Los Grandes Duques ofrecen su primera gran cena de gala: de los invitados al menú con guiños a su boda


Cierran así el primer día de celebraciones, que continuarán durante el fin de semana


La princesa Elisabeth de Bélgica, la gran duquesa Stéphanie de Luxemburgo, el gran Guillermo de Luxemburgo y la princesa Amalia de Holanda asisten a una cena de gala en el Palacio Gran Ducal durante la abdicación del gran duque Enrique de Luxemburgo y la ascensión al trono de Su Alteza Real el príncipe heredero Guillermo© Getty Images
3 de octubre de 2025 - 18:58 CEST

El 3 de octubre de 2025 ya forma parte de la historia de Luxemburgo, donde ha comenzado una nueva era. El punto de partida ha sido la abdicación del Gran Duque Enrique y la proclamación de Guillermo y Stephanie como los nuevos Grandes Duques. Tras el acto oficial, que ha tenido lugar por la mañana y ha estado cargado de emotividad, en el pequeño país europeo ponen el broche de oro al primer día de celebraciones. Lo hacen con una cena de gala en el Palacio Gran Ducal, a la que han invitado a familias reales y líderes internacionales para brindar por ellos por el pasado, el presente y sobre todo, por el futuro.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© Getty Images

Las inmediaciones del Palacio, que es la sede administrativa, se han llenado de curiosos desde primera hora de la tarde. Los cielos encapotados, el descenso de temperaturas y la previsión de lluvia no los ha frenado. Los vecinos querían trasladar su cariño a la Familia Gran Ducal en este momento de relevo que se ha vivido con júbilo en todo el país. Aplausos espontáneos y vítores se han sucedido en medio de un gran dispositivo de seguridad y militar para garantizar que todo saliese según lo previsto. Y es que Guillermo y Stephanie de Luxemburgo han organizado todo con detalle para que las celebraciones sean inolvidables no solo para ellos.


Los Grandes Duques han ejercido de anfitriones desde el primer instante. En el recibidor del Palacio han estado saludando uno por uno a los invitados, que han llegado de forma escalonada. Con todos han hablado de forma distendida y cariñosa, conversaciones en la que, con toda seguridad, han compartido los sentimientos que les invaden en estos momentos. Sus miradas reflejaban emoción, ilusión y un gran agradecimiento.

© WireImage

El look de Stephanie de Luxemburgo era una auténtica declaración de intenciones. Un vestido con pedrería y capa azul color que simboliza la calma, la confianza y la lealtad. Para la cena se ha decantado por el mismo look de por la mañana, al que ha añadido la diadema Belga, que lleva por primera vez. Realizada por Coosemans en 1953, fue un regalo de boda de la Société Générale (banco) a la entonces princesa Josefina Carlota de Bélgica, la abuela de su marido.

© WireImage

El reloj marcaba las 18.35 horas cuando han bajado del coche Emmanuel y Brigitte Macron. El presidente galo y su esposa no han estado presentes en los festejos de la mañana y su presencia por la tarde generaba una gran expectación. " Estoy muy feliz de estar aquí y me siento muy honrado de acompañar al Gran Ducado en este momento histórico", ha dicho el presidente galo a L' essentiel. Escasos segundos más tarde han acudido el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y su esposa, la jueza Elke Bündenbender.

© Getty Images
© Getty Images
© Getty Images

Cinco minutos después han sido Felipe y Matilde de los belgas los que han caminado por la alfombra roja desplegada a las puertas del Palacio.  Al ver a los Grandes Duques, la esposa del monarca ha dejado de lado el protocolo y los ha saludado con dos besos, un gesto que refleja el cariño que existe entre las dos familias. La Reina se ha decantado por un vestido granate y tiara.


© Getty Images
© Getty Images
© WireImage

Las siguientes en acceder han sido Amalia de los Países Bajos y Elisabeth de los belgas. Las Princesas, ambas herederas y pertenecientes a la misma generación, han causado sensación. No ha pasado desapercibida su belleza, por la que han recibido numerosos piropos a los que han respondido con una sonrisa y sin dejar de saludar con la mano. También ha sido muy comentada la gran sintonía que tienen. No vano, ambas han dado importantes pasos institucionales prácticamente a la vez (y algunos de ellos juntas).

