Sarah Ferguson acaba de recibir un nuevo varapalo después de que la polémica la haya perseguido a ella y a su exmarido, Andrés Mountbatten-Windsor en los últimos días. Hace unas semanas, el hermano del rey Carlos perdió su título de Príncipe y tanto él como Sarah fueron despojados de la distinción de duque y duquesa de York.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La exduquesa de York tenía previsto sacar el 9 de octubre Flora and Fern: Kindness along the way. El lanzamiento se retrasó al 20 de noviembre y finalmente se ha retirado de la venta, según informó a la BBC Nielsen IQ BookDat, una empresa de análisis de datos. Se trataba de un trabajo literario de temática infantil sobre dos conejos, uno de los cuales se pierde en la gran ciudad. Aunque no se han dado los motivos para esta cancelación, todo apunta a que se debe a su verdadera y polémica relación con Jeffrey Epstein, conocida tras filtrarse un correo electrónico, y a que no sería adecuado sacar al mercado un libro para niños escrito por ella.
Además de madre de las princesas Beatriz y Eugenia, Sarah Ferguson ha logrado posicionarse en Reino Unido como una popular autora de cuentos infantiles. Hasta la fecha ha publicado medio centenar de volúmenes, pero sus mentiras sobre la verdadera relación de amistad que mantenía con Jeffrey Epstein, condenado por pedofilia, le han pasado factura. El famoso correo fue enviado con fecha de 26 de abril de 2011, semanas después de que Sarah dijera ante los medios que "nunca volvería a tener nada que ver" con el delincuente sexual. En la entrevista de la duquesa con el Evening Standard el 7 de marzo de 2011, se disculpó por aceptar 15. 000 libras de Epstein. Declaró al periódico: "Detesto la pedofilia y cualquier tipo de abuso sexual infantil, y sé que fue un error de juicio gigantesco por mi parte. Estoy tan arrepentida que no puedo expresarlo con palabras. En cuanto pueda, devolveré el dinero y no volveré a tener nada que ver con Jeffrey Epstein".
El delator correo de Sarah Ferguson a Epstein
Poco más de un mes después, la duquesa envió un mensaje a Epstein en el que decía: "Sé que te sientes terriblemente decepcionado conmigo. Y debo pedirte humildemente perdón a ti y a tu corazón por ello. Siempre has sido un amigo incondicional, generoso y extraordinario para mí y mi familia". Continuaba diciendo: "Me aconsejaron que no tuviera nada que ver contigo y que no te hablara ni te enviara correos electrónicos. Y si lo hacía, causaría más problemas a ti, al Duque y a mí misma. Estaba destrozada y perdida. Así que, por favor, compréndelo. No quería hacer daño a Andrés una vez más. Estaba dominada por el miedo. Lo siento".
Tras hacerse público este correo, siete organizaciones benéficas rompieron sus vínculos con ella, entre ellas Teenage Cancer Trust, de la que fue patrona durante 35 años. Alegaron que sería “inapropiado” que Ferguson continuara con su patrocinio.
El futuro de Sarah Ferguson es un tanto incierto. Hasta ahora vivía con su exmarido en el Royal Lodge, pero su desalojo es inminente. Carlos III proporcionará a su hermano una vivienda privada en los terrenos de Sandringham, pero Sarah deberá buscarse un alojamiento. La prensa británica habla de que podría ser una de las propiedades que su hija Eugenia tiene en Portugal, entre Melides y Comporta. Podría ser su refugio perfecto después de que sus proyectos profesionales estén en la cuerda floja.
A finales de octubre, dos semanas después de que anunciase su decisión de renunciar al uso de títulos y honores, Carlos III dio un paso más al anunciar la retirada formal de los mismos, incluido el de Príncipe, a su hermano Andrés. Así mismo le comunicó la recesión del contrato que le permitía seguir viviendo en el Royal Lodge. De esta manera, el monarca británico atajaba de raíz la situación de Andrés Mountbatten-Windsor tras semanas de presión insostenible. Muchas voces en Reino Unido pedían medidas más contundentes tras todas las informaciones sobre la relación de Andrés con Epstein y la publicación de la biografía de Virginia Giuffre, una de las víctimas de la red.
