A las pocas semanas de comenzar el curso escolar, es muy habitual que empiecen a llegar a los padres avisos del colegio, o bien de otras familias, acerca de la presencia de piojos y liendres en las cabecitas de los niños. ¿Hay más piojos ahora que en generaciones anteriores? Esa es la percepción de muchos padres y madres y se lo hemos preguntado a la Dra. Laura Montes, pediatra del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, quien ha aclarado también si ahora los adolescentes también tienen más pediculosis o no.
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¿Hay más piojos ahora que hace unos años en niños? Muchos padres y madres tienen la sensación de que en los 90 no había tantos…
En los últimos años, sí se ha observado un ligero aumento de los casos de pediculosis capitis (infestación por piojo en cuero cabelludo) en población infantil. No se trata de una epidemia nueva, pero sí parece haber una mayor persistencia y recurrencia de los casos. Este aumento se asocia más con cambios en los hábitos sociales y en la resistencia de los piojos a algunos tratamientos tradicionales que con un aumento real de la prevalencia global.
En los últimos años, sí se ha observado un ligero aumento de los casos de pediculosis capitis en población infantil.
Antes parecía asociarse más la presencia de piojos a niños, pero ahora parece que también se ven más afectados de lo que cabría esperar los adolescentes. ¿Hay un ascenso de piojos en adolescentes en los últimos años?
Sí, también se ha notado un incremento en adolescentes. Aunque los piojos siempre han afectado principalmente a niños en edad escolar (entre 3 y 10 años), actualmente se observan más casos en preadolescentes y adolescentes.
¿A qué puede deberse ese aumento?
Las causas de este aumento pueden ser diversas. Entre las principales se encuentran el mayor contacto físico y social, especialmente durante actividades deportivas, recreativas o escolares; el uso compartido de objetos personales como cepillos, gorras, cascos o auriculares; y el hecho de que actualmente tanto niños como adolescentes suelen llevar el cabello más largo y suelto, lo que facilita el paso del piojo de una cabeza a otra.
Además, se ha detectado una resistencia creciente de los piojos a algunos pediculicidas, lo que dificulta su erradicación completa y favorece las reinfestaciones. En el caso de los adolescentes, también influye el uso frecuente de selfies o fotos grupales, donde el contacto cabeza con cabeza puede facilitar la transmisión.
¿Cómo aparecen los piojos?
El piojo no salta ni vuela, se transmite por contacto directo cabeza a cabeza o, menos frecuentemente, a través del uso compartido de peines, gorros, toallas o almohadas, entre otros. Los huevos (liendres) se adhieren firmemente al pelo cerca del cuero cabelludo, donde el ambiente cálido favorece su desarrollo.
Cuando se tienen liendres o piojos, ¿siempre pica la cabeza?
No necesariamente. El picor es la reacción alérgica a la saliva del piojo cuando se alimenta de sangre, pero puede tardar días en aparecer o incluso no manifestarse. Por eso, algunos niños o adolescentes pueden tener piojos sin mostrar síntomas evidentes.
¿Cómo darnos cuenta de que un niño o un adolescente tiene piojos o liendres? ¿Cómo identificarlos y diferenciarlos, en el caso de las liendres, de caspa, por ejemplo?
La mayoría de las familias los detectan por el picor, más intenso en región de la nuca y detrás de las orejas. Para confirmar su presencia, se recomienda examinar el cuero cabelludo con buena iluminación y, si es posible, ayudarse de un peine fino o aún mejor, una liendrera.
Los piojos son pequeños insectos de color grisáceo o marrón que se mueven con rapidez entre los cabellos, mientras que las liendres se observan como diminutos puntos blanquecinos o amarillentos firmemente adheridos al pelo, a escasos milímetros del cuero cabelludo. A diferencia de la caspa, las liendres no se desprenden con facilidad al sacudir o peinar el cabello, lo que permite distinguirlas con claridad.
¿Se puede prevenir la presencia de piojos y liendres en niños y adolescentes?
La prevención absoluta de los piojos es difícil, pero existen medidas que pueden reducir significativamente el riesgo de contagio. Es fundamental evitar el contacto directo cabeza a cabeza y no compartir objetos personales. También se recomienda revisar el cuero cabelludo con regularidad, especialmente en casos de brotes en el entorno escolar. En caso de cabello largo, mantenerlo recogido puede disminuir las posibilidades de transmisión.
Se ha detectado una resistencia creciente de los piojos a algunos pediculicidas, lo que dificulta su erradicación completa y favorece las reinfestaciones
Además, algunos productos repelentes a base de dimeticona pueden ofrecer cierta protección, aunque su eficacia varía y no deben reemplazar las medidas preventivas básicas. Es importante informar al colegio si se detectan piojos en el cabello de un estudiante, para que se tomen las medidas preventivas adecuadas y se evite la propagación.
¿Cuál es la mejor manera de eliminarlos?
Es fundamental aplicar productos pediculicidas, como lociones, champús o sprays que contengan permetrina, dimeticona u otros principios activos, siguiendo siempre de forma estricta las indicaciones del fabricante o del profesional sanitario. Después de aplicar el tratamiento, se recomienda utilizar una liendrera sobre el cabello húmedo para retirar manualmente los piojos y las liendres. El procedimiento debe repetirse entre siete y diez días después, con el fin de eliminar los nuevos parásitos que puedan haber eclosionado de las liendres supervivientes.
Asimismo, se aconseja lavar la ropa, las sábanas, las toallas y los gorros con agua caliente, a más de 50 °C, y guardar durante varios días en bolsas cerradas aquellos objetos que no puedan lavarse, para evitar reinfestaciones. Es igualmente importante revisar el cuero cabelludo de todos los miembros de la familia, ya que los piojos pueden propagarse rápidamente entre personas en contacto cercano.
¿Hay diferencias en los cuidados para prevenir o eliminar piojos y liendres en niños y adolescentes?
En los niños pequeños, el cuero cabelludo suele ser más sensible, por lo que es preferible optar por productos pediculicidas suaves o formulaciones a base de dimeticona, que no contienen insecticidas químicos. En los adolescentes, puede utilizarse el mismo tipo de tratamiento, aunque se debe poner especial énfasis en la educación sobre higiene personal y en la importancia de no compartir objetos personales. En ambos grupos, el peinado meticuloso y la revisión periódica del cabello resultan esenciales para prevenir la reinfestación.
