Los 'must' de Valencia para descubrir un fin de semana

Día 1

10h LAS TORRES DE SERRANOS

Para empezar bien el día, nada como contemplar las vistas desde lo alto de las Torres de Serranos. A los pies de los últimos vestigios de la muralla medieval se desparrama, a un lado, el casco viejo, al otro, los Jardines del Turia. Habrá que subir muchos escalones, pero la entrada por la puerta grande a la Valencia histórica es literal. Después del esfuerzo, se puede calmar la sed en el Café de las Horas, de decoración viscontiana, donde solo los valientes se atreverían de mañana con una jarra de agua de Valencia, con zumo de naranja y cava bien fresquito. Para los más prudentes, valga un zumo de naranja a secas con unas rosquilletas… ¡O un milkshake de jengibre y cúrcuma!

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11h SOLERA Y DISEÑO EN EL BARRIO DEL CARMEN

La iglesia y convento del Carmen dieron nombre al barrio más animado del centro histórico, además de deliciosamente conservado, al que dedicar toda la mañana. Imprescindible callejear entre plazas del encanto de las del Arzobispo, San Jaime o Manises, bucear a conciencia entre las calles Caballeros, Bolsería o Quart y admirar la «capilla sixtina» de la parroquia de San Nicolás, los frescos renacentistas de la catedral y su Santo Cáliz, del que dicen bebió Jesús en la Última Cena. Y sin excusas, a la Lonja de la Seda, obra maestra del gótico civil declarada Patrimonio de la Humanidad.

Atención a los murales de street-art por muchos de sus vericuetos y, de quedar hueco para unas compras, a las prendas de diseño de Madame Bugalú y las de decoración de Espai Home, las obras de ilustradores locales en Atypical Valencia o las artesanías con punto de Simple y Cecilia Plaza.

14h MERCADO CENTRAL

Entre valencianos que ultiman la compra –¡atención a la zona de la pescadería, salvo que sea lunes!– y visitantes, este mercado de hechuras modernistas con casi un siglo de historia bajo su cúpula, sus vidrieras y su piel de hierro y cerámica, siempre está lleno de vida. Incluso se puede picar en su interior, sean las tortillas de La Moderna o el tapeo gourmet del estrella Michelin y valenciano de pro Ricard Camarena en el Central Bar. Si el cierre del mercado (a las tres) no diera para saciarse, a dos pasos aguardan las cervezas bien tiradas, los montaditos y las gloriosas clóchinas (mejillones pequeñitos) de La Pilareta, una tienda de ultramarinos que, allá por el 1917, se recicló en uno de los bares más queridos del barrio.

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16h HORCHATA CON FARTONS Y ARTE MODERNO

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) no queda ni a diez minutos a pie. Además de los fondos del museo, siempre propone alguna exposición interesante, al igual que, poco más allá, el Bombas Gens Centre d'Art y el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea. Una dosis de vanguardia antes de sentarse a tomar la merienda irrenunciable en Valencia: una buena horchata –¡también la tienen granizada!–, con fartons para mojar, en la bicentenaria horchatería Santa Catalina.

18h A POR EL SOHO VALENCIANO

En media hora de paseo, con una parada en las salas modernistas de la Estación Nord, se llega a Ruzafa. El antaño barrio obrero se ha convertido en lo más cool de la ciudad, donde el artisteo convive con los vecinos de toda la vida. Por este 'Soho valenciano' se esconden tiendas-taller como Canoa Lab (cerámica y joyas) o Ruzafa Vintage (decoración de los 50 a los 80), espacios culturales tan rompedores como Sala Russafa, o ColorElefante, primero un taller de artistas y hoy también sala de conciertos y de escaparate para nuevos talentos. Todo ello, entre galerías, tiendas coquetas, cervezas artesanas, cafés-librería, terrazas que ni pintadas para el tardeo y una oferta gastronómica que va de lo más apegado a la huerta valenciana a los sushis, los pokes y la cocina de autor. Incluso la estrella Michelin Begoña Rodrigo ha trasladado su restaurante La Salita a un palacete de Ruzafa, donde los igualmente estrellados Ricard Camarena y Bernd Knöller regentan, respectivamente, el Canalla Bistro y el Riff. Como es de imaginar, la propuesta noctívaga del barrio está también a la altura.

21h TAPEO EN GASTRONETAS

También buena idea es acercarse a cenar de tapas en el barrio de Benimaclet o a la zona universitaria de El Cedro. O a las gastronetas en Camins al Grao del Garaje Foodie, un antiguo taller de camiones en cuyas furgonetas se cocinan desde gyozas y hamburguesas gourmet hasta buñuelos de la abuela y demás sabores de la terreta. El local resultó finalista en 2021 en los premios Hip Awards de innovación hostelera.

Día 2

10h EN BICI POR EL TURIA

Valencia es una ciudad llana, suma unos 160 kilómetros de carril bici y el servicio municipal de Valenbisi funciona estupendamente. O sea que no hay excusas para arrancar la mañana con una pedaleada por el antiguo cauce del Turia rumbo a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Además de sus jardines y sus puentes, se ve a los vecinos haciendo deporte o paseando al perro por este inmenso pulmón verde diseñado por paisajistas y urbanistas décadas después de que se desviara el río para evitar sus crecidas. Sus zonas verdes la han hecho merecedora de la Capital Verde Europea 2024 ¡vamos a descubrirla!

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11h CIUDAD DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS

Imposible en unas horas visitar por dentro todo lo que encierra esta obra maestra de Santiago Calatrava que, a finales de los años 90, catapultó a Valencia hacia lo más top de la vanguardia: las proyecciones en 3 D del Hemisfèric, los 40.000 m2 de artilugios interactivos del Museo de las Ciencias, el Palau de les Arts, los ecosistemas marinos del Oceanográfic… Nos quedamos con el último, el acuario más grande –¡y de los más espectaculares!– de Europa, y con los paseos entre los estanques y edificios futuristas de este complejo al más puro estilo Tomorrowland, rodada aquí hace unos años, con George Clooney como protagonista.

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14h PAELLA EN LA MALVARROSA

Prohibido marcharse de Valencia sin probar una auténtica paella como las que, desde hace más de un siglo, sirven en La Pepica, por donde te puedes encontrar a valencianas de pro como Nuria Roca. Queda en la playa de las Arenas, mientras las paellas cocinadas con leña de naranjo de Casa Carmela compiten muy cerca, en la playa de la Malvarrosa. Desde ella, paseando junto al mar, no hay que perderse el laberinto de casitas de pescadores del Cabanyal.

17:30h CAFÉ CON VISTAS EN EL PUERTO

Como contrapunto a la autenticidad del barrio marinero del Cabanyal-Canyamelar, a tiro de piedra despunta el edificio Veles e Vents, firmado por David Chipperfield, entre otros excesos arquitectónicos concebidos para la Copa América de 2007. Aquel año Valencia se erigía en capital mundial de la vela y la ciudad, que hasta entonces vivía de espaldas al puerto, se reconcilió con él. Totalmente renovada para la ocasión, la Marina quedó incorporada a los espacios favoritos de ocio de los valencianos. Para tomar a estas horas un café, o ya una copa, pocos con las vistas de la Terraza Malabar o el Faro del Sur.

19h PUESTA DE SOL EN LA ALBUFERA

Por si Valencia no anduviera sobrada de alicientes, a 20 minutos en coche de la Marina se derrama la lámina de agua de la Albufera, una laguna costera salpicada de barracas, arrozales y aves migratorias como garzas y flamencos. No habrá escenario más lírico para despedir la escapada con una salida en barca por este parque natural a la hora del atardecer.