Carlota Casiraghi, lista para cerrar un año de cambios

Una nueva y emocionante relación, dos mudanzas, un treinta cumpleaños, una ruptura y nuevos planes en solitario se han agolpado en estos últimos doce meses en la agenda de Carlota Casiraghi. Si hace un año disfrutaba de los inicios de su amor con el director de cine Lamberto Sanfelice, ahora aterriza en solitario en el aeropuerto de Niza después de dejarse ver en París con Gad Elmaleh. La hija de Carolina de Mónaco se dispone a cerrar un año marcado por los cambios y los sorprendentes giros del destino.

Vestida de sport, sin maquillaje y muy sonriente, Carlota Casiraghi aterrizaba este martes sola en el aeropuerto de Niza, a pocos kilómetros del Principado, presumiblemente para pasar estos días tan señalados en compañía de la familia Grimaldi. Esta escapada llega días después de que el francés Voici publicara unas imágenes suyas junto a su ex pareja y padre de su hijo por las calles de la capital francesa. Un encuentro que muchos apuntan a que se pudo deber a la celebración del tercer cumpleaños de Raphaël, que fue el pasado 17 de diciembre.

En la época por excelencia de hacer balances, Carlota Casiraghi –a la que no es nada fácil seguir la pista- despedirá un 2016 en el que su vida ha dado un giro radical en varias ocasiones. El año comenzó para ella estrenando relación con Sanfelice, se volvieron inseparables y en abril ella dijo “au revoir” a París –en donde había vivido buena parte de su amor junto a Gad Elmaleh- para trasladarse a Roma junto al italiano, que parecía reunir todos los “ingredientes” para ser el compañero perfecto. Aristócrata, de la misma pandilla que sus hermanos, italiano como su padre e intelectual, el mundo en el que se mueve Carlota.

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Sin embargo, los planes no salieron como estaba previsto y aunque ella celebró sus treinta años, el 3 de agosto, junto a Sanfelice, el final no fue de cuento. Si en noviembre de 2015 sus primeras fotos juntos –que se pudieron ver en ¡HOLA!- daban la vuelta al mundo, justo un año después la noticia que saltaba era la de una nueva mudanza, esta vez en secreto y motivada por la ruptura sentimental con el cineasta.

La hija de Carolina se instalaba entonces en Barbizon, al lado de Fontainebleu, la ciudad en la que vivió su adolescencia y dio sus primeros pasos como amazona. En este lugar mítico para la pintura pre-impresionista francesa, la joven Casiraghi inscribió a su hijo en una escuela pública y recuperó su antigua casa, poniendo tierra de por medio con el que fue su último domicilio en Roma, la ciudad donde vivió su historia de amor con Lamberto Sanfelice. Muchos han interpretado este nuevo capítulo de su vida como una forma de recuperar la tranquilidad y disfrutar de la soledad en el lugar que su madre eligió para ella. No en vano fue aquí donde los hermanos Casiraghi pasaron buena parte de su adolescencia, aquí fue también donde la Princesa de Mónaco se recuperó de su ruptura con Vincent Lindon.