El pintoresco paseo marítimo de Copenhague que transformó su estrecho canal de barrio rojo a epicentro cultural


Desde pubs de marineros hasta residencias como la de Hans Christian Andersen concentran los siglos de historia de un pequeño vecindario que va más allá de la orilla más colorida de la ciudad danesa.


Nyhavn, el distrito más boito y colorido de Copenhague con un montón de planes culturales y gatronómicos que te contamos© Sergii Figurnyi - stock.adobe.com
2 de octubre de 2025 - 18:30 CEST

La ciudad nórdica más cosmopolita, capital del diseño y ejemplo de sostenibilidad tiene múltiples barrios en los que adentrarse y disfrutar de sus diferentes facetas. Vesterbro es epicentro de la moda, el arte y la vida nocturna, mientras que Østerbro destaca con su elegancia residencial y sus extensas zonas verdes. 

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Pero si se busca la zona más histórica, cargada de museos, monumentos y lugares bucólicos, esa es Indre By, el verdadero corazón de la ciudad danesa, ubicado entre los lagos de Copenhague y los canales de Christianshavn. Aquí es donde se encuentra uno de los distritos más fotografiados de toda Dinamarca, Nyhavn, y uno de los más interesantes a nivel de legado y cultura. Su papel original como puerto comercial atraía a navíos de alrededor del mundo desde su construcción en el año 1670 por orden del rey Cristián V y a manos de soldados daneses y prisioneros suecos. La afluencia de marineros hizo que los alrededores de su estrecho y corto canal de apenas 600 metros de largo se llenasen de pubs y antros de dudosa moral. 

© PawelUchorczak - stock.adobe.com

Nyhavn, que significa ‘puerto nuevo’ en danés, conectaba el Báltico con el corazón de la ciudad. En la actualidad, naves restauradas, veleros y embarcaciones antiguas se han convertido en atracciones de paseo e incluso restaurantes, como el Judie. A su alrededor, casonas de colores, edificios de ladrillo y modernos cafés, además de alguna que otra sorpresa entre la literatura, la gastronomía y la guerra, consiguen embrujar al viajero para sentarse a observar en su orilla.

Un canal de dos caras 

Aunque el canal sea corto y el vecindario - más conocido como Gammelholm og Nyhavn - sea apenas un puñado de calles, son muchos los detalles, la historia y las actividades que se pueden llevar a cabo aquí. Desde el metro de Kongens Nytorv se llega a la plaza del mismo nombre, que preside un lado del canal con sus habituales food trucks de perritos calientes. Aquí descansa desde los años 50 un ancla conmemorativa, procedente de la fragata Fyn, que data del año 1872 y que recuerda a los 1700 hombres de la Armada danesa que cayeron en la Segunda Guerra Mundial. 

Frente a ella se estira el canal con sus dos lados, conocido durante siglos como el soleado y el sombrío. La cara norte, en la que da el sol, es donde hay más restaurantes y locales repletos de terrazas. Sin embargo, la cara sur, casi siempre en la sombra, es la más residencial, pero perfecta para tomar una bonita fotografía de las fachadas de colores vibrantes. Al contrario de lo que se pueda creer, el lado sombreado estaba ocupado por los adinerados, que construyeron aquí sus grandes mansiones a principios del siglo XVIII. Por el contrario, el lado soleado tenía casas más pequeñas, pintadas con tonos vivos, y habitadas por marineros, trabajadores y la clase baja, convertido en el barrio rojo de la época hasta que los años 60 dieron un vuelco al vecindario.

Ambos lados están unidos por el Nyhavnsbroen, el único puente que cruza el canal, inicialmente de madera pero reemplazado en 1912 por el actual, uno de los mejores lugares para tomar una foto de Nyhavn. Bajo este, siguen pasando embarcaciones, pero quizá algunas de las que más llamen la atención son las que el Museo Nacional Danés trasladó al lugar en 1977, navíos históricos como el Svalan af Nyhavn, el Anna Møller y el Mi-Ra.

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Nyhavnsbroen, el único puente que cruza el canal

De número en número

Pasear el canal arriba y abajo o probar en sus terrazas el delicioso smørrebrød y su dulce vaffel son algunas de las actividades que mueven al viajero a visitar el lugar. Sin embargo, hay que fijarse en algunas de sus casas para conocer su historia más a fondo y llevarse una impresión completa del lugar. Almacenes reformados, como los del número 71, acogen ahora cafés y alojamientos. Mucho más al inicio, el número 9 alberga el edificio más antiguo del canal, que data de 1681 y que se mantiene tal y como era en aquella época. 