© Getty Images
© Getty Images

Elisabeth de los belgas, que estudia en Harvard, ha llevado un vestido plateado de lentejuelas firmado por Jenny Packham y la tiara que sus padres le regalaron cuando cumplió 18 años. La estrenó en junio de 2022, cuando acudió a la cena de gala que Ingrid de Noruega hizo por su mayoría de edad en el Palacio Real de Oslo. Por su parte, la princesa de Orange, ha elegido un vestido verde de Monique Lhuillier con la tiara de diamantes de la reina Emma, que lleva por primera vez.

© Getty Images
© Getty Images
© WireImage

Escasos segundos después han llegado los reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos. La Reina neerlandesa ha apostado por un vestido semitransparente y joyas históricas en las que la imponente tiara ha ganado todo el protagonismo. Ha sacado del joyero la misma diadema que llevó en la coronación de su marido, el 30 de abril de 2013, y que perteneció a la reina Emma, bisabuela de su marido.

© Getty Images
© Getty Images
© Getty Images
© Getty Images

No han faltado el resto de integrantes de la Familia Gran Ducal, como los príncipes Félix, Luis y Sebastián, a los que se ha visto entrando. Entre las autoridades presentes se encontraban el primer ministro de Luxemburgo, Luc Frieden, ministros, miembros de la Cámara de Diputados y el cardenal Jean-Claude Hollerich.  A todos los invitados los ha recibido la Mariscal de la Corte, Sasha Baillie.

Las palabras de Guillermo de Luxemburgo: referencias a sus antecesores y los ejes de su reinado

La cena ha contado con la intervención del Gran Duque Guillermo, quien ha comenzado diciendo que en este nuevo desafío se impulsa en "una gran dama de nuestra historia, la Gran Duquesa Carlota, mi bisabuela". De ella ha destacado que "encarnaba el espíritu de resistencia de los luxemburgueses" y que  "junto a su hijo, el Gran Duque Juan, mi abuelo, supieron, en las horas más oscuras de nuestra historia, encarnar la esperanza y la dignidad de un pueblo apegado a su libertad".  "Su compromiso, su valentía y su fe en el futuro  marcaron el camino que hoy seguimos.  El de una nación que, sin renegar jamás de su soberanía, que elige el diálogo en lugar del aislamiento y la cooperación en lugar de la confrontación", ha señalado.

"Hoy me corresponde a mí llevar, con un profundo sentido del deber  y una viva conciencia de la importancia de esta tradición, los valores y principios que mi bisabuela,  mi abuelo y mis padres me transmitieron con tanta convicción. Pero también se trata ahora de inscribir a la monarquía en el siglo XXI y permitirle desplegar plenamente su potencial al servicio de nuestra sociedad. Cada reinado se ha distinguido por acentos particulares y puntos fuertes que reflejan los desafíos propios de su época", ha continuado.

Ante la atenta y orgullosa mirada de sus padres, Enrique y María Teresa de Luxemburgo, ha dado pistas de los ejes sobre los que girará su reinado: "Hoy, los compromisos que mi esposa y yo asumimos en favor de una sociedad cohesionada, inclusiva y solidaria no son solo referencias que orientan nuestra acción al servicio del país, también encarnan el alma del Gran Ducado moderno y han contribuido ampliamente a su proyección y prosperidad".

Un menú lleno de guiños

Los Grandes Duques han tenido un guiño con uno de los días más importantes: el de su boda, celebrada en 2012.  Han recreado el menú que degustaron aquel día, con algunas modificaciones e incorporaciones. Han vuelto a apostar por el tartar de lubina y langostinos con foie gras, mousse de aguacate y guisantes y crema de lima, añadiéndole un toque crujiente.  El plato principal es tournedó de ternera acompañado de verduras tiernas y jugo de trufa, así como de un frito de verduras y hierbas al estilo japonés. Al frente, Pierre-Antoine Langhendries y Franck Panier, chef personal de Enrique de Luxemburgo.

La pastelera Lindsay Delorme se encarga de la parte dulce. Como recoge Wort, ha creado un postre llamado "Bávaro de Mango y Maracuyá", una crema francesa compuesta por crema de vainilla, nata montada, gelatina y mousse de frutas, todo servido sobre una base de bizcocho y decorado con polvo de oro comestible. Se acompaña de pan brioche y café moca como broche final. Como maridaje, dos Rieslings Mosel de Luxemburgo de Bernard-Massard y un Burdeos francés de la bodega Château Quintus, propiedad de Roberto de Luxemburgo, primo del Gran Duque.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.