Alberto de Mónaco viajó por primera vez a Ruanda en un viaje especialmente emotivo que emprendió en solitario. Allí, en el país de las mil colinas visitó una fundación francesa que apoya a mujeres en situación de vulnerabilidad. Esta fundación colabora estrechamente con el Observatorio Francés de Apidología (OFA), que dirige iniciativas para capacitar a mujeres en técnicas de apicultura, ayudándolas a convertirse en productoras de miel y alcanzar independencia económica para ellas y sus familias.
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Durante su visita, el príncipe Alberto estuvo acompañado por Thierry Dufresne, fundador y presidente del OFA, quien compartió con ¡HOLA! la intensidad del encuentro: “Fue su primera visita a Ruanda. Vino para conocer el trabajo del OFA y tener un intercambio íntimo y poderoso con estas mujeres, que le contaron sus vidas y orígenes. Fue un momento muy conmovedor para nosotros, pero también muy difícil para ellas, ya que sus historias son a menudo terribles. Sin embargo, se sintieron profundamente conmovidas de que un príncipe, soberano de un estado europeo, se tomara el tiempo de escucharlas.”
Según Thierry, “fue un momento auténtico de intercambio, completamente natural y espontáneo, sin escenificaciones. Se creó un vínculo hermoso entre él y estas mujeres. No estaba allí como un simple observador, sino como alguien comprometido, conversando, preguntando, aprendiendo sobre sus historias y descubriendo su trabajo. Tiene una sencillez y cercanía que pone a todos a gusto. Está impulsado por una convicción que no se puede improvisar.”
A pesar de haber pasado una semana intensa en Nueva York por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Príncipe no dudó en volar 12.000 km hasta Ruanda, tras apenas unas horas de descanso. “En cuanto pisó Ruanda, estaba listo para la acción. Llegó como un verdadero príncipe aventurero, vestido para el terreno. Es impresionante, y su presencia nos honra y nos compromete enormemente”, añadió Thierry.
Su fundación ha sido clave en el apoyo a las acciones del OFA, centrado en la rama de la zoología, que se dedica al estudio científico de las abejas para su protección y la de la biodiversidad. Durante su estancia, el príncipe conversó con apicultoras en formación, destacando el impacto positivo del programa en su dignidad y condiciones de vida. El compromiso concluyó con la inauguración de una nueva escuela de apicultura en Ruhengeri.
Además, el príncipe Alberto, que no estuvo acompañado por su esposa, la princesa Charlene, ni por sus mellizos de diez años, el príncipe Jacques y la princesa Gabriella, también asistió al Campeonato Mundial de Ciclismo de la UCI y al lanzamiento de la Academia de Boxeo Carlos Takamà en Kigali.