Han pasado ya cinco años desde que el 3 de agosto de 2020 el rey Juan Carlos I abandonara España rumbo a Abu Dabi, en una decisión que él mismo definió como “meditada” y tomada “con serenidad”. Fue en plena pandemia de la Covid-19 cuando comunicó a su hijo, el rey Felipe VI, su marcha: “Guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”, decía la carta que don Juan Carlos dirigió a su hijo, difundida por la Casa Real. Su salida se produjo tras la retirada de su asignación pública y la renuncia de Felipe VI a cualquier herencia personal procedente de su padre, en medio de las investigaciones abiertas sobre el patrimonio del monarca en el extranjero.
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Desde entonces, don Juan Carlos ha mantenido su residencia en Abu Dabi, encontrando en el emirato bañado por las aguas del Golfo Pérsico la tranquilidad que necesitaba para afrontar esta nueva etapa de su vida. A sus 87 años, el padre del Rey vive sin sobresaltos en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, donde apenas trascienden detalles sobre su día a día. Su residencia, alejada del foco mediático, le permite mantener una vida tranquila, aunque en fechas señaladas, como su cumpleaños, el 5 de enero, recibe la visita de algunos miembros de su familia.
Desde 2023, también reside en la misma ciudad su nieto mayor, Felipe Juan Froilán, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, quien se ha instalado allí por motivos profesionales, lo que ha reforzado el vínculo familiar entre abuelo y nieto.
Galicia, su refugio español
Aunque no ha vuelto a residir en España de manera formal desde entonces, sus visitas se han normalizado. Sanxenxo (Pontevedra), se ha convertido en su punto de encuentro con nuestro país. Allí participa en regatas a bordo del Bribón, se aloja en casa de su amigo Pedro Campos y disfruta de cenas discretas con amigos y familiares selectos.
En lo que va de 2025, ha regresado a España en cuatro ocasiones, una por mes desde el pasado abril, manteniendo siempre una rutina similar: vuelo privado al aeropuerto de Vigo, jornadas de navegación por la ría de Pontevedra, largas sobremesas y alguna visita médica en Vitoria. Durante estas escapadas, suele coincidir con la infanta Elena, con quien comparte su afición por la vela y también por los toros. De hecho, se les ha visto juntos en varias ocasiones este año en el Real Club Náutico de Sanxenxo. La más reciente, el pasado mes de julio, donde protagonizaron un emotivo reencuentro.
También ha compartido momentos con su hermana, la infanta Margarita, que le ha ido a visitar a la localidad pontevedresa, reforzando los lazos familiares en estos breves pero significativos retornos a nuestro país, cada vez más frecuentes.
Precisamente, en su última a Sanxenxo, en el mes de julio, estuvo a punto de coincidir con su hijo, el rey Felipe VI, y con su nieta, la princesa Leonor. Don Juan Carlos abandonó la villa marinera poco después de la llegada del buque escuela Juan Sebastián Elcano a la base naval de Marín, donde desembarcaba la heredera tras completar parte de su formación militar. También se marchó antes de la llegada de Felipe VI a la localidad gallega, prevista para la ceremonia de entrega de despachos en la Escuela Naval, evitando así cualquier encuentro público con ambos.
Si bien con sus hijas y los hijos de estas, las visitas y los encuentros han sido más asiduos durante todo este tiempo, no ocurre lo mismo con su hijo, el rey Felipe VI, y con sus nietas, especialmente, la princesa Leonor. Han sido escasos y, en su mayoría, de carácter privado. Entre ellos destacan momentos significativos como la celebración de la mayoría de edad de la heredera, el 31 de octubre de 2023. Uno de los episodios más comentados tuvo lugar en septiembre de 2024, durante un acto en la Escuela Naval de Marín, donde Leonor realizaba parte de su formación militar. Allí coincidieron don Juan Carlos, los reyes Felipe y Letizia, y la princesa, en un breve, pero simbólico encuentro familiar que, pese a su discreción, acaparó la atención mediática por su carga institucional y emocional.
Más allá de sus habituales visitas a Sanxenxo, don Juan Carlos también se ha dejado ver en momentos puntuales fuera de Galicia, casi siempre por motivos familiares. Entre ellos, destacan su presencia en el 60 cumpleaños de su hija mayor, la infanta Elena, así como en los funerales de sus sobrinos Fernando Gómez-Acebo, en marzo de 2024, y Juan Gómez-Acebo, en agosto del mismo año. También se dejó ver en el funeral de su amigo, el Aga Khan, quien murió a los 88 años el pasado mes de febrero en Portugal.
Su aparición en la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con Teresa Urquijo, en abril de 2024, fue uno de los momentos más comentados de un enlace que reunió a buena parte de la aristocracia y la familia real en un ambiente distendido. Don Juan Carlos acudió acompañado de sus hijas, las infantas Elena y Cristina, y alguno de sus nietos.
Sus memorias, en noviembre
Don Juan Carlos ultima el lanzamiento de sus memorias, que llegarán a las librerías el próximo 12 de noviembre bajo el título Reconciliación. El libro, escrito en primera persona y publicado simultáneamente en España y Francia, pretende ofrecer su versión de los hechos tras casi cuatro décadas de reinado y cinco años de exilio en Abu Dabi.
“Es un libro sincero y honesto. Se entrega. Reconoce sus errores, pero también reivindica sus logros”, ha explicado a ¡HOLA! la historiadora Laurence Debray, autora del volumen, que se publicará coincidiendo con el 50º aniversario de su proclamación como rey por las Cortes Generales, el 22 de noviembre de 1975. Editado por Planeta en España, la obra incluirá dos cuadernos fotográficos, con imágenes personales e inéditas que recorren su vida pública y privada.
Durante la presentación del libro por la editorial francesa Stock, se destacó un fragmento especialmente revelador: “Habla con el corazón en la mano, como alguien que sabe que no le queda mucho tiempo y prefiere confesarse antes que mentir. ‘No tengo derecho a llorar’, dice. No, pero sí tiene derecho a decir la verdad. Estas memorias marcan un hito: por primera vez, un antiguo jefe de Estado español narra en primera persona cómo vivió algunos de los episodios más trascendentales de la historia reciente del país. Un testimonio íntimo y político que busca reconciliarse con su legado y con la opinión pública.