El plan de 48 horas en Ámsterdam para las amantes del diseño, los mercadillos vintage y el brunch


Un fin de semana con amigas para rodearse de inspiración en museos, comprar en concept stores de diseño local y descubrir los mejores locales para comerse la ciudad.


Canales de Amsterdam en invierno© Getty Images
22 de diciembre de 2025 - 18:30 CET

Industrial, chic, moderna, liberal, histórica, creativa, bohemia… existen tantos adjetivos para definir la capital neerlandesa como formas de vivirla. Apenas un suspiro separa el aeropuerto de la ciudad: de hecho, cualquier paseo por Ámsterdam regala la estampa de los aviones sobrevolando sus casas estrechas y enladrilladas, sujetándose unas a otras ante la visión de los hermosos canales salpicados de bicis, cochecitos y escenas que dibujan la ciudad tal y como una se la imagina. No, aquí la visión sesgada de las películas no es irreal. Hay perritos en cestas de bicicleta, gente cargada con flores, citas románticas en barcos y mucho, muchísimo estilo, con calles que son una oda a las compras, pequeñas tiendas de autor y elegancia hasta en el comer. En definitiva, una ciudad que da gusto descubrir.

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VIERNES: primeras citas con el diseño

Todo en Ámsterdam, desde que se pone un pie en su aeropuerto, parece caótico y ordenado a la vez. Así es como se presenta también la ciudad, una mezcla de apertura, elegancia y aire cool que acompaña hasta el primer punto de nuestro recorrido, un alojamiento dentro de un monumento: el Grand Hotel Amrâth Ámsterdam (amrathamsterdam.com), ubicado en la antigua Casa Naviera, una obra maestra de la Escuela de Ámsterdam donde el minimalismo desaparece y los detalles art nouveau y la elegancia se abren paso entre la opulencia del lujo y el arte junto a la bella estación de tren. Dormir en el lugar donde se gestionaban viajes a las Indias Orientales, disfrutar de un cóctel en la que fue la cámara acorazada de los armadores o relajarse en el baño turco de su sótano o recibir un masaje ayurvédico ponen la guinda a un hotel de cinco estrellas en armonía con el ambiente romántico de tiempos pasados.

© Grand Hotel Amrâth Ámsterdam
Grand Hotel Amrâth Ámsterdam

Desde el hotel hasta la calle Staalstraat, históricamente hogar del gremio de pañeros e inspiración de Rembrandt, se llega a Droog (droog.com), un manifiesto del diseño holandés y un espacio multifuncional. El edificio del siglo XVII mantiene su fachada clásica, pero su interior rompe con esa idea: en la planta baja, una tienda donde encontrarás objetos minimalistas, funcionales y con un toque de humor, pero también una galería de exposiciones, espacios para eventos creativos e incluso un café-restaurante, el Fairy Tale Garden, aunque la sorpresa final es su hotel de una única habitación, un espacio que merece la pena visitar.

© droogamsterdam
Droog, un espacio multifuncional donde prevalece el diseño holandés.

Dejando atrás las calles estrechas y dando la bienvenida a las avenidas arboladas aparece el barrio residencial de Plantage, diseñado en el siglo XVII como un área de recreo verde donde se encuentra el Hortus Botanicus (dehortus.nl), un recinto creado en 1638 donde sumergirse en una mezcla de época victoriana y el Trópico en el Invernadero de las Palmeras y descubrir entre caminos, flores y plantas de un amplio y bello catálogo edificios que encierran la luz y la belleza de la vegetación e invitan a tomar un té caliente bajo sus altos techos.

Con las pilas recargadas toca apurar el sol con un paseo por el río Amstel, cruzando el icónico Magere Brug para hacer una pequeña visita al H’ART Museum (hartmuseum.nl), que convive en el mismo edificio con el Ámsterdam museum y el Museum of the Mind. Las esculturas de Brancusi o las ilustraciones de animales de Louis Wain pueblan hoy las paredes a la espera de las próximas exhibiciones.

© Glouglou
El bar especializado en vinos naturales Glouglou

El día se cierra, cómo no, homenajeando al paladar, y para ello hemos de dirigirnos a GlouGlou (glouglou.nl), un bar especializado en vinos naturales fiel al espíritu bohemio del barrio De Pijp donde las tablas de quesos y sus platillos ponen un broche delicioso al día. 

SÁBADO: día de mercados

Día sagrado de los mercados en Ámsterdam, el sábado comienza con un paseo por el barrio más trendy de la ciudad, Jordaan. Sus calles en diagonal, construidas para la clase trabajadora e inmigrante, rompen con la simetría típica de los canales, que llevan a lugares como el Noordermarkt, a los pies de la Iglesia del Norte. Comida, vajillas, cámaras, ropa… este rastro que combina lo vintage con puestos de setas y quesos se llena de vendedores dispuestos a hacer su agosto y a regatear si es necesario.

