Dr. Nicolás Olea, alerta sobre los disruptores endocrinos: "Está totalmente desaconsejado que los niños beban agua en botellas de plástico"


Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que están presentes en muchos objetos del día a día, y que interfieren con el sistema hormonal. La evidencia de su influencia negativa es cada vez más robusta. ¿Qué pasa con los niños? ¿Cómo se puede evitar que se expongan a ellos?


Dr. Nicolás Olea© Dr. Nicolás Olea
4 de noviembre de 2025 - 13:48 CET

La ciencia alerta cada vez más y con más contundencia con respecto a los efectos nocivos de los disruptores endocrinos sobre la salud. Estos compuestos, junto con los microplásticos, constituyen actualmente una preocupación entre los expertos. 

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El Dr. Nicolás Olea es un referente mundial en disruptores endocrinos. Catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada y médico en el Hospital Clínico San Cecilio de aquella ciudad, acaba de publicar el libro 80 recomendaciones para evitar los tóxicos (Ed. Integral). Aunque en la obra se ofrecen de forma exhaustiva pautas para todas las edades, hemos hablado con él sobre cómo proteger de estos disruptores endocrinos y de los microplásticos a la población infantil.

El comedor escolar es una de las formas más importantes de exposición infantil a disruptores endocrinos 

Dr. Nicolás Olea, experto en disruptores endocrinos

Uno de los puntos que aborda en su libro es el de los comedores escolares y cómo se descuidan aspectos esenciales para la salud de los más pequeños…

Todos estábamos esperando el decreto de comedores escolares que salió en abril. Tiene un preámbulo magnífico y comprometido, pero después llega la parte de disposiciones y se queda terriblemente corto, porque está dedicado a hablar de las características de la composición de la dieta, pero se salta todo lo referente al plástico, por ejemplo. En Francia está prohibido el plástico en comedores escolares y universitarios desde el año 2019. Allí no se puede utilizar ningún material de plástico ni para la preparación de la comida ni para el servicio.

Sin embargo, en España el Real Decreto no ha mencionado el plástico, y se ha quedado completamente corto. Por ejemplo, en referencia al agua, habla de que sea municipal y si es posible se sirva en jarra de cristal, pero tampoco dice nada sobre las botellas de plástico. Es muy decepcionante y estamos convencidos de que una de las formas más importantes de exposición infantil a disruptores endocrinos es en la comida escolar. Y ahí sí que se pueden hacer muchas cosas, que es suprimir el plástico en las bandejas, en los platos, en los cubiertos, no utilizar grandes bandejas para calentar…

Todo eso influye en dos cosas: la exposición a los componentes químicos del plástico, los bisfenoles, los ftalatos, los parabenos… Pero también en la exposición a las micropartículas de plástico que se van gastando y van llegando a la comida.

© Ed. Integral

Parece que a las leyes les cuesta acomodarse de forma rápida a lo que la ciencia va descubriendo…

En el año 2011, el bisfenol A se sacó de los biberones de policarbonato, en el 2018 se sacó de los envases para comida infantil para menores de tres años, en el 2020 se sacó de los tickets de caja, y ahora el 31 de diciembre del 2024 se ha sacado del interior de las latas de conserva. Pero la tragedia es que nosotros advertimos del riesgo del bisfenol A en las latas de conserva en el año 95. Han tardado 29 años en regularlo. Y uno se escandaliza pensando cuánto déficit de atención, cuánta hiperactividad, cuánto trastorno infantil te podrías haber ahorrado si hubieras sido más diligente aplicando el conocimiento científico.

© Adobe Stock

El plástico en alimentación está muy cuestionado. Pero los biberones, a pesar de no llevar ya bisfenol A, siguen siendo de este material en su gran mayoría. ¿Recomienda mejor los de cristal?

Es un verdadero problema, porque biberones de vidrio casi no existen, son pesados e incómodos. La Administración eligió polipropileno para ellos porque no tiene bisfenol A, no tiene ftalatos, y era el más seguro de todos. Pero ahora, con la nueva historia de los microplásticos, se pone en entredicho la seguridad del plástico en sí mismo.

Ya no es solamente la composición química, que en este caso es buena, sino cómo se puede fragmentar. Cualquier material plástico tras un uso repetido libera fragmentos. La clave es no volver a hacer lo que yo hacía cuando tenía a mis hijos pequeños, que en el biberón echaba la leche en polvo, añadía agua caliente, agitaba y completaba con agua tibia. Hay que preparar la mezcla y atemperarla a los 30 grados fuera y después echarla dentro el biberón, pero no utilizar el biberón para hacer una mezcla con agua caliente.

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Seguimos hablando de plástico. Muchos niños llevan consigo una botella de agua de este material…

Es una locura, no sé cómo hemos caído en esa trampa. En el año 2019, antes del COVID, se había establecido que iba a haber fuentes públicas cada 300 metros en las ciudades y que en los restaurantes debían facilitarte agua municipal en una jarra de cristal. Al margen del tema económico, pues te venden el agua embotellada a dos euros el litro y medio, cuando mil litros de agua municipal valen, de media, 1,8 euros, está el tema de la salud.

