1/3En el mismo altar de la catedral donde esperaba la llegada de la novia, Federico sacó su pañuelo para secarse las lágrimas y, extrañamente, el mundo sonrió complacido ante su romántico gesto. "Pensé: A la porra con la fachada. Este es un gran momento" (Federico)
En el mismo altar de la catedral donde esperaba la llegada de la novia, Federico sacó su pañuelo para secarse las lágrimas y, extrañamente, el mundo sonrió complacido ante su romántico gesto. "Pensé: A la porra con la fachada. Este es un gran momento" (Federico)
2/3Federico llora de felicidad y de emoción y eso es, según la medicina moderna, todo un síntoma de salud. De hecho, para los daneses, después de descubrir a Federico bañado en un mar de lágrimas en las últimas ceremonias, llorar no solo no es cosa de hombres, sino que uno demuestra serlo de verdad cuando se atreve a hacerlo
Federico llora de felicidad y de emoción y eso es, según la medicina moderna, todo un síntoma de salud. De hecho, para los daneses, después de descubrir a Federico bañado en un mar de lágrimas en las últimas ceremonias, llorar no solo no es cosa de hombres, sino que uno demuestra serlo de verdad cuando se atreve a hacerlo
3/3Con el nacimiento de Christian y el bautizo de éste, las lágrimas de Federico fueron de nuevo las invitadas de honor en una cálida ceremonia. Y, el pasado domingo cuando su hija, la princesa Isabella -demostró tener unos pulmones de hierro- recibió las aguas bautismales, ahí volvía a estar el futuro Rey de Dinamarca con un gran pañuelo blanco despachándose a gusto como ser humano
Con el nacimiento de Christian y el bautizo de éste, las lágrimas de Federico fueron de nuevo las invitadas de honor en una cálida ceremonia. Y, el pasado domingo cuando su hija, la princesa Isabella -demostró tener unos pulmones de hierro- recibió las aguas bautismales, ahí volvía a estar el futuro Rey de Dinamarca con un gran pañuelo blanco despachándose a gusto como ser humano