Enero, febrero, marzo, abril... Un año entero por delante para pensar en escapadas. De Liérganes a Betancuria y de Allariz a Iznájar, hemos seleccionado un pueblo para disfrutar cada mes del año que estrenamos.
ENERO: LIÉRGANES (CANTABRIA)
Estrenamos año en la que llaman la Santillana pasiega. Un pueblo cántabro precioso, con un casco antiguo lleno de casonas con vistosos escudos e historias en cada esquina, balneario, numerosos ingenios hidráulicos y hasta una leyenda, la del hombre-pez, un ser mitológico que desapareció en el mar y al que se recuerda junto a una escultura junto al puente mayor.
FEBRERO: PUEBLOS DEL VALLE DE BOÍ (LLEIDA)
Al Pirineo nos vamos para disfrutar en febrero de la montaña en el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, un escenario de circos de paredes escarpadas, valles en forma de U y dos centenares de lagos. Junto a él, en este valle descubrimos un conjunto de iglesias románicas medievales declaradas Patrimonio de la Humanidad. En total son ocho y una ermita entre las que sobresalen las de Sant Climent de Taüll, la más icónica, y la de Santa Maria de Taüll. Para entender el conjunto hay que visita el Centro del Románica del Valle de Boí (centreromanic.com), situado en Erill la Vall.
MARZO: HERVÁS (CÁCERES)
En el valle del Ambroz, al norte de Cáceres, Hervás presume de poseer uno de los barrios judíos mejor conservados de España. A sus estrechas y empedradas calles asoman casas de arquitectura típica de adobe y entramados de madera de castaño, entre las que descubrimos la antigua sinagoga. Otro de los símbolos de este pasado judío es el puente medieval de la Fuente Chiquita, sobre las aguas del río Ambroz. Para admirar las mejores vistas del conjunto, ningún lugar mejor que la iglesia de Santa María, levanta y desde donde se obtienen las mejores vistas.
ABRIL: ALQUÉZAR (HUESCA)
Mejor emplazamiento no puede tener la villa medieval más monumental de la sierra de Guara, rodeada como está por el cañón del río Vero. Desde el mirador de la carretera se contempla su mejor panorámica, con la colegiata de Santa María la Mayor en lo alto, que guarda un interesante claustro con frescos murales. Tras subir hasta lo más alto y pasear tranquilamente por sus calles estrechas con arcadas llega el momento de disfrutar de la sierra, cuyos barrancos son un auténtico paraíso para los amantes de los deportes de aventura, mucho más en primavera.
MAYO: IZNÁJAR (CÓRDOBA)
Mayo es un mes muy especial para Córdoba. Y al encuentro de la gran joya de la Subbética cordobesa nos vamos para descubrirla, tras un camino de sinuosas curvas, encaramada en la cima de una colina y protegida por las aguas turquesa del embalse que lleva su nombre. Basta un segundo para entender por qué Iznájar es una auténtica península en pleno paraíso natural y por qué está considerada uno de los pueblos más bonitos de España, con su fortaleza del siglo XIII coronándola. Su colección de miradores, sus casas encaladas perfumadas de flores, su pintoresco cementerio con vistas y su antiguo corral de comedias, al más puro estilo de los patios típicos cordobeses le suman más atractivo.
JUNIO: ALLARIZ (OURENSE)
El puente que cruza el río Arnoia ofrece la imagen más típica de esta bonita villa orensana cuyas calles fueron empedradas, según la leyenda, con las piedras del ya inexistente castillo. Un conjunto medieval de plazas recoletas, iglesias monumentales, rúas en cuesta y un maravilloso paseo a las orillas del río en cuyo entorno se han recuperado las fábricas de curtidos y los molinos hidráulicos que dieron prosperidad a la villa. De aquella tradición textil, Allariz sigue hoy siendo un referente para el shopping, pues los bajos de sus viviendas acogen numerosos outlets de las principales firmas gallegas. Nunca ir de compras tuvo tanto encanto.
