Bután, el pequeño país asiático, ubicado en la cordillera del Himalaya y rodeado por China y la India, celebró la semana pasada su Día Nacional con todos los fastos y el protocolo que imperan en esta pequeña nación considerada como la más feliz del mundo. Esta monarquía constitucional, frente a la que está el rey Jigme Khesar Wangchuk, acompañado de su mujer, la reina Jetsun Pema, ha festejado una de las citas más importantes del calendario, que se celebra cada 17 de diciembre de 1907, cuando el rey Ugyen Wangchuck se convirtió en el primer monarca hereditario de este reino.
En este acto, los otros grandes protagonistas han sido los hijos de los Reyes, los príncipes dragones, como se les conoce, Jigme Namgyel, de cuatro años, y Ugye Wangchuck, que ya tiene nueve meses y que pese a su corta edad ya participa de los actos públicos de Palacio. De hecho, el pequeño ha tenido el honor de acudir a la cita en brazos de su papá y a pesar de no tener ni un año ya lleva el traje regional del país, como manda la tradición en acontecimientos de este tipo