IMPRESCINDIBLES
Pasear tranquilamente por su casco antiguo, cerrado al tráfico, haciendo parada en la catedral lombarda de San Lorenzo o en la iglesia renacentista de Santa Maria degli Angioli, para admirar sus impresionantes frescos. Y por supuesto, en algunas de sus plazas con arcadas cuajadas de terrazas, especialmente la piazza Riforma, la más animada.
Subir en funicular a los montes Breé y San Salvatore, que enmarcan la bahía, para contemplar las espectaculares panorámicas. Desde el primero se puede descender por un sendero hasta el pintoresco pueblo del mismo nombre.
Dar un paseo en barca por el lago para admirar las vistas y hacer parada en los principales puntos de interés tanto en suelo suizo o italiano, entre ellas el encantador pueblo de pescadores de Gandria, arrimado a las escarpadas laderas del monte Brè, o Morcote.
Tomarte un tiempo para un café italiano en el Gabbani o en el Grand Café Al Porto, toda una institución.
Caminar por el Parco Civico Ciani, un precioso parque a orillas del lago, y llegar hasta el jardín Belvedere, adornado con numerosas plantas subtropicales y obras de arte modernas.
En Lugano, el arte ocupa un importante lugar y para empaparse de él, nada como visitar el Museo Cantonale d'Arte, donde se exponen cuadros de Klee, Jawlensky, Renoir y Degas; la Vila Ciani o la EGO Gallery. Quien tenga más «hambre» de arte, doble ración en el restaurante Arté al Lago, de la Villa Castagnola, con buenos cuadros, esculturas y la fama del chef Frank Oerthle. La Banca BSI, el Palazzo Ransila son ejemplo arquitectónico.
Y para relajarse, la zona de baño Lido Riva Caccia, donde darse un chapuzón en el lago o practicar yoga los sábados por la mañana.