"Hago lo que puedo. Llego a lo que llego y no es sano que me exija tanto. Duelen los enfados y las malas caras cuando fallo en algo, pero duele más cuando no valoran que lo has intentado. Perdón si no alcanzado, pero ¿Por qué han pesado que lo haría bien todo el rato?". Así comenzó la reina Letizia su discurso en el Día Mundial de la salud mental de hace dos años, rapeando los versos del escritor y compositor El Chojin. Consiguió lo que pretendía, poner el foco en el bienestar emocional y que el siguiente titular: "La Reina rapea por la salud mental" ocupara las primeras planas.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Los discursos que pronuncia la reina Letizia son especiales tanto en el fondo como en la forma. La manera en la que se dirige al público es diferente a lo que suelen hacer otros miembros de la realeza. Se notan sus años de periodista, su telegenia y el haber estado delante de una cámara presentando uno de los informativos de la televisión más vistos. Sabe improvisar y sabe interpelar a la audiencia y es algo que sigue aplicando ahora que es Reina.
"Su forma de comunicar es un caso muy interesante desde la perspectiva de la inteligencia emocional aplicada a la oratoria pública. En su manera de declamar, memorizando, interpelando al público, jugando con los silencios y la entonación, hay una mezcla muy particular de teatralidad y autenticidad", explica Marc Rodri, psicólogo especialista en inteligencia emocional.
Luis Guillén Plaza, psicólogo general sanitario de Psicopartner, coincide con su colega en que "combina una preparación exhaustiva con una habilidad natural para la cercanía y la empatía. Sus intervenciones reflejan un discurso extremadamente cuidado y planificado al detalle, pero sin perder la sensación de espontaneidad que la caracteriza" y destaca que consigue que algo completamente preparado al milímetro "se perciba como natural y fluido".
"Actps de inteligencia emocional"
La Reina transmite un mensaje y a la vez lo “interpreta emocionalmente y eso "genera un efecto hipnótico, casi performativo, que no se ve en otras figuras de la realeza. Es "la Reina que recita con el alma: convierte sus discursos en actos de inteligencia emocional", puntualiza Rodri. Todo parece fruto de la improvisación, pero nada más lejos de la realidad, pues sus palabras siempre están llenas de reflexiones y de "un conocimiento sólido de los temas que aborda". "Evita que la comunicación institucional suene vacía o protocolaria: sus discursos son emocionalmente resonantes y están cargados de significado humano", destaca Guillén Plaza.
Así, la reina Letizia es capaz de "lograr equilibrar la formalidad con la cercanía, algo poco común en figuras de alto rango institucional. Mantiene el rigor y el respeto del protocolo, pero combina con una espontaneidad media que la humaniza", según los expertos.
En muchas ocasiones, la reina Letizia implica al oyente y atrae su atención dando pequeños trazos personales, anécdotas que hacen que el público conecte y se identifique. Además, no hay duda, según Guillén Plaza, que "su pasado como periodista resulta determinante en esta forma de comunicar. Posee una gran destreza narrativa y expresiva, modulando la voz, con pausas y manteniendo contacto visual constante con la audiencia". En definitiva, hace que sus ponencias sean "claras, dinámicas y emocionalmente efectivas", evita los tecnicismos, da prioridad a la claridad y se muestra empática.