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Plato de Smorrebrod

También hay que buscar el número 17, considerado el estudio de tatuajes más antiguo del mundo: el Tattoo Ole. Abierto en 1884, en su puerta se puede ver un mensaje: ‘El tatuador del rey, el rey de los tatuajes’. Y es que aquí llegó a tatuarse, en varias ocasiones, el rey danés Federico IX, que apareció en 1951 en la revista Life luciendo su colección corporal en la que podían verse el ancla y el dragón que realizó el estudio.

Pero las sorpresas no acaban aquí. Una de las casas de estilo diferente, el número 47, albergó la sede de la compañía White Star, que vendía billetes para barcos como el Titanic. Allí se compraron catorce pasajes para aquel fatídico viaje, del que se sabe que se salvaron dos de los pasajeros locales.

Algo de literatura tenía que salpicar este bucólico lugar que no lo fue tanto cuando vivió aquí la figura de la que escribimos: Hans Christian Andersen. Residente del lado soleado, no se cansó de repetir lo difícil que era escribir con el constante ruido que había en el bonito canal. A lo largo de su vida residió en tres números distintos: el 20, el 18 y el 67. En el primero de ellos, conocido como Casa Boel, fue donde escribió sus primeros cuentos, tales como El yesquero, Claus el Grande y Claus el Pequeño, La princesa y el guisante y Las flores de la pequeña Ida

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Escultura de Hans Christian Andersen en Copenhague.

Los números 22 y 24 se concentran en el Hotel Bethel, un edificio de ladrillo de 1904 erigido como Casa de los Marineros que albergaba exclusivamente a los viajeros del mar. Ahora abierto a todo el mundo, su estructura consta de tres edificios, donde se encuentra no solo un antiguo almacén y las habitaciones, sino también la iglesia privada del hotel, 

Más maravillas del vecindario

Aunque Nyhavn siempre está lleno de vida y es interesante conocerlo, sobre todo, en épocas como la Navidad o en eventos como el Festival de Jazz de Nyhavn, en el que varias bandas tocan en escenarios flotantes, alejarse del canal también trae sorpresas. Tras el lado soleado se encuentra la calle paralela que cierra el vecindario, la avenida Sankt Annæ Plads, con agradables tiendecitas, restaurantes e incluso la bonita iglesia Garnisonkirken. Todo ello desemboca en Ofelia Plads, un muelle de acceso público donde se organizan eventos culturales y deportivos, con playa urbana en verano y pista de hielo en invierno, siempre con la estampa de fondo de la Royal Danish Opera.

Al otro lado del canal, en la zona sombría, hay edificios tan interesantes como el Castillo de Charlottenborg, construido en el siglo XVII como regalo del rey danés Cristián IV a su amante, en el que se encuentra la academia de Bellas Artes y la Kunsthalle, con exposiciones temporales. En el recinto se encuentran sorpresas como un icónico salón de baile, la biblioteca de arte de la Biblioteca Real y los restos del primer jardín botánico de Copenhague, solo visible con una visita guiada.

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Kunsthal Charlottenborg

Justo a su lado se encuentra el espectacular Teatro Real de Copenhague, fundado en el siglo XVIII como escenario multifuncional, donde desde entonces se llevan a cabo actuaciones de teatro, ópera, ballet y orquesta que, si no coinciden con un viaje a la ciudad, pueden imaginarse en una visita guiada que también muestra las históricas pinturas de sus techos, la sastrería y el salón privado del actual rey Federico X. Adyacente al edificio, en su parte trasera, se encuentra el Stærekassen, un teatro Art Deco para funciones más pequeñas que tiene en el exterior un pasaje con un interesante mosaico hecho con tres millones de piezas de cristal de Venecia.

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Entre alguna que otra galería de arte, restaurantes y cafeterías alejadas del bullicio del canal se llega a su desembocadura, que en el lado sur sigue bordeando el gran canal que atraviesa Copenhague en el Paseo de Havnegade. El ir y venir de los Havnebussen que trasladan pasajeros entre diferentes puntos de los canales tienen como telón de fondo la isla artificial donde se encuentra la Ciudad Libre de Christiania y su Gammel Dok, un gigantesco y antiguo almacén que ahora acoge exposiciones.

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