Cuando está a punto de comenzar sus estudios de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en el centro privado Forward College, adscrito a la Universidad de Londres, la hija menor de los Reyes está disfrutando de unos días previos para aclimatarse a su nueva vida como estudiante y ya ha tenido la oportunidad de acercarse a alguno de los rincones más turísticos de la ciudad. En concreto, el Monasterio de los Jerónimos, en Belém, o las calles cercanas al castillo de San Jorge. Junto a ellas, otras en las que aparece dentro de las instalaciones de su centro universitario, posando en uno de los miradores de la ciudad o paseando junto a sus compañeros por el barrio de la Baixa, en el centro histórico de la capital portuguesa.
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EL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS
El mismo lugar que la princesa Leonor visitó durante su primer viaje oficial a un país extranjero, en este caso a Portugal, ha servido de fondo para las primeras fotos de su hermana, la infanta Sofía, en la ciudad donde empieza su etapa universitaria. Es el impresionante Monasterio de los Jerónimos, joya del estilo manuelino y que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio de la Humanidad, y para llegar a él hay que coger el coche o tranvía, porque está en Belém y no es un barrio céntrico.
Desde él partieron los navegantes portugueses entre los siglos XV y XVI para abrir sus rutas hacia las Indias en busca de nuevos descubrimientos y a él llegan miles de turistas cada día para conocer su historia, sus museos, la emblemática Torre de Belén, probar los famosos pasteles de Belém y, sobre todo, conocer el monasterio que, ya desde el exterior, sorprende por su monumentalidad y su majestuosa fachada, una obra que fue construida para celebrar el regreso a Portugal del explorador Vasco de Gama.
Seguro que la infanta Sofía ha tenido presente la relación familiar que la une a este monasterio, porque fue el lugar elegido por las infantas Pilar y Margarita, hermanas de su abuelo el rey Juan Carlos I, para casarse cuando la familia vivía exiliada en Estoril.
Si el exterior te sorprende aún lo hará más el interior, con su maravilloso claustro, la gran joya del monasterio, por la belleza de sus arcos y pilares y sus motivos marítimos. Durante la visita también se entra en la iglesia de Santa María, con portada manuelina e interesantes retablos, y se contemplan las tumbas de personajes ilustres como el rey Manuel I, el explorador Vasco de Gama o grandes de las letras como el escritor Fernando Pessoa o Luis de Camoens, el gran poeta de las letras portuguesas visita. Frente a la tumba de este último, precisamente, la heredera al trono español hizo una ofrenda.
Frente al monasterio está el Jardín de la Plaza del Imperio, con una gran fuente luminosa en la que también se ha retratado Sofía de Borbón, y a un lado, la confitería Pasteis de Belém (pasteisdebelem.pt) donde guardan la codiciada receta de este dulce único en el mundo al que es imposible resistirse. Llevan fabricándolos desde 1837 con los mismos procesos artesanales de siempre, una delicia para el paladar que seguro ya ha probado la infanta.
Aún queda un imprescindible cerca del monasterio, que no queda lejos, es la Torre de Belém, también de estilo manuelino y declarada como él Patrimonio de la Humanidad. Símbolo de la ciudad, ha servido de faro, de cárcel y hasta de lugar de recaudación de impuestos, y hoy es uno de los mejores miradores al río Tajo.
La capital lusa es la ciudad de las Siete Colinas, por lo que ofrece multitud de perspectivas y muchas de las mejores se disfrutan desde sus numerosos miradores. Precisamente en uno de ellos, desde el que se ven los tejados de la ciudad y, al fondo, el puente 25 de Abril, reconocible por su color rojo y su parecido con el Golden Gate de San Francisco, ya se ha retratado la hija de don Felipe y doña Letizia al atardecer. El miradouro de Santa Catarina, junto al Barrio Alto; el de São Pedro de Alcântara o el de Senhora do Monte, son algunos de los que ofrecen vistas maravillosas.
Las fotos de la infanta Sofía también la retratan paseando por las calles de la Baixa, el elegante y ordenado barrio que renació tras el terremoto de 1755y hoy concentra alguno de los iconos de la ciudad: la monumental Praça do Comércio abierta al Tajo, la animada Rua Augusta con su arco-mirador, y plazas llenas de vida como Rossio o Figueira. Aquí se mezclan cafés históricos, como el Martinho da Arcada o el Nicola, con el modernismo del Elevador de Santa Justa, que conecta con el barrio de Chiado, fachadas neoclásicas, iglesias como la de São Domingos y funiculares que ascienden hacia barrios altos. Mucho por ver y descubrir por la infanta en el corazón de Lisboa.