Madrugar siempre suele tener premio, incluso estando de vacaciones. Y cuando el destino es Monsaraz, más aún, porque el amanecer es el mejor momento del día en este pequeño pueblo medieval portugués del Alentejo, muy cerca de la frontera española, junto a la provincia de Badajoz. Todo es silencio, solo interrumpido por nuestros pasos en las calles empedradas y los trinos mañaneros de gorriones y golondrinas.
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Desde las torres del castillo, cuyo recinto permanece abierto, se ven, al oeste, las nubes con el efecto foehn en las colinas de la zona de Reguengos y Portel, y al este, el agua plateada y las islas del embalse de Alqueva, el lago artificial más grande de Europa. La estampa no puede ser más evocadora y serena.
La mañana avanza, pero tampoco hay gran cambio respecto a la tranquilidad de la alborada. Aquí residen solo una treintena de personas. Sí, están después los turistas, claro, que vienen y van por sus calles, pero normalmente no son ruidosos. Será porque este pueblo apacigua, calma, sosiega... Antiguamente, cuando se llamaba Sarish y estaba bajo el dominio musulmán de la península, y después, cuando fue conquistado por los reinos cristianos, estaba más poblado. Y así siguió hasta el siglo XIX, siendo, además, la sede del municipio.
A partir de entonces, el pueblo de Reguengos de Monsaraz comenzó a crecer y a concentrar la riqueza económica, y la capital del municipio (junto a la mayor parte de los habitantes) acabó trasladándose hasta esa nueva Vila Nova de Reguengos. Monsaraz se quedó anclada en el tiempo, manteniendo su fisonomía de villa medieval fortificada, sus casas bajas, sus calles de piedra y todo el encanto de lo sencillo y lo humilde.
El gran poder evocador de Monsaraz está, sobre todo, de puertas adentro, en el interior de la muralla. Solo tiene dos calles que lo recorren a lo largo y otras dos a modo de paseo de ronda junto al perímetro amurallado. Algunas otras, cortas, unen ese simple entramado.
Las casas son todas blancas, como en el resto de los pueblos del Alentejo y de la otra parte de la frontera, y mantienen las características chimeneas alentejanas. Son enormes, las llaman chimeneas de escucha, pues esa forma estaría relacionada con el pasado judío del pueblo. A través de ellas se podría oír al vecino, y comprobar, en caso de que fuera de religión judía, si realmente había abandonado su credo (prohibido) o seguía rezando a su antiguo dios. En realidad, el origen de estas chimeneas no sería otro sino el de acoger los embutidos y la carne que se ahumaba para su conservación.
Además del castillo, cuyo patio de armas se ha transformado en una plaza de toros, hay algunos lugares que hay que visitar, empezando por el Museo del Fresco. Es algo único, una pintura mural de origen medieval en la que se representa una alegoría de la justicia terrenal, con el buen juez y el mal juez que se deja corromper. El estado de conservación de esta obra es excelente, aunque frágil. Se mantuvo escondida tras un muro que se levantó en este edifico de espléndidas bóvedas que fue el primer ayuntamiento de la ciudad y que también hacía las veces de tribunal judicial. En el siglo XVI pasó a ser la cárcel, y tal vez en ese momento se decidiera construir el muro delante de la pared decorada para no echarla a perder. Ahí estuvo desde entonces, hasta que se descubrió hace unas décadas, durante la reforma de la sala. Solo existe una obra similar en Siena, en Italia.
Al lado de este edificio está la iglesia de Nuestra Señora de la Laguna, y justo enfrente, la de la Misericordia, junto al antiguo Hospital del Espíritu Santo, que albergaba a los peregrinos. Hay otra iglesia más, la de Santiago, que se derrumbó durante el terremoto de Lisboa de 1755 y que hoy, levantada de nuevo, se ha convertido en una galería de arte. Y, por último, está la llamada Casa de la Inquisición. No hay evidencias documentales que sitúen aquí ningún tribunal inquisitorio o lugar de tortura. Tal vez sirvió de archivo de procesos que después serían enviados a Évora. Hoy acoge un espacio de interpretación de la historia y el paisaje de la villa y la comarca.
Alrededor de la colina sobre la que se asienta Monsaraz se extiende haste el infinito un paisaje de campos de cultivo, dehesas y pequeños valles que cambió de repente a comienzos de los años 2000 con la construcción del pantano de Alqueva en el río Guadiana, que inundó una gran extensión de terreno haciendo aparecer un entorno acuático de la nada y por el que se puede navegar, incluso en un velero de 1913. El proyecto está transformando la comarca agrícola en regadío, pero también ha convertido a los pueblos ribereños en atractivos lugares de playa y ha aumentado el encanto de Monsaraz.
No acaba aquí su interés, porque la región alrededor del lago de Alqueva fue el primer lugar del mundo en obtener la distinción Starlight como destino de astroturismo. Desde el Observatorio de Alqueva, en Cumeada, se organizan diferentes actividades como observación de estrellas.
Y para entretenerse aún más, los numerosos vestigios arqueológicos de los alrededores de Monsaraz. Dólmenes, menhires y crómlechs dan cuenta del pasado humano en esta región.
DÓNDE COMPRAR
Casa Tial y Ar d’Alentejo son dos establecimientos con exquisita selección de productos gastronómicos y artesanales locales y vinos del Alentejo. En Reguengos de Monsaraz, la Fábrica Alentejana de Lanificios (fabricaal.com) mantiene la tradición de los tejidos tradicionales artesanales, pero adaptados a los nuevos gustos y necesidades.
DÓNDE COMER
El lisboeta João Antunes rehabilitó y redecoró una antigua casa de Monsaraz para transformarla en el delicioso café y restaurante Sahida (@sahida.monsaraz). Cocina mediterránea con especial atención a los platos locales y del resto de Portugal. Buena carta de vinos. Sem Fim (sem-fim.com), en Telheiro, una antigua almazara convertida en restaurante donde se mantienen las prensas, el suelo, las vigas del techo... y se sirven ensaladas y platos de la gastronomía alentejana. En esta notable comarca vitivinícola, el enoturismo es una de las actividades más demandadas. Prácticamente, todas las bodegas de la zona ofrecen actividades, como Carmin (carmim.eu) y Ervideira (ervideira.pt).
DÓNDE DORMIR
Viva! Farmhouse (vivafarmhouse.com), en Telheiro, es una quinta transformada en elegante hotel de ocho habitaciones en la que todo tiene como base la sostenibilidad y el disfrute de la vida pausada. Delicioso y completísimo desayuno.
Casa Dona Antonia (+351 924 707 120), la que fuera una antigua casa familiar ubicada en la calle principal de Monsaraz, es ahora uno de los hoteles con más encanto de la villa. Cinco habitaciones, una suite familiar y un apartamento. Si puedes, elige con terraza panorámica.
Junto al lago, a solo ocho kilómetros de Monsaraz, en Montimerso (montimerso.pt), un hotel de diseño de cuatro estrellas, 17 habitaciones, enfocado a la desconexión, la relajación y la inmersión en el entorno campestre más puro.