JULIO: RIBADESELLA (ASTURIAS)
Nos vamos a Asturias para descubrir esta villa marinera partida por el ancho estuario que forma el río Sella en su desembocadura y llena de atractivos. Tras la primera impresión, lo primero es descubrir su casco antiguo medieval, que gira en torno al edificio del ayuntamiento y al que asoman casas con balcones floridos o la imponente iglesia. De su herencia como referencia colonia veraniega en el siglo XIX posee un conjunto de elegantes palacetes indianos frente a la playa de Santa María. Y para disfrutar también, el paseo marítimo, la salvaje playa de Vega, el paseo de la Grúa hasta la ermita de la Virgen de Guía y el Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo, que descubre una de las mejores muestra del arte rupestre paleolítico, Patrimonio de la Humanidad.
AGOSTO: PERATALLADA (GIRONA)
Para descubrir el conjunto medieval mejor conservado de Cataluña lo mejor es vagar sin rumbo fijo cualquier día del mes de agosto, pues el trazado de este pequeño pueblo de Girona no lejos del mar, conjunto histórico y protegido por un triple recinto de murallas y un foso que se conservan en muy buen estado, es de lo más irregular. En torno a la plaza de les Voltes y la plaza Mayor se organiza su entramado medieval, de las que parten callejones con caserones fortificados con galerías, arcos góticos y ventanales renacentistas que llevan al castillo, desde cuya torre cuadrada sobresale entre los tejados de la villa.
SEPTIEMBRE: BRIONES (LA RIOJA)
Cuando se acerca el otoño y llega el momento de la vendimia, ningún lugar mejor que este pueblo de la Rioja Alta para adentrarnos en la milenaria cultura del vino. Aquí se encuentra el Museo y Bodegas Vivanco (vivancoculturadevino.es), elegido, por segundo año consecutivo, como una de las 50 experiencias enológicas más asombrosas del mundo en la clasificación del World’s Best Vineyards 2020. Rodeada de un bonito entorno natural, Briones también es una villa medieval encantadora que parece anclada en otro tiempo, con casas blasonadas, palacios y el edificio civil más antiguo de La Rioja. Tan atrayente como los pinchos que se degustan en sus terrazas, porque aquí el vino y el tapeo es todo un arte.
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OCTUBRE: SEPÚLVEDA (SEGOVIA)
Tres son los reclamos de este bonito pueblo segoviano en pleno otoño: el lechazo asado a la leña, su valiosa colección de templos románicos y las afamadas hoces del Duratón. Cualquier paseo por él debe comenzar en la antigua cárcel, hoy oficina de turismo, y, tras pasar por su bonita plaza mayor, ir descubriendo uno a uno sus tesoros románicos: la iglesia de El Salvador, la más antigua de Segovia; el santuario de Nuestra Señora de la Peña; San Bartolomé, construida fuera de las murallas; la de los santos Justo y Pastor, ahora Museo de los Fueros; y la de Santiago, convertida en Casa del Parque Natural. Es este el punto de partida del recorrido circular por las hoces del Duratón y el vertiginoso tramo donde el río se retuerce mientras taja uno de los más hermosos pasillos naturales de la península. Después de caminar, nada como rematar la visita ante un crujiente cordero asado a la leña en cualquiera de los restaurantes de la localidad.
NOVIEMBRE: ZAHARA DE LA SIERRA (CÁDIZ)
A Cádiz no le faltan pueblos bonitos, los tiene a puñados, pero uno perfecto para disfrutar este mes es Zahara, cuya estampa desde lejos ya da pistas de su encanto. Lo tiene todo: un caserío blanco y apiñado en imposibles cuestas, calles estrechas, plazas y miradores, iglesias y ermitas de estilo barroco y un castillo rematado por un torreón nazarí desde el que se advierte una vista impagable. Por si fuera poco, a sus pies reposan las aguas color turquesa del embalse de El Gastor.
DICIEMBRE: BETANCURIA (FUERTEVENTURA)
Con buenas temperaturas, qué mejor que viajar a Fuerteventura en diciembre para descubrir este típico pueblo canario a rebosar de encanto, con sus casas blancas, su bonita iglesia, su antiguo ayuntamiento y sus calles con historia a las que se asoman balcones de madera. Perdido entre montañas, Betancuria tiene el honor de haber sido la primera capital de la isla. Para un baño tranquilo están sus piscinas naturales de Aguas Verdes.
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