La placenta es un auténtico órgano que se desarrolla durante el embarazo y que sirve para proporcionarle los nutrientes y el oxígeno necesario a nuestro bebé durante su desarrollo dentro del útero. Además, es la encargada de secretar algunas de las hormonas fundamentales para que la gestación siga su curso de forma correcta. Por tanto, su papel es muy importante durante el embarazo, por no decir fundamental. De hecho, es una de las cosas que los especialistas necesitan observar y controlar en cada una de las revisiones. Lo normal es que se sitúe de tal manera que, después de producirse el propio nacimiento del bebé, se produzca su expulsión, lo que conocemos como alumbramiento y que es una fase natural del parto. Un proceso siempre auxiliado por una matrona quien, además, debe cerciorarse de que no permanezcan restos placentarios dentro del útero, pues podría producir complicaciones en el postparto.
Sin embargo, ¿qué ocurre en los casos en los que la placenta impide la salida del bebé? En estos casos, el parto vaginal no es una opción, la cesárea es la única vía posible. Pero, para ello, la placenta debe estar taponando por completo la salida del bebé. Hay otras muchas ubicaciones para una placenta dentro del útero y no todas ellas conlleva la misma solución. ¿Quieres saber cuántas existen y qué implicaciones tiene?