© Shutterstock
Mercados repletos de flores en la ciudad

Con alguna joya en nuestro haber toca reponer fuerzas con uno de los brunchs más estéticos de la ciudad. Adentrándonos en las famosas 9 calles, repletas de pequeños comercios donde los bolos, los dulces y los recuerdos chic llenan escaparates, llegamos a PLUK (pluk-amsterdam.com), un local luminoso lleno de detalles donde los Unicorn Bowls y las tartas caseras te conquistan, sin olvidar su planta baja, donde venden decoración de estilo nórdico.

© @pluk-amsterdam
PLUK, un local lleno de detalles donde degustar una deliciosa tarta casera

Con el alma llena de los platos aesthetic neerlandeses es hora de bucear entre la moda en estas callejuelas donde las casas se inclinan hacia adelante. Entre muchas opciones, hay dos pequeños comercios encantadores. Uno es Laura Dols (lauradols.nl), especializado en ropa de los años 50 con una auténtica cueva del tesoro en su sótano que complementa con una colección única de mantelería antigua. El otro es Episode (episode.eu), un contraste moderno donde se vende ropa a la moda entre vaqueros reciclados y chaquetas de cuero que visten el ambiente local en las calles. 

La próxima parada se encuentra en el canal Keizersgracht, una zona donde vivían familias más ricas y poderosas, algo que puede verse en el gran edificio que alberga el Foam (foam.org), una casa señorial que conserva su estructura original y vistas a los jardines privados traseros. Este museo de fotografía de vanguardia cuenta ahora con exhibiciones como la del recorrido del fotoperiodista Co Rentmeester, en la que se cuenta la interesante historia de la famosa foto de Michel Jordan o se muestra su cámara destrozada en la guerra de Vietnam.

© Shutterstock

Para cenar vale la pena tomar un tranvía hacia Oud-West y salir del anillo histórico hacia la expansión de la ciudad en el siglo XIX. El destino es De Hallen, un complejo cultural ubicado en las antiguas cocheras de tranvías de 1902, que conservan sus techos altos de cristal y acero, ladrillo visto y raíces originales cruzando su suelo de hormigón. Foodhallen (foodhallen.nl/amsterdam), en su interior, es el primer mercado gastronómico cubierto que se abrió en la ciudad y ofrece numerosos puestos gourmet donde probar las famosas bitterballen, saborear la comida indonesia o la pastelería francesa, entre muchas otras opciones.

© Shutterstock
© Shutterstock

DOMINGO: astilleros, museos y un dulce final

Hoy toca aprovechar el día al máximo, así que hay que dirigirse temprano hacia la estación central junto al hotel y tomar el ferry gratuito que conecta con NDSM Werf, cruzando el río IJ y dejando atrás el Ámsterdam más histórico. Entre contenedores marítimos espera Pllek (pllek.nl), un lugar ideal para desayunar mientras el barrio industrial se despierta frente a sus grandes ventanales que miran al río.

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Antiguo astillero NDSM

Pan de masa madre, un café potente y un skyline único es la antesala de un paseo hasta el corazón del antiguo astillero NDSM donde se encuentra Van Dijk & Ko (vandijkenko.nl), una inmensa nave industrial que es más que una tienda. Este templo del vintage industrial es un almacén masivo de tesoros importados de otros países, como mesas de trabajo, lámparas esmaltadas y armarios médicos: una auténtica galería de la historia industrial europea donde encontrar alguna pequeña joya para añadir a la maleta.

El ferry de vuelta nos lleva a la zona de Amstel y los pasos hasta un pequeño jardín escondido cerca del H’ART Museum, el Dignita Hoftuin (eatwelldogood.nl). Ubicado en una ‘caja’ transparente con una bonita terraza, su arquitectura ligera permite que te sientas como si comieras en medio del bosque a pesar de estar en el centro. Bajo el lema ‘eat well, do good’, aquí se sirven platos frescos y orgánicos perfectos para comer a cualquier hora del día.

© Dignita Hoftuin
Dignita Hoftuin

Una visita a Ámsterdam no está completa si no se pasa por el Museumplein, una zona rodeada de cultura en la que destaca el Moco Museum (mocomuseum.com), que ocupa la antigua mansión aristocrática de Villa Alsberg. En su interior, un divertido centro de arte que combina lo callejero y subversivo de Banksy o Basquiat con el aspecto burgués de un edificio clásico y experiencias inmersivas y digitales.

© Shutterstock
Moco Museo

La despedida se acerca y es hora de apurar las últimas compras. Un lugar perfecto es Gerard Doustraat, una calle que antiguamente albergaba un mercado y edificios modestos, pero que se ha reinventado con concept stores como Anna + Nina (anna-nina.nl), dedicada a la joyería y decoración ecléctica y colorida, o Cottoncake (cottoncake.nl), un pequeño café con moda minimalista. 

Sin embargo, para contrarrestar el amargor del final del viaje hay que responder con un toque dulce, y el lugar indicado es un cine de los años 20, el Ceintuur Theater, que mantiene su estructura original y su estética art decó. En él, el CT Coffee & Coconuts (coffeeandcoconuts.com) invita a tomar un trozo de tarta de lima y coco o una cena temprana mientras se repasan las fotos y las anécdotas del viaje antes de poner rumbo a casa. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.