Las expertas Miriam Al Adib y Diana Al Azem advierten: "La pornografía que ven los niños es explícita, dura, cosificante y violenta. No les enseña a vincularse con la pareja, sino a consumir"


Al ser un tema incómodo, parece que familias y sociedad miran para otro lado en lugar de abordar de frente el grave problema que supone el consumo de pornografía desde edades tempranas en la actualidad. Un nuevo libro ahonda en ello y ofrece herramientas para encarar la situación.


Miriam Al Adib y Diana Al Azem© Miriam Al Adib y Diana Al Azem
7 de octubre de 2025 - 12:00 CEST

Los estudios hablan de que los niños comienzan a consumir porno a los 10 años. Eso, en el mejor de los casos, porque otras investigaciones adelantan la edad a los 8 años. Es un grave problema social y familiar ante el que los expertos están advirtiendo desde hace tiempo. Pero ¿se están tomando las medidas adecuadas?

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Miriam Al Adib, ginecóloga, escritora, profesora y divulgadora, y Diana Al Azem, sexóloga, profesora, escritora y creadora de la Plataforma Adolescencia Positiva, han escrito Cuando la cigüeña empezó a ver porno (Ed. Alienta), una guía para padres de hoy que, por encima de la culpa, explora una realidad tan incómoda como cierta: el gran impacto que tiene el consumo de pornografía en todas las esfera del desarrollo de niños y adolescentes. Hemos charlado con ellas.

Para proteger a nuestros hijos de la pornografía los límites técnicos (controles parentales, tiempos de pantalla) ayudan, pero lo realmente decisivo es la relación que tengas con ellos

Miriam Al Adib y Diana Al Azem, autoras

El libro comienza indicando que la pornografía actualmente "ha eliminado cualquier rastro de erotismo para pasar a ser violencia filmada contra las mujeres". Y sin embargo, esos contenidos son de uso generalizado entre niños y adolescentes. ¿Son los padres conscientes del tipo de vídeos que consumen sus hijos?

Muchas veces, no. La mayoría de padres y madres saben que la pornografía existe, pero no son conscientes de cómo ha cambiado ni del nivel de violencia que transmite. Piensan que es parecido a lo que ellos conocieron en su juventud, cuando todavía había algo de erotismo. Hoy, la pornografía mainstream es explícita, dura, cosificante y, en muchos casos, violenta. Y ese es el contenido que están viendo niños de 10, 11 o 12 años como primer referente de sexualidad.

© Ed. Alienta

Una de las preguntas esenciales de la obra es cómo proteger a nuestros hijos sin parecer desconfiados ni invadir su privacidad. ¿Dónde está el secreto?

El secreto no está en espiar ni en controlar cada movimiento, sino en generar confianza desde muy pequeños. Si tu hijo o hija siente que puede contarte sus dudas sin miedo al juicio ni al castigo, ya has puesto la mejor barrera. Claro que los límites técnicos (controles parentales, tiempos de pantalla) ayudan, pero lo realmente decisivo es la relación que tengas con ellos. Que sientan que sus padres no son policías, sino aliados.

© AdobeStock

El impacto de la pornografía en menores no se circunscribe a la esfera sexual sino que va más allá, pues puede desensibilizarlos e interferir en el establecimiento de conexiones profundas. ¿Por qué sucede así?

Porque la pornografía no enseña a vincularse, enseña a consumir. Muestra cuerpos como objetos y relaciones basadas en la dominación, no en el afecto. Si ese es el primer modelo, el cerebro adolescente empieza a asociar la excitación con la violencia o la falta de empatía. A la larga, esto puede dificultar que entiendan el valor del respeto, del consentimiento y de la intimidad emocional. Se desensibilizan porque aprenden a mirar a la otra persona como un medio para su placer, no como alguien con quien compartir.

© AdobeStock

¿Cuál es la realidad de las chicas con respecto al porno: lo consumen igual que los chicos?, ¿en qué situación las coloca frente a la sexualidad?

Las chicas también consumen pornografía, aunque en menor medida y a menudo con motivaciones diferentes. Muchos chicos lo ven por excitación o por presión del grupo, mientras que muchas chicas lo hacen para “aprender” lo que se espera de ellas. Esto las coloca en una posición de desventaja: consumen un modelo que las cosifica, que normaliza la violencia contra las mujeres y que las lleva a compararse con estándares imposibles. El riesgo es que crean que su papel en la sexualidad es complacer, y no disfrutar ni poner límites.

Para los menores que hayan sido o estén siendo consumidores habituales de pornografía, ¿qué se puede hacer, y desde qué ámbitos, para revertir esos daños?

Primero, no culpabilizar. Es fácil caer en el enfado, pero eso solo genera más secretismo. Lo que necesitan es que les ayudemos a entender que lo que han visto no es real, y que la sexualidad sana se construye con respeto, cuidado y consentimiento. Desde la familia, la escuela y, si hace falta, la ayuda profesional, podemos trabajar para desmontar mitos, hablar de emociones, enseñar a gestionar la curiosidad y proponer alternativas de educación sexual positiva. Nunca es tarde para reconducir el aprendizaje.

© Getty Images

¿Cuáles son los indicadores que te señalan que es el momento de comenzar una conversación sobre pornografía con tu hijo?

En realidad, lo ideal es empezar antes de que haya señales, igual que hablamos de seguridad vial antes de cruzar solos la calle. Pero si vemos que muestran un interés excesivo por estar a solas con pantallas, que utilizan expresiones sexualizadas que no corresponden a su edad o que reaccionan con nerviosismo cuando preguntamos, son señales claras de que debemos intervenir. Y siempre es mejor con calma y sin acusar: preguntar qué saben, qué piensan y qué sienten sobre lo que han visto.

© Adobe Stock

Al margen de la pornografía, las canciones que escuchan ahora los más jóvenes están profundamente sexualizadas y recogen un papel pasivo de la mujer. ¿Qué hacer ante ello?

La música forma parte de su identidad, y prohibirla no funciona. Lo que sí podemos hacer es escucharlas con ellos, analizar juntos las letras y preguntarles qué piensan. Es una oportunidad para desarrollar espíritu crítico. Igual que enseñamos a leer entre líneas en un texto, tenemos que enseñarles a leer entre líneas en una canción: ¿qué idea transmite sobre la mujer?, ¿qué valores hay detrás?, ¿qué otra música podría inspirarles de forma más positiva? No se trata de censurar, sino de dar herramientas para que no interioricen mensajes dañinos.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.