En Luxemburgo cuentan los días para un momento histórico, el inicio de una nueva era. El 3 de octubre, el Gran Duque Enrique abdicará tras 25 años de absoluta entrega en los que ha contado con el apoyo incondicional y el firme compromiso de su esposa, la Gran Duquesa María Teresa. Cederá el testigo a su hijo mayor, el príncipe Guillermo, con la certeza de que hará una labor excepcional, también acompañado por su esposa Stephanie. Cuando queda solo una semana para que el relevo se materialice, miran al futuro con optimismo, pero también repasan el pasado con gran agradecimiento por todo lo vivido. Experiencias y momentos únicos que recuerdan mediante fotos familiares inéditas, pertenecientes a su colección privada.
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A las puertas del cambio, es inevitable pensar en aquel 7 de octubre del 2000 en el que Enrique y María Teresa se convirtieron en Grandes Duques con la abdicación de Juan de Luxemburgo. En su primer discurso, animó a la población a mantener vivos los valores familiares y prometió garantizar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres
La vida de los Grandes Duques de Luxemburgo ha sido intensa: numerosos compromisos oficiales, viajes internacionales, asistencia a grandes acontecimientos y apoyo a otras Casas Reales en fechas históricas. Porque la relación de la Familia Ducal con otras Casas Reales siempre ha estado marcada por la amistad, lazos que vuelven a ponerse de manifiesto con la lista de royals que acudirán a la abdicación
El 14 de febrero de 1981 se celebró la boda de Enrique y María Teresa de Luxemburgo, que se habían conocido cinco años antes en la Universidad de Ginebra, donde fueron presentados por unos amigos comunes que eran españoles. El destino de aquella joven cubana criolla cambió con esta unión que hizo historia. Como ella misma contaba en ¡HOLA!, "yo no pertenecía a la realeza y eso, que hoy en día parece normal, en aquel momento era excepcional”. Fue una boda de cuento de hadas en la que estaba espectacular con un vestido nupcial diseñado por Balmain, en seda natural ribeteado de armiño con gran velo de tul e incrustaciones de encaje de Manila, perteneciente a su familia, y diadema y pendientes de diamantes
"Aunque sea una vida muy privilegiada, también es una especie de jaula de oro en la que a veces se sufre de falta de libertad. Por suerte, tengo una esposa maravillosa con quien puedo compartirlo todo. Y amigos de verdad, a quienes conocí en la universidad, con quienes formamos un grupo pequeño y muy unido. Quizás por fin tengamos la oportunidad de pasar más tiempo juntos", ha contado recientemente Enrique de Luxemburgo
Los Grandes Duques de Luxemburgo siempre han encontrado el equilibrio entre la vida institucional y la vida privada. Han sido unos padres muy presentes para sus cinco hijos, con los que a partir de ahora podrán compartir más planes. Especialmente emocionados están por poder ejercer más de abuelos: tienen ocho nietos y esperan el noveno, ya que la princesa Alejandra, su única hija, va a ser madre de nuevo al lado de Nicolás Bagory
En la Familia Gran Ducal siempre han disfrutado de las actividades cotidianas en familia. En su hogar nunca ha faltado la música, y es que María Teresa de Luxemburgo adora bailar y cantar y siempre se lo ha transmitido a sus hijos. "Toco la guitarra, me gusta para cantar como acompañamiento y he compuesto alguna canción. Ahora para los nietos. Y para bailar me gusta toda la música, pero, quizá, más el ritmo latino", desvelaba en ¡HOLA!
Los Grandes Duques de Luxemburgo siempre han sido muy familiares. Han disfrutado pasando tiempo en compañía de los que quieren y aprendiendo de ellos. Con el Gran Duque Juan, padre de Enrique, tenían una gran sintonía y lo consideraban el mejor ejemplo a seguir para su vida institucional. Estuvo en el trono entre 1964 y 2000, cuando cedió el testigo a su primogénito. Durante sus años de servicio se ganó el cariño del pequeño Estado europeo, en el que lo despidieron con gran tristeza en 2019
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La nueva generación
"Guillermo es como su padre, tiene una gran nobleza de corazón, es muy profundo y un gentleman en todo el sentido de la palabra; Félix, quizá, uno de los más latinos, se ocupa de un viñedo de su esposa en el sur de Francia y es emprendedor con sus negocios. Estoy muy orgullosa de él y debo decir que es un padre extraordinario; Luis es un mediador y también es un padre extraordinario, otro orgullo; Sebastián está trabajando en una empresa que quiere hacer agricultura biológica. Sigue así la vena de su padre y de la familia Luxemburgo. Somos muy ecologistas; por último, Alejandra, una mujer maravillosa. Ha seguido los pasos de su madre en el dominio humanitario. Es especialista en mediación y se ocupa de casos difíciles. Es extraordinaria, además de ser muy bonita. Así definía la Gran Duquesa a sus hijos en ¡HOLA!