Está totalmente desaconsejado el uso de botellitas de plástico. El niño debe tener agua de calidad en su colegio y beber en la fuente. Y si es para alguna excursión y tiene que llevar agua, están los envases de aluminio o de acero.

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En el libro comenta que para evitar los fungicidas habría que pelar la fruta a los niños, aunque pediatras y nutricionistas nos dicen todo lo contrario y aconsejan darla con piel para aprovechar la fibra…

Eso sería en un mundo ideal donde todo el mundo fuera muy honesto y la comida estuviera limpia de pesticidas. Pero la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria), te dice que en España el 40% de lo que comemos tiene residuos de pesticidas. Eso sí, dentro de la legalidad.

Hemos comprobado que en la orina de los niños de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell, Ribera del Ebro, Menorca, Valencia y Granada hay un cóctel de pesticidas cuando tienen 10 años. No se puede decir entonces que estás protegiendo a la infancia de la exposición a pesticidas.

Se abusa de ellos y ahora casi todos son fungicidas, tratamientos postcosecha para que no haya merma en la cosecha. Si la fruta no florece con el tiempo en el frutero, como pasaba antes, es que tiene fungicidas en la superficie. En ese caso, la recomendación es clara: lavar y pelar la fruta a los niños. 

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En relación con la merienda que lleva el niño cada día al colegio, ¿cuál es la mejor forma de envolverla?

En papel de aluminio y en papel normal en frío, porque ambos son muy inertes. Sin embargo, el papel satinado que tiene repelente de agua, como el que ponen en sitios de comida rápida, es puro perfluorado y los perfluorados son muy tóxicos y acumulables. Es decir, no queremos papel que tenga plástico ni papel que repela el agua.

También se puede utilizar una bolsita de plástico de polietileno. El polietileno es muy fácil de reciclar, no tiene casi aditivos y además no admite calor.

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En el menú del niño, ¿cómo elegir los alimentos con menos tóxicos?

Hay que elegir productos de proximidad; es decir, de cercanía, de temporada. Si no son de temporada, no son de proximidad: han venido de muy lejos.

Además, hay que comer productos no ultraprocesados. Los ultraprocesados son productos que han necesitado un tratamiento especial. Es decir, una lata de conserva no es un ultraprocesado, es simplemente conservado. El ultraprocesado ha necesitado un proceso de calentamiento y de preparación y de contacto con plásticos y con envases.

Habría que volver a dedicarle un tiempo a hacer la compra en lugar de tardar 20 minutos en llenar un carrito de ultraprocesados. Una familia de tres miembros que compra 16 kilos de comida en el supermercado, llega a la caja con 2,5 kilos de embalaje.

Y también es importante cómo preparas esa comida: lo mejor es utilizar el metal; se puede emplear muy bien el acero inoxidable, la loza, la cerámica y el cristal. 

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En cuanto a la limpieza, recomienda evitar productos como pastas de dientes con triclosán…

El 1 de septiembre lo prohibieron, por fin, para los niños menores de ocho años. Prohibieron la pasta de dientes, los colutorios y cualquier aparato para la boca que llevara antiséptico triclosán, que es claramente antitiroideo. Han reducido los niveles para adultos, y lo han prohibido para niños de menos de ocho años. En todo caso, mi consejo es no usarlo tampoco para los mayores de esa edad.

Además de aconsejar lavar la ropa nueva antes de la primera puesta, también pide que se haga con todos los juguetes con los que sea posible. ¿Por qué?

Para eliminar todo. Tenemos un problema, que es la habitación del niño, fundamentalmente por la presencia de aditivos químicos añadidos al colchón y a los elementos decorativos. Como son volátiles y se van liberando, lo que se aconseja es airear la habitación lo máximo posible. Además, que el cuarto del niño no tenga demasiados textiles, que no esté lleno de peluches, que se hayan lavado los peluches para quitarle mucho de su apresto, y se que aspire y airee la habitación para eliminar todos esos aditivos. No hay que obsesionarse, pero sí ventilar y aspirar. 

 Al elegir el colchón, que no sea antillamas ni repelente del agua o de las manchas porque estos llevan perfluorados.

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¿Cuáles son las consecuencias más visibles de la exposición del niño a los disruptores endocrinos?

Señalo tres que nosotros hemos estudiado. Uno, la exposición muy temprana a disruptores endocrinos, tanto intrauterina como en la primera infancia, se asocia claramente con déficit de atención e hiperactividad. Pensamos que es a través de un mecanismo en el que toman parte las hormonas tiroideas. 

Después nos agobia enormemente la obesidad. Porque cuando hablábamos de los perfluorados en la comida rápida, hay que tener en cuenta que los compuestos químicos del envase son obesógenos. No solamente engorda la mala calidad de la comida, sino también el envase. Si no hacemos nada, para el año 2030 el 50% de la población infantil será obesa o tendrá sobrepeso en España.

Y el tercer punto sería el desarrollo sexual secundario. Los disruptores endocrinos favorecen el adelanto de la pubertad en las niñas y el retraso de la pubertad en los niños.

Otros grupos han estudiado su influencia sobre el asma infantil y otras enfermedades respiratorias.

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