Salud

Dr. Eduardo Junco, pediatra, sobre el dolor de las articulaciones en niños que no se han dado ningún golpe: “Puede ser el síntoma inicial de problemas de salud que se manifestarán con el tiempo"


El doctor explica cómo diferenciar los típicos ‘dolores de crecimiento’ de otras patologías que provocan dolor en las extremidades y sus consecuencias


Dr. Eduardo Junco, pediatra© Dr. Eduardo Junco
22 de octubre de 2025 - 18:00 CEST

A lo largo de la vida de un niño pueden presentarse innumerables situaciones que generen dolor: traumatismos, caídas, heridas, agresiones y muchas otras circunstancias que naturalmente justifiquen sus quejas con el llanto por el dolor referido a extremidades, huesos, músculos y articulaciones. Sin embargo, también se dan las circunstancias en las cuales el niño se queja de dolor en alguna articulación sin traumatismo previo y sin signos iniciales de inflamación y que pueden ser el síntoma inicial de enfermedades o problemas de salud que se manifestarán con el tiempo.

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Vamos a tratar de problemas ortopédicos frecuentes en los niños que no tienen un origen traumático o reumático, pero que pueden dar lugar a una futura enfermedad, y a algunos de ellos nos vamos a referir en este artículo.

Sinovitis monoarticular transitoria

Las sinovitis transitorias son causa frecuente de dolor articular en los niños pequeños. La sinovitis más frecuente se localiza en la articulación de la cadera. De un día para otro y sin causas conocidas previas, el niño comienza a cojear por dolor en la cadera.

La edad de aparición se encuentra entre los tres y los seis años, siendo más frecuente en niños que en niñas. El dolor agudo comienza en la ingle o en la rodilla y suele haber un antecedente de infección vírica respiratoria reciente. Los pacientes con sinovitis mantienen un buen estado general, no tienen fiebre pero cojean. La ecografía de cadera suele ser eficaz para el diagnóstico, y el tratamiento recomendado son el reposo, la supresión de la carga y los antiinflamatorios.

Entre las secuelas tardías de la enfermedad de Perthes, los pacientes que la padecieron pueden presentar artrosis de la articulación

Dr. Eduardo Junco, pediatra

Enfermedad de Perthes

Es una necrosis avascular o una osteonecrosis idiopática de la epífisis de la cabeza del fémur. Este proceso se debe a la interrupción del flujo sanguíneo de esta parte de cadera por causas desconocidas.

Aparece en niños a una edad media de siete años. Más frecuente en varones y casi siempre unilateral. Se manifiesta con dolor poco intenso y con una cojera antiálgica en la cadera afectada. Es una enfermedad del desarrollo típica del crecimiento, es autolimitada y su pronóstico está siempre en relación con la deformidad que presentó la cabeza femoral al terminar el proceso agudo. 

Entre las secuelas tardías, los pacientes que la padecieron pueden presentar artrosis de la articulación.

Enfermedad de Osgood-Schlatter

Esta enfermedad, que aparece en adolescentes deportistas, se manifiesta con dolor en la parte anterior de la espina tibial, sobre todo después del ejercicio. Es un proceso benigno y transitorio provocado presumiblemente por microfracturas en el tubérculo óseo tibial anterior. Mejora con reposo y antiinflamatorios.

Osteocondrosis del calcáneo. Enfermedad de Sever

El dolor se produce también por microfracturas a nivel de la inserción del tríceps sural con el calcáneo, cuando en el desarrollo del niño se produce el estirón de la adolescencia. Los síntomas de dolor e impotencia funcional fluctúan en dependencia de la evolución de la edad y la aceleración del crecimiento. El tratamiento sintomático con reposo, hielo y antiinflamatorios suele ser eficaz.

Dolores de crecimiento

El dolor óseo recurrente benigno, conocido también como “dolores de crecimiento”, no son dolores articulares, pero sí son dolores del tejido óseo localizados en las extremidades inferiores. Son una situación pasajera, condicionada por la edad y caracterizada por la aparición de dolores nocturnos de variables intensidad y de presentación irregular y esporádica.

Estos dolores son de pronóstico benigno, no tienen complicaciones y se denominan de tal manera porque solo se presentan en los niños que están en edad de crecer, pero no porque crecer provoque dolor, pues el crecimiento en sí mismo no es un fenómeno doloroso.

Su origen es desconocido. Aparecen entre un 10% y un 12 % de los niños en edad escolar. Se caracterizan por dolor vespertino o nocturno, de intensidad moderada que despierta al niño y es de naturaleza imprecisa y cambiante, localizado en extremidades inferiores. Ceden fácilmente con los analgésicos habituales y desaparecen espontáneamente, con ausencia de dolor diurno.

El diagnóstico se realiza por exclusión a través de una historia clínica completa. Recordar que el niño con dolores de crecimiento, cuando se le pregunta dónde le duele, casi nunca refiere a un punto concreto doloroso, sino que lo describe con poca precisión, señalando difusamente con la mano el muslo o la pantorrilla. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.