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Sin normativa estándar o universal que lo regule
Desde 2019, la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) premia la sostenibilidad buscando, cada año, el mejor juguete para un mundo sostenible. Un dato que nos lleva a pensar (y está comprobado) que muchas firmas juguetes se han puesto a investigar para conseguir juguetes que, no solo transmitan valores y fomente la imaginación (algo que pedían los padres hace unos años y que ya se presupone tienen la gran mayoría de ellos), sino que sea lo más sostenible posible. Un reto todavía para la industria, pues no existe legislación, tan solo certificados que pueden o no tener los juguetes y servirnos como guía.
La Unión Europea, por su parte, quiere que los consumidores adquieran cada vez más productos respetuosos con el medio ambiente y, por ello, impulsa modelos comerciales circulares, con un nuevo paquete de leyes dentro de las propuestas del Pacto Verde Europeo. Así, la Comisión Europea ha propuesto nuevas reglas para favorecer que casi todos los bienes físicos en el mercado de la UE sean eco-friendly, circulares y energéticamente eficientes durante todo su ciclo de vida. Y los juguetes son un bien físico.