Psicología

Ana Lucía Urrutia, psicóloga infantil: “Cada hijo necesita un estilo de crianza distinto según su temperamento”


La psicóloga explica por qué conocer el temperamento de cada niño y adolescente, más allá de su conducta, es clave para adaptar la educación y favorecer su desarrollo emocional


Ana Lucía Urrutia, psicóloga de niños y adolescentes© Ana Lucía Urrutia
15 de septiembre de 2025 - 7:30 CEST

Cada niño tiene un temperamento diferente. Incluso hermanos, criados exactamente igual, en la misma familia y el mismo entorno, se ve claramente, desde muy pequeños, que son muy distintos entre sí. Unos pueden ser más movidos y con más tendencia a frustrarse fácilmente, otros más tranquilos y conciliadores, unos parece que escuchan más a papá y a mamá y a otros les cuesta hacer caso… Son muy diversas las características relacionadas con el temperamento de cada niño y es necesario conocerlo y entenderlo muy bien, pues habrá que adaptar la crianza de cada hijo a ese temperamento.

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Por eso hemos hablado con Ana Lucía Urrutia, psicóloga de niños y adolescentes que ha estudiado ampliamente el temperamento infantil y fundadora de la comunidad Educación Emocional (@educacion_emocional2020). Urrutia da las claves para entender el temperamento infantil y explica qué han de tener en cuenta los padres para adaptar la educación de sus hijos en base a él.

No basta con aplicar únicamente las bases de crianza, necesitamos mirar más allá de la conducta y entender el temperamento del niño

Ana Lucía Urrutia, psicóloga de niños y adolescentes

¿Qué es el temperamento y cómo determina el comportamiento y la personalidad de los niños?

Como mamá de tres hijos con afinidades y desafíos distintos, y también como psicóloga infantil, he comprobado que no basta con aplicar únicamente las bases de crianza: necesitamos mirar más allá de la conducta y entender el temperamento como la raíz que explica gran parte de cómo un niño percibe y responde al mundo. Esta experiencia personal me llevó a profundizar en distintas teorías: he explorado desde el Eneagrama (un sistema de autoconocimiento que reconoce nueve tipos de personalidad) hasta propuestas clásicas sobre temperamento, y la más actualizada y fundamentada es la de los psiquiatras Alexander Thomas y Stella Chess, quienes dedicaron más de 30 años a estudiar cómo los niños expresan sus rasgos temperamentales.

El temperamento es el conjunto de rasgos innatos con los que nacemos y que marcan nuestra manera de reaccionar frente al mundo: el nivel de energía, la intensidad emocional, la facilidad para adaptarnos a cambios, la persistencia, entre otros. No es lo mismo que la personalidad (que se construye con la experiencia, la educación y el entorno), pero sí constituye la base sobre la cual la personalidad se va desarrollando. El temperamento influye en cómo un niño se relaciona, enfrenta retos, maneja sus emociones y aprende a autorregularse.

¿A qué edad empieza a hacerse patente el temperamento de un niño?

El temperamento se observa desde los primeros meses de vida. Bebés más tranquilos o más demandantes, más sensibles o más adaptables, muestran ya diferencias que no provienen de la crianza, sino de su biología. A lo largo de la infancia se hace más evidente y consistente.

¿Qué tipos de temperamento hay?

Antes se hablaba de los 4 temperamentos clásicos de Hipócrates (colérico, sanguíneo, flemático y melancólico). Hoy esa teoría está superada. La psicología moderna, con los estudios de Thomas y Chess, describe el temperamento a partir de 9 rasgos (actividad, adaptabilidad, intensidad emocional, regularidad, etc.), que en distintas combinaciones forman los estilos de temperamento en la infancia.

© Getty Images/Westend61

¿Hay que seguir pautas diferentes en la crianza de los hijos en función de su temperamento? 

Sí. Cada hijo necesita un estilo de crianza distinto según su temperamento. Thomas y Chess hablaron de 9 rasgos que nos muestran cómo es cada niño. La clave está en la bondad de ajuste: bajar expectativas y educar desde la comprensión. No es cambiar al hijo, sino acompañarlo desde quién es.

¿Es más difícil cuando el temperamento de los progenitores es opuesto al de los niños?

Sí, puede generar choques. Por ejemplo, un papá muy estructurado puede desesperarse con un hijo disperso, o una mamá muy tranquila puede sentirse sobrepasada por un niño de alta energía.

El temperamento influye en cómo un niño se relaciona, enfrenta retos, maneja sus emociones y aprende a autorregularse

Ana Lucía Urrutia, psicóloga de niños y adolescentes

¿Qué hacer en estos casos para criar a los niños de manera adecuada y construir y fomentar el apego madre/padre-hijo a pesar de esas diferencias?

Lo primero es reconocer y aceptar el temperamento del niño. Cuando los papás entienden cómo es su hijo y no esperan que reaccione como otro, se genera la bondad de ajuste. Eso facilita la crianza y fortalece el apego, porque el niño se siente comprendido. La clave está en ajustar expectativas, acompañar con paciencia y dar estrategias según sus necesidades, no a pesar de ellas, sino desde ellas.

¿Se puede cambiar el temperamento de un niño?

No, el temperamento no se cambia, porque es biológico. Lo que sí se puede es acompañar y moldear con herramientas, límites y experiencias para que el niño aprenda a regularse y usar sus rasgos a favor.

¿Es posible ayudar a un niño con un temperamento más desafiante o difícil a regular sus emociones y sus comportamientos?

Sí, totalmente. Algunas estrategias:

  • Nombrar emociones: poner palabras a lo que siente.
  • Modelar calma: los adultos muestran cómo autorregularse.
  • Anticipar cambios y dar opciones: esto reduce frustraciones.
  • Rutinas claras y límites consistentes: seguridad y contención.

En la adolescencia el temperamento se mezcla con la intensa búsqueda de identidad que caracteriza esta etapa

Ana Lucía Urrutia, psicóloga de niños y adolescentes

¿Cómo se manifiestan los diferentes tipos de temperamento en la adolescencia?

En la adolescencia, el temperamento se mezcla con la intensa búsqueda de identidad que caracteriza esta etapa (y sí, también con las hormonas haciendo de las suyas). Por eso, los rasgos temperamentales pueden volverse más evidentes, a veces como fortalezas y a veces como grandes desafíos.

¿Cómo criar a un adolescente de temperamento desafiante?

Con un adolescente desafiante lo más importante es la consistencia: límites claros, consecuencias firmes pero justas, y mucha paciencia. Validar lo que siente, negociar cuando se pueda y darle espacios de autonomía lo ayuda a sentirse respetado. La clave está en el equilibrio: ni mano dura todo el tiempo ni soltarlo por cansancio, sino acompañar con firmeza y afecto.

A mi me gusta decirle a los papás que “no se trata de apagar su fuerza, sino de ayudarle a usarla bien”.

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