Fue hace menos de una semana cuando el padre de Meghan Markle tuvo que ser operado de urgencia en Filipinas para amputarle el pie izquierdo y parte de la pierna después de que la circulación quedara comprometida por un coágulo que terminó provocándole una necrosis. Tal y como confirmó su hijo, Thomas Jr., estuvo tres horas en el quirófano, aunque se encuentra estable: "Mi padre está siendo muy valiente. Su pie se puso azul y luego negro. Pasó todo muy rápido. Lo llevé a un hospital local, le hicieron tomografías y una ecografía y dijeron que había que amputarle la pierna para salvarle la vida". Una semana después, la duquesa de Sussex se ha puesto en contacto con su progenitor.
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Después de intentar hablar con él sin éxito en un primer momento, Meghan Markle decidió enviarle una carta. La misiva llega después de que el pasado domingo Thomas Markle rogara ver a su hija "una vez más antes de morir". Según explicó un representante de la duquesa a la agencia Reuters, el mensaje llegó gracias al "apoyo de contactos fiables y de confianza, su correspondencia está ahora segura en sus manos". Todo ello tras la petición pública del pasado fin de semana en la que Thomas aseguraba que ella no le había llamado tras la operación. El Daily Mail añade que el padre de la nuera del rey Carlos III "sueña también con ver a su yerno, el príncipe Enrique, y con conocer a sus nietos, Archie, de seis años, y Lilibet, de cuatro, antes de que sea demasiado tarde".
El primer intento de contacto fue el viernes 5 de diciembre, cuando Meghan le envió a su progenitor un correo electrónico nada más enterarse de la intervención urgente. Tras la publicación de The Mail on Sunday del 6 de diciembre, en la que se afirmaba que Thomas estaba "confundido" porque no había recibido nada de su hija, fuentes cercanas a la duquesa hicieron públicos sus esfuerzos por contactar con él. A ello se suma que Thomas no ha tenido su teléfono consigo.
El intento de acercamiento se habría complicado, según People, por la presencia de un periodista del Daily Mail que ha permanecido al lado de la cama del hospital de Thomas Markle. "Dado que un reportero del Daily Mail ha permanecido junto a la cama de su padre en todo momento, retransmitiendo cada interacción y violando claros límites éticos, ha sido extremadamente difícil para la duquesa contactar con su padre en privado, a pesar de sus esfuerzos durante los últimos días", recoge el medio citando a un portavoz de Meghan. Añaden que ella no quería que el reportero –que había informado desde el hospital y, en su opinión, vulnerado límites profesionales– leyera la carta, ni tampoco deseaba llamar por teléfono para evitar ser escuchada, especialmente después de que su padre concediera una entrevista al medio la semana pasada. Por su parte, Daily Mail Group "negó vehementemente" estas acusaciones el miércoles, calificándolas de "demostrablemente falsas".
No es la primera vez que Meghan Markle afronta un conflicto derivado de la filtración de documentos privados relacionados con su propio padre. Cabe recordar que fue sorprendido intentando pactar la venta de unas fotografías de la boda de su hija, enlace al que finalmente, según se dijo, no asistió por una dolencia cardíaca. Apenas un mes después de la ceremonia, dio varias entrevistas en las que afirmó que su hija parecía "aterrorizada, muy estirada" y con "una sonrisa falsa de pánico" durante su enlace con el príncipe Harry. A esto se suma que en agosto de 2018, la cuñada de los príncipes de Gales le envió una carta, que él decidió divulgar unos meses más tarde a través de The Mail on Sunday. "Tus acciones han roto mi corazón en un millón de pedazos, no solo porque has fabricado un dolor innecesario e injustificado, sino por la elección de no contar la verdad cuando eres un títere en esto. Algo que nunca entenderé", rezaba el escrito. Un hecho que terminó siendo denunciado por la duquesa de Sussex y, en 2021, un juez determinó que el contenido era "personal, privado y no un asunto de legítimo interés público", resolución con la que ganó la demanda. En la actualidad, Thomas Markle se mantiene distanciado de su hija, la duquesa de Sussex, desde su matrimonio en 2018 con el príncipe Harry. Tampoco mantiene relación alguna con sus nietos: Archie, de 6 años, y Lilibet, de 4. En 2025, decidió mudarse a Filipinas para alejarse del ruido mediático y vivir con mayor tranquilidad.
