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En esta isla bañada por las aguas del Egeo uno podría quedarse gustosamente a vivir toda la vida. Hablamos de Spetses, la favorita de la Familia Real griega para pasar sus vacaciones, ya que, durante casi una década, el rey Constantino y la reina Ana María tuvieron frente a ella su refugio estival: una exclusiva villa con vistas extraordinarias en la elegante Porto Heli, en la península del Peloponeso.
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Estos días, Pablo de Grecia y Marie-Chantal han regresado, acompañados por su hija, la princesa Olympia, para asistir a una boda de la alta sociedad helena en otra isla del golfo Sarónico, Spetsopoula –cercana a la isla de Spetses– y, de paso, celebrar su 30 años de matrimonio en el mismo lugar donde se casaron Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik.
A tres horas de Atenas, Spetses apenas alcanza los 27 kilómetros cuadrados, pero eso no le impide ser una de las islas más bellas y cosmopolitas del golfo, la más meridional de todas. Aquí la vida transcurre a otro ritmo: el que marcan las bicicletas, los barcos y los carros de caballos, los medios de transportes habituales en esta isla sin apenas coches.
En Spetses, donde las casas escalonadas se disputan la mejor vista al mar, los paseos se disfrutan entre calles adoquinadas, jardines exuberantes y buganvillas en flor que trepan por una arquitectura señorial y elegante. Casi todos los caminos llevan a su plaza central, pavimentada con guijarros blancos y negros, junto al puerto principal de Dapia. Allí se alza el histórico Poseidonion Grand Hotel, el más emblemático de la isla, en el que el príncipe ha compartido imágenes junto a su mujer y su hija. Construido a principios del siglo XX, ha alojado a lo largo de los años a grandes personalidades de la alta sociedad, entre ellos muchos de los invitados al enlace de la boda de Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik, que celebraron su boda en 2010.
Las mansiones neoclásicas también tienen su espacio en la isla, pero si hay que destacar una, esa es la del Chatziyannis Mexís, actual sede del Museo Bouboulina (bouboulinamuseum.com), que ofrece un recorrido por los más de 4000 años de historia de Spetses. Entre sus muros se conservan piezas arqueológicas, colecciones de armas y libros, retratos, fotografías, trajes, bordados, objetos cotidianos y el osario de Laskarina Bouboulina, la heroína naval que da nombre al museo y es una de las mujeres más célebres de la historia de Grecia.
La iglesia ortodoxa de Saint Nikolaos y la de Panagia son paradas obligatorias, al igual que la taberna Tarsanas (tarsanarestaurant.com), en Agios Anargiri, que ofrece una excelente comida griega, especialmente pescados, en un entorno privilegiado con vistas al mar.
En los cafés del paseo marítimo se deja ver la gente guapa, mientras que en las playas de guijarros de Ligonéri, Vréllas y Agia Paraskevi, o en la de Agioi Anargyroi –la única de arena–, los visitantes disfrutan tomando el sol. Muchos se acercan desde Atenas y contemplan desde un barco el paisaje de la isla: sus pinares que llegan al mar –Spetses significa “bosque de pinos”– y las aguas cristalinas que enmarcan su pintoresco puerto. Sin duda, Spetses es un tesoro del Egeo que merece ser descubierto.