límites estamos cuidando de nuestra salud física y mental”. Y nos pone un ejemplo concreto: Si todos los días en el trabajo accedo a comer en el descanso un pincho de tortilla que me hace sentir culpable porque meto grasas a mi cuerpo que no quiero pero sigo haciéndolo porque es lo que hacen mis compañeros, esto me va a afectar psicológicamente. Me voy a ver peor físicamente o en el estado de salud y voy a caer en la impotencia. Esto pasa por no saber decirme que no primero a mí misma y luego a los otros.

Pero es que la profesional nos cuenta que, además, poner límites tiene otros beneficios como poder expresar nuestras necesidades y emociones, lo que significa validarnos a nosotros mismos. “También poner límites es ser fiel, en ciertas ocasiones, a nosotros mismos, a nuestros valores y principios. De todo esto, podemos deducir que tenernos en cuenta y saber dónde estamos y qué queremos como personas nos ayudará a tener niveles más saludables de autoestima. A su vez, cuanto mejores niveles de autoestima tengamos, más fácil será poner límites a los otros porque nos tendremos más en cuenta a nosotros mismos. Sabremos que es algo que hacemos para cuidarnos y no para ir contra el otro”, comenta Rebeca Cáceres.

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¿Por qué nos cuesta tanto poner límites?

  • Porque no tenemos hechos los deberes con nosotros mismos.
  • Nos cuesta escucharnos: escuchar nuestras emociones, necesidades, prioridades, etc.
  • Nos cuesta entender que para estar bien con los demás y en la vida, tengo que estar bien conmigo misma.
  • Nos importa mucho el qué dirán y a muchos de nosotros se nos ha educado en la cultura del aguantar.

Entonces, en este sentido de poner límites, influye la cultura en la que nos hemos educado, nuestro entorno y, lo más importante, nosotros mismos que como adultos podemos elegir qué hacer. “A la hora de poner límites es fundamental entender que hemos de pasar por la escucha y la atención a nuestras necesidades, a nuestras emociones, a nuestro malestar, bienestar, nuestros objetivos, nuestras prioridades... A partir de ahí, tendremos que ponernos limites a nosotros mismos, por ejemplo, hacer ejercicio físico tres veces a la semana (quiera o no quiera; a pesar de las excusas) para mejorar mi salud (física y mental). Y también a partir de ahí tendremos que poner límites a los demás”, añade la psicóloga.

Y ojo con las señales que nos lanza nuestro cuerpo. “También diría como aspecto clave a la hora de poner límites que es importante escuchar al cuerpo. Cuando sientes molestias en el cuerpo de manera constante ante una misma situación, lugar o persona, es que tienes que poner límites. Lo mismo pasa con el enfado, la tristeza, el miedo o el sufrimiento”, nos explica.

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¿Es normal que nos sintamos culpables al hacerlo?

Tal y como nos confirma la especialista en salud mental, es normal que nos sintamos culpables, con miedo y, que incluso, no pongamos los límites cuando el trabajo personal con nosotros mismos no lo hemos hecho. “Cuando no sabemos lo que de verdad es esencial para nosotros y cuando nos importa más el que dirán. Cuando preferimos justificar lo injustificable y sufrir nosotros para que no sufra el otro, en todos esos casos es normal. Si alguien tiene claro qué es clave para la persona y en qué puede hacer concesiones, será más fácil poner límites sin culpa. La persona sabrá que no pone límites para ir contra el otro sino que es una forma de autocuidado”, nos explica

Más allá de esto, también es normal sentirse mal cuando ponemos límites a los otros en algo que sabemos que es muy importante para el otro pero que, sin embargo, no puedo hacerlo porque sería pasar por encima de mí. “No diría que esto es culpa. Creo que es sentirse quizás disgustado desde la conexión con el otro que te importa y sabes que algo es importante para él. Creo que es lo normal desde los lazos afectivos que tenemos con los otros”, comenta la Directora de Tribeca Psicólogos.

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Frases que nos pueden echar una mano para poner límites

Teniendo todo esto en cuenta, llegamos a la conclusión de que nos sabemos la teoría, pero no siempre sabemos llevarla a la práctica, y nos cuesta hasta elegir las palabras adecuadas. Nos hemos planteado cuáles podrían ser las frases que nos ayuden a marcar esos límites. Rebeca Cáceres nos las resume en las siguientes:

  • Una muy simple y que cuesta mucho, pero que es la más eficaz por encima de todas, es decir no. Nos cuesta mucho decir no y decir no es saludable en muchas ocasiones.
  • Me encantaría, pero no puedo.
  • Lo siento, pero lo que me pides está por encima de mí.
  • Eso que me propones no va conmigo.
  • Prefiero hacer___ que ___
  • Sabes que eso me cuesta mucho y no lo voy a hacer/ no lo quiero hacer / no lo puedo hacer.
  • Lo que dices no lo veo. Si tú lo ves, lo haré (por ejemplo, porque eres mi jefe) pero yo no lo haría así.

“Y hay veces que no se trata de poner límites con frases sino con hechos. Hay veces que una relación de amigos que te incomoda, decides quedar menos porque no te sientes bien. Otras veces, dejas una relación de pareja en la que ya llevas tiempo que sabes que no es porque te sientes mal… Límites también es hacer, no solo decir y todo para sentirnos mejor”, concluye.