Decía el poeta José Ángel Valente del Cabo de Gata-Níjar que “es un espacio donde la naturaleza parece reconocerse a sí misma y donde el hombre puede, a su vez, reconocerse en ella”. Pocas palabras habrían definido mejor este ecosistema, en la encrucijada de calas recónditas, cortijadas y plácidos pueblos de pescadores que se descubren de la mano de una luz y un silencio inigualables.
01/08/2011 11:51 UTC Por ¡HOLA!