Pese a su inmerecida fama de tierra de secano, el mundo rural extremeño también está pasado por agua. Bajo ese sol abrasador que amarillea los campos, se ocultan en los pliegues gargantas poderosas, arroyos saltarines, charcas profundas y piscinas naturales que son lo más parecido a la playa en estos parajes de interior. Desde las comarcas montañosas de Cáceres hasta las llanuras adehesadas de Badajoz, recorremos esta comunidad con un refrescante objetivo: disfrutar del más merecido chapuzón.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.